Mantengamos este barco a flote

La coyuntura sanitaria que vive el mundo hoy ha llevado a todos los gobiernos y millones de personas a replantearse la forma en que nos mantenemos a flote con las herramientas que tenemos, o con los recursos que las condiciones nos permiten usar en este momento. Esta evaluación no sólo involucra la voluntad de Gobiernos o del Estado, sino también a empresas de todas las industrias que tienen como desafío encontrar la ruta que reduzca el impacto de esta crisis.

En el año anterior, la Corporación Colombia Digital y el Centro Nacional de Consultoría, revelaron que en el país existían, en ese momento, 122.278 teletrabajadores, y agregaron que esta modalidad laboral venía consolidándose. La realidad hoy es otra y la misma nos ha obligado a permitir que casi un 100% de las operaciones en las empresas se hagan desde casa, por supuesto refiriéndonos a aquellas que lo permiten y no aquellas con necesidades operativas en sitio.

Cada espacio de trabajo en casa, además de tener las condiciones propicias en términos de salud y bienestar para un buen desempeño, también requiere tecnología, conectividad, acceso a la información y equipos que ayuden en este momento de crisis a cumplir con las obligaciones sin que los trabajadores sientan la fatiga de las circunstancias.

Por otro lado, el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque y las alcaldías locales, han manifestado desde hace varios días, las medidas y alivios tributarios que se han destinado para cobijar a quienes lo requieran en este momento. Sin embargo, el llamado urgente es para que pequeños y medianos empresarios también sean amparados con aquellas. Vale la pena repasar que en la actualidad Colombia tiene 2.540.953 Mipyme, que representan el 90% de las empresas del país, estas producen solo el 30% del PIB y emplean más del 65% de la fuerza laboral nacional, según cifras de la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi).

Dos factores que hacen complejo el panorama para las Pyme en este momento son: por un lado; el 75% de sus transacciones las realizan usando dinero en efectivo; y por otro, los avances en tecnología casi no se usan para mejorar la eficiencia en los negocios.

El llamado también es urgente para los empresarios, que, si bien tienen múltiples preocupaciones, en este momento, acciones como reducir el número de transacciones en efectivo, digitalizar sus procesos, contar con información al alcance de sus colaboradores y sobre todo acogerse a los plazos o alivios tributarios que ha destinado el gobierno, les permite ganar tiempo para adaptarse a las condiciones.

Quizás muchos tomadores de decisión al interior de las compañías vean con preocupación mis afirmaciones sobre digitalizar sus procesos en este momento, entiendo que esto supone una inversión en tiempos de crisis, pero mi último mensaje es para que abran un canal de comunicación con aliados en temas de digitalización, conectividad, soporte electrónico, softwares contables de manera que sus necesidades actuales sean atendidas y diseñen planes que se ajusten a sus presupuestos actuales, y que en un entendimiento conjunto de la situación, seamos todos los que mantengamos este barco a flote.