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Cesvimap, centro de investigación en movilidad de la aseguradora Mapfre, les da tratamiento de fin de vida a 2.000 autos al año
A veces, la pérdida total para los carros no es tan total ni tan pérdida; a veces significa una segunda vida en el mercado.
BMW y KIA eléctricos con sus parachoques hechos añicos, Mercedes y Porsche con el panorámico destrozado, yacen en lo que aparenta ser un cementerio de modelos que alguna vez fueron cero kilómetros. Hay centenares en las áridas planicies de Ávila, en la comunidad de Castilla y León en España, una ciudad abrazada por murallas medievales a unos 50 minutos de la capital Madrid.
En realidad esperan su turno en el laboratorio de la aseguradora Mapfre. Unos se transformarán en objeto de estudio; otros serán despiezados hasta la más pequeña tuerca, y todos los repuestos y partes rescatables serán clasificados y etiquetados por brazos robóticos en un almacén de repuestos automatizado de 60.000 metros cúbicos, sincronizado con un marketplace digital.
Allí se procesan al año unos 2.000 carros que han sufrido accidentes y son declarados en pérdida total. A cada uno se le logran rescatar unas 30 piezas, que vuelven al mercado. Cesvimap es el nombre del complejo de investigación de Mapfre, que integra a la central automatizada Cervirecambios como uno de sus ejes.
Mapfre es líder en el mercado asegurador de vehículos en España y tiene una importante participación global: alcanza más de 14 millones de carros asegurados en el mundo.
“El 70% de las partes que recuperamos las vamos a vender. Mapfre tiene el mayor número de coches asegurados en España. Trabajamos en sinergia y esto es materia prima para el centro de investigación”, dijo Pablo López Izquierdo, director de Cervirecambios.
Explicó que a los carros primero se les hace un proceso de limpieza y descontaminación de líquidos. Un equipo de expertos clasifica las que están por buen estado apoyados en sistemas, y se comercializan con ventas online por lo que se despachan directo para entrega a los clientes sin pasar por vendedores. Ese “tratamiento de fin de vida del vehículo” se les ha aplicado a 48.149 vehículos. En el año, van 360. Y en total se han vendido 7.237 piezas.
Una vez autorizada la venta, se activa un sistema de rieles para obtenerla de la bodega, que almacena más de 60.000 partes, y despacharla. Tableros, puertas, etc. Una cámara verifica el código de barras, y salen.
Para el precio, la aseguradora calcula un porcentaje sobre la pieza nueva y toma en cuenta parámetros como los kilómetros recorridos y el factor demanda. López Izquierdo aclaró que la empresa indemniza a los propietarios con el valor de los restos de los vehículos tras la declaración de pérdida total, y luego Cervirecambios reporta a Mapfre parte de la ganancia que obtiene por la venta de piezas.
Todo es parte de un ciclo que incorpora 110 investigadores, ingenieros y técnicos, y que responde a una visión de circularidad y sostenibilidad de Mapfre, compañía que reportó en 2021 un crecimiento de 7,2% en sus ventas globales, y anunció su propósito de lograr a 2030 neutralidad global de emisiones en los países en que opera.
No lejos de allí, está el edificio principal de Cesvimap, donde se les hace ‘investigación forense’ a los carros estropeados, y toman lugar las mayores investigaciones sobre accidentes de los vehículos más populares en el mercado. Según el reporte de la compañía, al neutralizar cualquier posible impacto medioambiental de los vehículos declarados pérdida total y ofrecer una segunda vida a sus piezas mediante un sistema automatizado, se ha contribuido a evitar la emisión de 50.000 toneladas de CO2.
“Con todos los paragolpes que hemos recuperado podríamos llenar 5 millones de piscinas olímpicas”, dijo Rubén Aparicio Mourelo, subdirector general de Cesvimap. Este funciona desde hace 37 años como la matriz de inteligencia que arroja información para las sedes de Mapfre en el mundo, que además de Colombia están en México, Perú, Estados Unidos, entre otros.
Todo comienza con pruebas de choque (crashing test) que se realizan, principalmente, para calcular los costos de reparación y tasar los seguros. Al año están chocando unos 25 vehículos, especialmente los más vendidos en el mercado. Con ayuda de cámaras de alta velocidad, también enfocan la investigación hacia la disminución de la tasa de accidentes, la definición de procesos de reparación más eficientes; y, por supuesto, “permitir a Mapfre ofrecer primas de seguro más competitivas”.
Aparicio Mourelo explicó que Mapfre es la única aseguradora que está realizando este tipo de estudios en el mercado hispano, y que la información que produce el centro de investigación en movilidad es compartida con las centrales en el mundo. Con la tecnología de simulación de accidentes se sustentan más de 5 millones de peritaciones anuales y consultorías. La división está facturando alrededor de 4 millones de euros al año. Las estimaciones son apoyadas con sistemas de Inteligencia Artificial.
Además de chocar 25 de los carros más vendidos al año, Cesvimap también es el primer centro que está poniendo a prueba los sistemas Adas (Advanced Driver Assistance Systems) de seguridad asistida, como frenado autónomo, con ensayos en pistas reales con dummies. Todo para evitar que más Porsche, BMW y KIA terminen en el cementerio. O para darles una segunda vida lo más rentable posible.
Así funcionan los crashing test que se realizan en Cesvimap
La aseguradora compra los vehículos, teniendo en cuenta las tendencias de venta tras seis meses de estar en el mercado. Un riel los impulsa a velocidades entre los 15 y 25 kilómetros por hora, y los arroja contra una mole de 28 toneladas de concreto, situada en una posición angulada para simular condiciones de accidentes en tráfico real en las calles. Tras el choque, con cámaras de hiper velocidad se compara con la reacción de otros modelos y se comprueba si ha saltado el airbag, los pretensores, el guardabarros, etc.
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