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Las viviendas construidas son bioclimáticas, tienen paneles solares y sistemas de recolección de aguas lluvias para su utilización
El costo de la construcción de una vivienda se ha puesto sobre la mesa, luego de que el presidente Gustavo Petro advirtiera de posibles sobrecostos en las casas entregadas en Providencia y Santa Catalina a los damnificados del huracán Iota.
El Consorcio Providencia, en el que participan las constructoras Marval, Amarilo y Bolívar, entre las más grandes del país en un sector que movió $22,5 billones y creció 22% en 2021, respondió precisando detalles "a propósito de las legítimas inquietudes del nuevo Gobierno Nacional y de la opinión pública".
El valor final por cada vivienda es de $640 millones por unidad.
La polémica se ha encendido por un precio que muchos consideran alto, teniendo en cuenta que, por ejemplo, el valor máximo para una casa de interés social es de $150 millones.
Según las empresas, "el diseño, área y acabados no corresponden al de una vivienda de interés social". Ello teniendo en cuenta que son sismorresistentes y construidas en una isla, bajo condiciones especiales.
Y sostienen, además, que de dicho valor "no queda ganancia alguna para el consorcio, porque se trata de un trabajo gratuito del cual no se cobran honorarios".
Lo primero que señalan en un comunicado formal es que "el 18 de febrero de 2021, bajo la urgencia de resolver la precaria situación que vivían los damnificados, se firmó un contrato de obra bajo la modalidad de administración delegada a título gratuito. Es decir, que se ponía a disposición toda la experiencia y capacidad de los constructores sin recibir dinero por concepto de honorarios y sin orientar la gestión a obtener retribución económica ni utilidad dineraria alguna".
Sobre los costos, explican sobre las 330 viviendas nuevas que cada una representa una obra distinta, al quedar en predios diferentes.
"Esto ha implicado un proceso completamente diferenciado para cada vivienda y la apertura de 330 frentes de trabajo y procesos administrativos independientes; lo cual se complejiza aún más porque en la isla existen otros programas públicos de reconstrucción y/o reparación de viviendas, así como otros proyectos de infraestructura que han dificultado la contratación de mano de obra local, situación que conllevó incurrir en mayores costos de traslado de personal, asumiendo su hospedaje, alimentación e hidratación".
De las 330 viviendas, 208 tienen 111 metros cuadrados, y 122 cuentan con 87 metros cuadrados.
Según precisan, su infraestructura consta de una estructura en acero galvanizado pernado. Esto, para evitar el impacto de la corrosión. Cuentan además con muros en concreto reforzado con microfibras y macrofibras, diseñadas para soportar vientos de hasta 250 kilómetros por hora y con una vida útil cercana a los 50 años.
"Es decir, son viviendas tipo refugio, diseñadas para salvaguardar la vida de los habitantes de Providencia ante futuros fenómenos naturales. La viviendas Consorcio Providencia también son bioclimáticas, con paneles solares y sistemas de recolección de aguas lluvias para su utilización", afirman las empresas.
Las viviendas tienen un peso de 75 toneladas. Para transportar los materiales hasta la isla, según las compañías, se debe contar con ocho contenedores de 20 pies y/o 10 toneladas. "Esta ha sido una de las condiciones que más altos costos ha representado para la construcción de las viviendas", dice el consorcio.
Para la construcción, todos los materiales debieron ser transportados por tierra hasta el Puerto de Cartagena, desde donde salieron por vía marítima. Desde allí el recorrido es de otros 800 kilómetros para desembarcar en el único muelle que tiene en funcionamiento Providencia.
A las complejidades anteriores se le suma las demoras de descarga del material, la pandemia, la crisis de escasez de acero a nivel mundial, la falta de contenedores de transporte marítimo y la falta de mano de obra cualificada. Por otra parte, al inicio de las obras se presentaron dificultades técnicas con la identificación de los terrenos, la falta de disponibilidad de agua potable para los trabajadores y otros procesos de construcción; falta de alojamiento para el personal técnico, entre otros
Lo anteriormente dicho ha generado el valor final por cada vivienda, según el Consorcio.
Según lo que explica el Consorcio de los 330 lotes de terreno que se les estregaron para la ejecución de las labores de construcción, se han entregado ya 215 viviendas nuevas para ser habitadas por las familias de las Islas de Providencia y Santa Catalina, con proyecciones de culminar la fase de construcción en la tercera semana del mes de octubre del este año.
Cabe resaltar que, por la naturaleza del contrato que se firmó entre el Consorcio de Providencia y el Gobierno Nacional, este ejerce como mandatario del contrato, siguiendo las instrucciones de sus contratantes, Findeter y Fiduagraria.
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