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La científica Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, sostuvo que el mayor reto medio ambiental está en la biodiversidad
Revivió el debate medio ambiente vs. sector productivo. Colombia se mantiene como uno de los países menos contaminantes del mundo: representa solo alrededor de 0,6% de las emisiones globales y ocupa la posición 144 entre 184 naciones. Según el Global Carbon Project, es uno de los que menos toneladas de CO2 aporta por habitante, con 1,8 toneladas al año. Y vienen bajando. Aún así, lo que crece en víspera electoral son voces que plantean adoptar una postura ecológica más radical. La bióloga Brigitte Baptiste, como una de las mayores autoridades en el espectro medio ambiental, tiene algo que decir.
La rectora de la Universidad EAN se desmarca de visiones simplistas en la discusión: dice que la minería no es tan grave como la pintan y que no se puede cerrar la puerta al petróleo. Sentencia que los mayores retos son la deforestación y la biodiversidad, y que se necesita un reporte general nacional de la sostenibilidad por sectores.
¿Cómo ve al país en materia de medio ambiente?
Colombia ha hecho avances muy significativos en la adopción de lineamientos de sostenibilidad para las empresas, y también en política pública. Se ve es que las empresas han sido mucho más ágiles en general en adoptar estos indicadores y parámetros de sostenibilidad, especialmente los que tienen que ver con ajuste a sus políticas de energía, transición hacia producción más limpia, y temas de carbononetrualidad. La adaptación al cambio climático es un elemento que ha hecho movilizar mucho las organizaciones. Colombia marca la pauta en Latinoamérica en muchos de estos temas.
¿Ratifica lo que dice el presidente Iván Duque, de que somos líderes en el tema?
Los compromisos que ha adquirido el país en los ámbitos internacionales, el Acuerdo de París y en Glasgow, son muy ambiciosos. Y son compromisos que se han venido tejiendo en la conversación entre los actores públicos y privados. Cuando el Presidente llega a estos niveles de ambición, a un compromiso abierto, tiene un respaldo muy grande por parte de los empresarios; aún cuando se sepa que los esfuerzos de inversión y de ajuste van a ser importantes. Por supuesto, lo que hay que tener en cuenta es mantener un balance entre la ambición y la posibilidad. La ambición no puede romper el saco porque si no, nos quedamos sin el pan y sin el queso.
¿Qué ha funcionado en Colombia, y qué se necesita?
Estamos viendo la adopción de políticas de sostenibilidad por parte de muchas empresas, incluso ahora de asociaciones y gremios enteros. Eso es muy importante. Los gremios pueden crear economías de escala para la transformación de políticas, y también crear parámetros comunes y con ellos negociar en espacios internacionales o gubernamentales. La adopción de las políticas y el reporte del avance en sostenibilidad, que ya se está convirtiendo en una cultura corporativa, son elementos a destacar. Hay que recoger todos estos reportes de sostenibilidad, que se están haciendo en distintos ámbitos de monitoreo, y consolidar un informe nacional de sostenibilidad por sectores, y general para la economía nacional. Va a ser uno de los elementos centrales del próximo gobierno, y sobre todo de las asociaciones nacionales: la Andi, Fenalco, Acopi, y en general todas las organizaciones que ya están en capacidad de generar y reunir números. Para mirar cómo los entendemos, los interpretamos, y cómo fortalecemos a partir de ello las inversiones privadas y públicas en sostenibilidad.
Una visión más integral...
Los indicadores existen; en carbononetrualidad han ido avanzando, en transición a energías limpias. Están los indicadores de avance en adopción de energías que vienen tanto del gobierno como de las empresas. Pero nos faltan muchos sectores que tienen una perspectiva más amplia, otro tipo de indicadores. Vimos en el foro LR al sector de la construcción, que definitivamente tiene un impacto muy grande en los temas climáticos a través del uso masivo de concreto, acero, la ocupación de espacio, cambio de uso del suelo, en fin. Es un sector que tiene cada vez más una perspectiva clara de su papel en las transiciones ecológicas. Tenemos el sector minero-energético, específicamente el minero, donde algunas empresas están liderando el trabajo pero no hay una perspectiva consolidada de sostenibilidad asociada con la actividad. El Ministerio de Ambiente ha jugado un papel muy importante en convocar y consolidar hojas de ruta.
