“Hacer periodismo de calidad cuesta y hay que pagar por tener esa información”

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Directora de El País de Cali, María Elvira Domínguez, es la nueva presidenta de la SIP

Con la posesión de María Elvira Domínguez, directora de El País de Cali, como la nueva presidenta de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Colombia no solo suma ya tres presidencias en dicho ente internacional (la de Luis Gabriel Cano en 1996-1997 y la de Enrique Santos Calderón en 2008-2009), sino que además pone a la cuarta mujer en ocupar este alto cargo en toda la historia de la SIP. Las tres primeras fueron dos norteamericanas y una puertorriqueña.

Además del obvio reto de defender la libertad de prensa, la defensa de los periódicos en medio de una era digital será otro de los desafíos que deberá asumir la también gerente general del medio caleño.

¿Cuáles son los frentes donde la SIP trabajará en 2019?
Continuaremos pronunciándonos sobre las restricciones a la libertad de expresión, donde quiera que ellas se presenten. También seguiremos apoyando a los medios de comunicación en aquellos países donde el derecho a la información ha sido menoscabado y las libertades cercenadas, como en Nicaragua y Venezuela. También estaremos muy atentos a maniobras de tipo legal y judicial, proyectos de ley o cualquier intento gubernamental que contenga aspectos que podrían limitar la libertad de prensa en otros países.

Otro de los frentes es la era digital que deja la pregunta: ¿Se acabarán definitivamente los periódicos?
El oficio del periodismo jamás acabará. Mientras exista el periodismo de calidad, riguroso y apegado a la verdad, los medios perseverarán sin importar la plataforma. Como dijo el publisher inglés Robert Murdock: internet es una amenaza para la industria del papel, no para los medios de comunicación serios.

¿Qué hay que reformular en la manera en como hoy se hace periodismo para no ser testigos de la “muerte de la prensa”?
Los medios de comunicación y la prensa existirán en la medida en que no pierdan de vista la seriedad, la rigurosidad de la información, la independencia y, por supuesto, la permanente búsqueda de la verdad. El mejor blindaje para esta industria es hacer periodismo de calidad. De hecho, ante la avalancha de información que están generando las redes sociales, y ante el peligro latente de las ‘fake news’, las audiencias están buscando marcas periodísticas reconocidas y tradicionales para informarse. Estoy convencida de que la prensa está más viva que nunca.

¿Qué futuro tiene la prensa?
Los medios impresos continuarán siendo una de las plataformas de la oferta de contenidos transmedia. El periodismo impreso es y seguirá siendo el medio de mayor trascendencia. Sin duda, seguirá jugando un papel fundamental. Insisto, las audiencias cada vez se refugian más en las marcas periodísticas consolidadas para acceder a una información veraz.

Los periódicos ya no invierten en infraestructura ¿en qué invierten hoy en día?
En nuevos modelos de flujos de trabajo en las salas de redacción, en plataformas digitales y en el conocimiento de nuestras audiencias. Aspectos como la inteligencia y la gestión de audiencias se convierte en un factor clave de éxito para llegar de manera más eficiente a los lectores. Y, por supuesto, en el talento humano. Hoy más que nunca las empresas periodísticas requieren de reporteros escépticos, críticos e incisivos que no descansen hasta escudriñar la verdad. Hacer periodismo de calidad es muy costoso.

La publicidad en medios impresos va disminuyendo cada vez más, ¿de dónde sacar recursos para seguir funcionando?
Claro. La composición de los ingresos en los medios impresos viene cambiando en los últimos años. Las empresas debemos ajustarnos a esa realidad e invertir. La gente debe entender que hacer periodismo de calidad cuesta y debe estar dispuesta a pagar por tener acceso a esa información.

¿Qué desafíos plantea la era digital en términos de libertad de prensa y fake news?
Los medios de comunicación, y en particular los periódicos, tienen la oportunidad de reivindicar su rol como difusores de la verdad. Es imposible detener la información de toda índole que circula en redes sociales. Pero es deber de los medios serios y rigurosos legitimar el acontecer.

¿Qué papel juegan empresas como Facebook y Twitter en la era de la información actual: ayudan o desfavorecen?
Ambas cosas. Por un lado, ayudan, porque acercan a los medios a las audiencias, contribuyen a que podamos tener un mejor conocimiento de ellas. Pero por otro, la falta de filtro y de verificación de la información que circula, aunque sin duda contribuye a democratizar la información, también es la raíz de todas esas noticias falsas que se reproducen como una metástasis.

¿Debería haber mayor regulación frente a estos actores en la era de la información?
Las redes no se pueden regular, porque su esencia es precisamente la libertad. Lo que deben hacer las audiencias es cerciorarse de la veracidad de lo que se informa en esas redes. Por ejemplo, verificar la cantidad de seguidores que tiene una cuenta, porque las cuentas falsas suelen tener muy pocos seguidores. Las audiencias deben estar muy atentas y no tragar entero.

A pesar de que Colombia quiere respirar “aires de paz”, los periodistas son amenazados por lo que llegan a publicar ¿hacer prensa es hoy en día una actividad insegura?
En nuestro continente el ejercicio del periodismo es difícil. Hay demasiados enemigos de que se visibilice y se denuncie la verdad.

¿Qué tanto se han politizado los medios impresos en Colombia?
Creo que al contrario, la tendencia de los medios en el país es a despolitizarse. Casi todos los periódicos nacieron como apéndices de los partidos políticos, pero cada vez son más independientes. Lo que no quiere decir que no tengan una ideología y una forma de ver la realidad. Lo deseable en una democracia es que haya medios que se identifiquen con las diferentes vertientes ideológicas. Pero al final, los medios saben que su único compromiso es con las audiencias.

Además de Venezuela, ¿qué otros países de la región presentan un
alto riesgo para la liberta de prensa?
Países como Honduras y México, donde el ejercicio del periodismo sigue cobrando vidas. Y Cuba, donde la libertad de prensa ha estado secuestrada desde el siglo pasado.