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La alta oferta versus la demanda y la falta de un plan para el manejo de estos elementos son algunos de los problemas del mercado
Como si hubiese salido de una película de ficción, la pandemia obligó a todos a guardar distancia y a usar tapabocas. Sin embargo, este implemento de protección, que si bien se ha vuelto vital, también ha tenido implicaciones para el mercado que van desde lo económico hasta lo ambiental.
Empecemos por este último punto. La industria y los comercializadores no se prepararon para la contaminación y el aumento de residuos que dejaría una mayor producción de tapabocas. Statista registra que se fabricaron 52 billones en 2020 y de ese total 1,6 billones estarían en los océanos.
“Los tapabocas se volvieron un producto de uso diario, pero mal manejados pueden acumular virus (no solo el Sars Cov-2) que podrían propagar a la cadena que se encuentra en el proceso de desechos: la persona que recoge la basura, el reciclador de oficio, las personas del relleno sanitario e incluso al interior del hogar”, dijo Mauricio Abondano, gerente de negocios de Ática, empresa experta en gestión de residuos.
El problema es la falta de un plan de manejo de los residuos. Por ejemplo, en el país, la única directriz al respecto es la Resolución 666 de 2020 en la que se determina que los tapabocas son desechos ordinarios y se deben arrojar en doble bolsa negra.
Un solo tapabocas puede tardar en descomponerse más de 450 años, mientras que la bolsa en la que se empacaría lo hace en 20 años. Precisamente, por ese mal manejo el porcentaje que ha llegado al océano.
“Si no se usa un tapabocas reutilizable, de tela, con el desechable lo ideal sería destruirlo, en caso de que no, tomarlo por la tirillas y hacer un rocío de alcohol para desactivar el riesgo biológico que puede estar en el tapabocas, así como depositarlos en la caneca correspondiente”, añadió Abondanado.
El segundo lunar en las ventas de tapabocas está en el tema comercial y en la rentabilidad. No solo los fabricantes existentes aumentaron su producción, sino que otras empresas, como la colombiana Cuero y Moda, le apuntaron a este producto como un salvavidas para sostenerse, el cual no fue del todo exitoso.
“En nuestro caso, las ventas nunca fueron las esperadas. La competencia y el exceso de tapabocas importados perjudicaron a productores como nosotros. Las ventas han sido muy bajas, a tal punto que no recuperamos ni 10% de la inversión”, contó Diego Abril, director financiero de Cuero y Moda.
Solo en 2020 se acumularon 300 registros sanitarios para fabricar y vender el producto y otros 76 para importar y vender, además hubo importaciones por US$443,6 millones, según cifras del MinCIT y la Andi.
Después del repunte en las importaciones de febrero, mes en que se presentó un nuevo pico de la pandemia, la cifra se ha mantenido constante y a corte de agosto la cifra bajó estrepitosamente a US$17,4 millones en la compra de productos extranjeros.
Pese a que la demanda continúa estable por las medidas de bioseguridad vigente, la amplia oferta del producto ha afectado a los comercializadores, incluso, a empresas como Totto que se enfocaron en los productos reutilizables y de menor impacto.
“Hemos empezado a minimizar la producción de la línea. La compañía proyecta poner en el mercado el mismo número de unidades versus 2020, unas 300.000”, comentó la marca.
La demanda de tapabocas
Bionexo, marketplace de productos de salud, informó que solo en 2020 la solicitud de tapabocas por su portal aumentó 18% con 4,8 millones de unidades. Para este año a corte de octubre la cifra llegó a 3,2 millones de unidades entre las categorías: N95, elásticos, de tiras, descartables quirúrgicos y desechables de válvula. "En 2020 a pesar que se incrementó el valor transaccionado al interior de la plataforma, se llegó a tener desabastecimiento a nivel nacional y hasta mundial de todas las referencias", concluyó Luiz Reis, director de Crecimiento de Operaciones Internacionales Bionexo Latam.
De acuerdo con la Comisión de Regulación de Comunicaciones, en Colombia se registran 1.167 sitios en 22 ciudades con la tecnología de 5g
Adriana Guillén, presidenta ejecutiva, señaló que para la vigencia 2025 se tiene una disponibilidad de 65.000 subsidios anuales
La compañía dijo que el proyecto tendrá un plazo de finalización de un año, pues se espera que se entregue a inicios de 2026