¿Se debe acabar el petróleo?
Creo que el petróleo hay que utilizarlo, y ser muy responsables, cada vez más responsables, en términos del uso de los recursos que nos están llegando. Ecopetrol anunció un buen desempeño; hay que ver junto con ese desempeño cuáles son los niveles de inversión en construcción de sostenibilidad. Ecopetrol ha sido una empresa extremadamente responsable en ese sentido. Las energías alternativas irán llegando poco a poco, en la medida que el mercado les vaya abriendo espacio, y algunas políticas específicas permitan que llegue a sitios donde no es factible el uso de otras alternativas. La canasta energética colombiana está funcionando muy bien. No hay necesidad de matar el pollito sano para darle caldo al pollito enfermo. Lo que hay que hacer es garantizar un flujo de capitales entre los subsectores de la energía para que la transición se dé de una manera satisfactoria y sin sobresaltos.
“En el sector minero falta una mirada consolidada de sostenibilidad”
¿Cuál es entonces el principal reto del país en la materia?
Indudablemente la deforestación. El control de la deforestación y del uso ilegal de recursos mineros, que es un tema desastroso que produce una contaminación terrible y una descomposición social muy preocupante. La deforestación es muy grave porque Colombia, siendo el país de la megadiversidad, está sacrificando su capital y su patrimonio para los próximos 1.000 años. Eso es mucho peor que acabar con los depósitos de petróleo, que sabemos que son limitados, o con el carbón, que también es limitado. Porque la biodiversidad una vez extinguida no vuelve a aparecer.
No podemos tratar los bosques como recursos no renovables. Habrá que desarrollar toda una cruzada, normativa, operativa, con todos los sectores de la sociedad para frenar la deforestación. Está muy asociado con el tema del control a las plantaciones de coca y de uso ilícito, y tiene que ver con un problema de orden público, un problema de control territorial que habrá que mirar si logramos abordarlo desde otro punto de vista. Realmente no hemos logrado en 30 años disminuir el impacto de las mafias en el control territorial, por el contrario pareciera que estamos perdiendo la batalla. Los temas de legalización de los cultivos de uso ilícito al menos en esa fase de la producción podrían ser interesantes para considerar.
¿Cómo balancear el tema de producción y cuidado ambiental, en particular, en minería?
La minería ha sido muy estigmatizada en la medida en que sus efectos en el territorio son muy visibles a escala local. Se genera la impresión de que es uno de los factores de degradación ambiental más críticos, pero no es cierto. La minería tiene impactos muy puntuales, y en la medida que se formaliza está sujeta a una cantidad de controles y normas muy importantes de parte de la autoridad ambiental. Estamos en mora de construir una nueva forma de contar a los colombianos qué significa hacer minería en el territorio de la biodiversidad, obviamente con el apego a todos los derechos de comunidades.
¿Colombia no debe renunciar a usar sus recursos?
No veo por qué habríamos de hacerlo, sobre todo porque no somos un país que contribuya significativamente a las emisiones de CO2, y que tiene una matriz energética sana. Incluso el carbón térmico lo vamos a necesitar para momentos de nuestra historia en el futuro. De resto, no veo cómo dejar de extraer el oro, extraer las esmeraldas, extraer los minerales valiosos, represente una ganancia ambiental.
¿Cuál sería entonces su llamado a los empresarios?
Invitaría a trabajar con una perspectiva cada vez más gremial, para poder generar sinergias, entrar en los circuitos de la economía circular, y poder integrar un poco mejor las consideraciones de cambio climático a las de protección y uso sostenible de la biodiversidad. Los empresarios han avanzado mucho en los temas climáticos y de energía, pero todavía no han entendido el tema de la biodiversidad a fondo. Ese sería el paso siguiente.
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