Las cajas de compensación familiar están presentes en cada momento de la vida

Es un reto explicar en pocas palabras lo que significa una caja de compensación para los trabajadores, sus familias y la sociedad en general. Y lo es, en parte, porque los propósitos de estas instituciones son tan amplios y, a la vez, esenciales, que incluso abarcan las distintas etapas de la vida de una persona. Y esa profundidad, esa capacidad de tocar tantas vidas de maneras tan distintas, hace que ponerlo en términos simples sea todo un desafío.

Pero cuando las ideas escapan, es útil recordar que en lo complejo habita lo simple. Las cajas de compensación como Comfama son, en términos prácticos, instituciones financiadas por las empresas a las que las familias pueden acudir para apalancar sus sueños y mitigar sus penas en los distintos momentos de vida.

Imaginemos una familia que espera a su primer hijo. El acompañamiento de las cajas de compensación inicia en el vientre de una madre y se va extendiendo en la infancia para ayudar a los niños a crecer sanos y seguros, y a los padres en temas de crianza. Asistir a un preescolar, tener el esquema de vacunación completo y poder descubrir el mundo en un entorno seguro y enriquecedor, son algunos de los programas y servicios que ofrecen estas organizaciones.

Cuando las personas alcanzan la edad de la proyección de identidad y vocación, entre los 15 y los 19 años, las cajas busca ser brújula. A través de programas educativos, culturales y formativos, entre otros, orientan sus inquietudes, ayudándoles a hackear el contexto limitante para encontrar los intereses que puedan definir sus proyectos de vida.

En el inicio de la vida laboral, cuando el primer empleo abre las puertas a la autonomía económica, las cajas permanece cerca, ofreciendo capacitación y apoyo para que los jóvenes construyan su independencia financiera. Incluso están presentes desde el momento mismo en el que se conectan los talentos con las oportunidades laborales.

En el rito de paso de la conformación del hogar y, luego, en su consolidación, sigue el acompañamiento con asesoría financiera y programas de bienestar, recordando que el equilibrio emocional y la salud mental son fundamentales. Incluso los grandes sueños, como la compra de una vivienda, comienzan a parecer alcanzables con el respaldo de estas organizaciones, así como ir al sicólogo, tener finanzas saludables, practicar un hobby, viajar, alimentarse saludablemente, ejercitarse y entender que el ocio es fundamental para el ser humano.

En la jubilación, las cajas existen para ser un refugio y una guía. Este es un momento de plenitud, de cosechar el fruto de los años y descubrir nuevas pasiones. Estas organizaciones responde con programas que invitan a redescubrirse y a aprender de nuevo, recordando a cada persona que nunca es tarde para explorar intereses. Y luego, cuando necesitamos de otros y de un cuidado digno, responsable y respetuoso, estas instituciones continúan presentes.

Progresar no es, en realidad, un sendero lineal ni predecible; se asemeja más a una espiral que exige adaptarse, subir y bajar en distintos momentos de la vida. Comfama comprende que cada individuo sigue un ritmo propio, con aspiraciones y desafíos distintos. Pero lo que no cambia es el acompañamiento a lo largo de tiempo.

Y así como el ser humano transita etapas y construye su futuro desde el presente, las organizaciones también lo hacen. Este 2024 Comfama está celebrando 70 años. Esta caja de compensación que nació gracias a la voluntad de sindicatos, trabajadores y 46 empresas, terminó por convertirse en la semilla del Sistema de Compensación Familiar. Una institución de 7 décadas que es escalera de movilidad social para 4,4 millones de personas de todas las edades y momentos de vida.