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El desarrollo inmobiliario que está envuelto en controversia hace parte de un paquete de obras con una inversión de $1 billón
Uno de los proyectos más relevantes que tiene Amarilo en carpeta es Lagos de Torca, que cuenta con una extensión de 1.800 hectáreas y una oferta de 130.000 viviendas.
La constructora fue objeto de una acción popular interpuesta por la Asociación de Pilotos y Propietarios de Aeronaves, Aopa, argumentando un potencial riesgo para los compradores y para la operación aérea desplegada en el Aeropuerto de Guaymaral debido a una parte específica de la obra.
En medio de la polémica, expertos en urbanismo coincidieron en que la construcción cerca de aeropuertos es una actividad permitida, pero se deben cumplir las restricciones estipuladas en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, y en las guías emitidas por la Aeronáutica Civil.
¿Inversión en riesgo?
Lagos de Torca, por ejemplo, es un proyecto ubicado en el norte de Bogotá y está dividido en Hacienda Otoño y Hacienda El Bosque. En este último segmento está la manzana El Roble; en donde, según Aopa, estaría el presunto riesgo para habitantes y aviadores.
El desarrollo de Lagos de Torca, tal como lo había explicado Roberto Moreno, presidente de Amarilo, se enmarca dentro los cinco que se ejecutarán en alianza con Banca de Inversión Bancolombia y Yelowstone; y abarcan una inversión $1 billón.
Natalia Arango, docente de Planeación urbana en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Sabana, indicó que en Colombia sí se permiten los desarrollos inmobiliarios cerca de los aeropuertos y toda la regulación está en las guías de la Aeronáutica Civil, disposiciones que deben contener los POT.
Agregó que “cuando revisamos la guía sobre el uso de suelos en áreas aledañas a aeropuertos, vemos que se plantea la prohibición del desarrollo en las zonas A y B de las terminales aéreas, que son aquellas cercanas a las pistas, debido a las afectaciones tan grandes que se pueden generar por el ruido”.
Sin embargo, de acuerdo con su explicación, “si nos vamos a esa misma guía, vemos que cuando nos hablan de una zona C, que es un área más distante de la pista, el desarrollo de las zonas urbanas no tiene ninguna restricción, ya que el ruido es más bajo y no hay una afectación tan grande”.
La acción popular en contra de Amarilo expuso, entre otras cosas, que no está permitido construir vivienda si los niveles de ruido superan los 65 decibeles, aun cuando las viviendas tengan un sofisticado sistema de insonorización.
Al pronunciarse sobre la situación, Amarilo sostuvo recientemente que este Plan Parcial fue adoptado mediante Decreto 653 del 30 de octubre 2019 y, posteriormente, se realizaron los trámites para la obtención de las licencias urbanísticas que dieron aval a la edificación.
“Hacienda El Bosque cuenta con todos los estudios técnicos y fundamentos jurídicos con base en los cuales se da cabal cumplimiento a los requisitos de ley para su desarrollo”, expuso la constructora.
Juan Yunda, director de la Maestría en Planeación Urbana y Regional de la Universidad Javeriana, mencionó que “en general, el uso residencial es incompatible en la cercanía de una infraestructura como un aeropuerto debido a sus externalidades negativas, como la seguridad aeroportuaria, el ruido y la congestión”.
“No obstante, en el caso particular, el proyecto de Amarilo está inscrito en un Plan Zonal (Lagos de Torca) el cual debió haber establecido normas específicas de alturas y usos para el lote en cuestión de acuerdo con el concepto de Aerocivil”, puntualizó.
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