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Un proceso de este tipo contempla, primero, el pago de pasivos con los acreedores y deja en la escala final a los usuarios afectados
Empieza el segundo puente del año y a solo dos 15 días de Semana Santa, la Aeronáutica Civil tiene aún en suspenso la decisión sobre la posible integración entre Avianca y Viva Air. Entre tanto, sobre la aerolínea que está sometida a control pesa una solicitud de reorganización empresarial, la cual, sin capital fresco, podría terminar en un proceso de liquidación inminente.
Esto podría implicarle a Avianca el pago de varias cuentas de la ‘low cost’. “Si de verdad Avianca se integró con Viva y la orden del cese de actividades del 27 de febrero vino de Avianca, entonces esta aerolínea podría responder por muchos de los pasivos de Viva”, apunta Andrés Palacios Lleras, experto en Derecho de la Competencia y profesor de la Universidad del Rosario.
“En la liquidación, todos recuperarían lo que les deben con los activos y derechos a favor de la empresa. Lo poco que se sabe supone que Viva no tiene con qué pagar y Avianca sería determinante”.
“La compañía no tenía los recursos suficientes para devolver a los pasajeros el dinero de la compra de los tiquetes, así como tampoco tiene el capital suficiente para volar”.
El camino para surtir este proceso y sanear los cerca de $4 billones que adeudaba la compañía hasta antes de suspender operaciones podría tardar entre uno y dos años. Los procesos de liquidación tienen dos grandes fases: en la primera se determinan los pasivos y activos de la compañía, y en la segunda se venden los activos y se paga a los acreedores.
Palacios Lleras enumera cinco pasos que tiene este proceso y en los que, eventualmente se podría ver envuelto Avianca. El primero determina si se cumplen o no las condiciones de ley para que se dé una liquidación. En caso de que se apruebe, la Superintendencia de Sociedades deberá nombrar un liquidador.
El segundo paso consiste en la organización de todos los acreedores con sus respectivas deudas. Acto seguido se realiza el inventario de los bienes y obligaciones y se procede al pago de las deudas y cobros de derechos a favor hasta la disolución de la sociedad.
Diego Márquez Arango, director de MQA Abogados, explica que los tiempos dependen de la cantidad de acreedores, activos y deudas que tenga una compañía. “Si fuera, por ejemplo, una sociedad con un solo empleado sería muy rápida. Si es una ferretería, que tiene mucho en inventario, no sería tan rápido. Una liquidación de una aerolínea en general tomaría mucho tiempo porque toca resolver muchos asuntos: empleados, temas tributarios, proveedores, el asunto de las aeronaves”, indica.
Trabajadores, pasajeros y acreedores tienen que hacer fila para que les paguen lo que les deben. La empresa aérea se acogió a un Proceso de Recuperación Empresarial (PRE) en el que negoció 18% de su deuda y anunció esta semana la inclusión de más acreedores. Si los activos no son suficientes para atender todos los pasivos, se pagará hasta donde alcance en el orden descendente.
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