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En 65 años, el gremio ha impulsado el fortalecimiento del marco legal del sector, el mejoramiento y acceso a la vivienda y creó Coordenada Urbana
Una de las historias gremiales más interesantes en Colombia es la de Camacol (Cámara Colombiana de la Construcción) porque ha ido de la mano con la adquisición y la mejora de vivienda para los colombianos. La trayectoria de este gremio suma 65 años, un período en el que han contribuido a la construcción de más de 6 millones de viviendas, propiciando bienestar a más de 20 millones de personas.
Camacol nació en 1957 con la visión de plantarle cara a los problemas de la contratación pública y cambiar paradigmas de la arquitectura colombiana de mediados del siglo XX, con por ejemplo las edificaciones en altura, que transformarían el paradigma de hacer ciudad.
Mientras en 1957 en el mundo Eisenhower lograba un segundo período como Presidente de Estados Unidos y se ponía en órbita el primer satélite artificial de la tierra por la antigua Unión Soviética, en Colombia se trazaba la ruta del gremio constructor, que no solo transformó el rostro de las edificaciones, sino que además se convirtió en uno de los sectores de mayor generación de empleo y de gran contribución en el crecimiento del PIB, como lo evidencian los indicadores de la economía a lo largo de estos años.
Por ejemplo, en la última década, las personas empleadas en la construcción pasaron de 1,2 millones de trabajadores en 2012 a 1,7 millones en 2022; los desembolsos para la adquisición de vivienda pasaron de $11,5 billones a $24,1 billones, un alza de 108%; y la cartera hipotecaria como porcentaje del PIB pasó de 4% a 7,1% en ese mismo período.
Según destacó Camacol, la producción en el sector edificador de la última década es equivalente a 70% del PIB de un año; y datos más puntuales indican que mientras entre el período de 2001 y 2010 la producción de edificaciones en billones acumulados a precios constantes de 2021 fue de $662 billones, esa misma cifra entre 2011-2020 subió a $825 billones.
En el transcurso de estas seis décadas de historia, que se gestaron gracias a la unión de los empresarios Alberto Vásquez Restrepo, Juan Parra Pérez y Bernardo Naranjo, más de 27 millones de colombianos se han favorecido con la evolución del sector constructor.
Fue en 1961 cuando empezó a germinar los resultados de la decisión gremial de unir a los profesionales de la construcción en un gremio, es por ello, que se da lugar a la cuarta asamblea general de Camacol. Entre las principales conclusiones del encuentro se habla de los nuevos tipos de vivienda y del metraje, así se inicia una época para el país, en donde las obras de construcción y el trabajo a nivel institucional brilló por su gestión en medio de la escasez de cemento, la reducción de insumos como tuberías.
Otro de los desafíos del gremio llegó en 1991, cuando se definió el nuevo marco de la VIS, en una época de sobresaltos con una inflación creciente que dejó mella en esos últimos 20 años. Las fluctuaciones de los indicadores económicos, como el dólar, entre otras variables, tuvieron efectos de impacto sobre el sector, tanto así que en las páginas de los tabloides en 1998, apareció una de las noticias de incidencia en el crecimiento económico: la crisis del Upac, que afectó a deudores.
En medio de las circunstancias del ámbito nacional el gremio siguió avanzando, dicen los protagonistas de esta actividad. Entre los logros destacan la creación de Expoconstrucción y Expodiseño (de la mano de la regional Antioquia), y la puesta en marcha del sistema de información Coordenada Urbana, donde hay cerca de 26.000 proyectos registrados y se hace seguimiento mensual a cada proyecto.
Forero, un liderazgo de casi dos décadas en el gremio
“La decisión es producto del deseo personal de emprender nuevos proyectos profesionales en vivienda, ciudad y género, desde otros frentes distintos”, fueron las palabras de Sandra Forero, la presidente ejecutiva de Camacol, quien ayer oficializó su retiro de la Cámara Colombiana de la Construcción. Fueron 12 años en la presidencia ejecutiva del gremio, más otros cinco años a cargo de la seccional de Bogotá y Cundinamarca. “Esto no tiene nada que ver con la reforma tributaria o con la gestión gremial. Voy a estar trabajando hasta el último día”, dijo.
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Esta suspensión podría afectar también el empleo; según estimaciones de las compañías, se llegarían a perder entre 80.000 y 85.000 puestos de trabajo