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Desde el pacto cafetero de 1954 hasta la pandemia mundial de covid-19, así se movió la economía en las últimos siete décadas
Hace 70 años la economía colombiana se basaba principalmente en la producción agrícola tradicional y tenía una escasa conexión tanto interna, entre las diversas regiones del país, como externamente, con las demás naciones.
Durante estas siete décadas, la actividad económica ha pasado por diferentes etapas que la han transformado y con las que se logrado abrir al mundo.
Según explica el exministro de Hacienda y excodirector del Banco de la República, José Antonio Ocampo, en su libro ‘Historia económica de Colombia’, los principales hitos pasan por la agricultura, la economía cafetera, la minería, la industrialización, el comercio exterior, la deuda externa, el desarrollo financiero y las finanzas públicas.
Ocampo agrega que la segunda mitad del siglo XX venía de un impulso económico fuerte proveniente de la industria y los servicios modernos que mantuvo el crecimiento económico acelerado hasta los años 70.
Luis Carlos Villegas, quien fue presidente de la Andi y ministro de Defensa, también explica que la historia económica parte hace 70 años de la época de violencia del bipartidismo y bajo una dictadura militar que se ejerció con populismo y desarrollismo.
En ese entonces, el PIB era de US$6.000 millones ($13.000 millones) y el ingreso anual per cápita era de US$400 ($1.000 millones). Los ingresos del Estado ascendían a 10% del PIB y el Índice de Pobreza, con mediciones actuales, permanecía en 75%.
La fortaleza del café en Colombia viene de antes de 1954, en las primeras tres décadas del siglo XX, el grano impulsó el despegue exportador de Colombia. Luis Carlos Villegas explica que para planear el Presupuesto General de la Nación, el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda debían esperar los supuestos de producción del entonces gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Manuel Mejía, más conocido como ‘Mr. Coffee’.
El Estado dependía de una pequeña libreta de Mejía con los parámetros macroeconómicos a los cuales debían adaptarse las decisiones del Gobierno. En ese entonces llegó la televisión, y la abundancia de las divisas cafeteras permitió la creación de empresas en los sectores de papel, azúcar, vidrio, acero, alimentos y la modernización textilera, entre otras.
En 1967 se firmó el famoso Decreto 444, cuyo padre fue el entonces ministro de Hacienda, Abdón Espinosa Valderrama, quien asesoró al presidente Carlos Lleras Restrepo. Este Decreto-Ley administró el régimen de cambios internacionales y de comercio exterior durante un cuarto de siglo.
“La norma propiciaba y reglamentaba la devaluación gota a gota del peso para ganar competitividad en las ventas al exterior, al costo de mayor inflación”, explica el expresidente de la Andi, Luis Carlos Villegas.
Con este decreto, que produjo un enfrentamiento con el Fondo Monetario Internacional, se creó la Oficina de Control de Cambios y se puso en práctica el Plan Vallejo, los CAT después Cert, el reintegro obligatorio de divisas, el control a la IED y la canalización del crédito externo a través del Banco Central.
En julio de 1983, durante la emergencia económica decretada por el entonces presidente Belisario Betancur Cuartas, se aprobó una reforma tributaria que posteriormente fue declarada inexequible casi en su totalidad.
En consecuencia, se tramitaron las leyes 9 y 14 de 1983. La Ley novena facultó al Ministerio de Hacienda, en cabeza de Roberto Junguito Bonnet, para modificar el impuesto a las ventas, con la única restricción de no grabar los bienes exentos ni exceder la tasa de 35% de las tarifas, estructurándose así el impuesto a las ventas que se convirtió en el tributo al valor agregado.
El IVA ya se había implementado en 1963, pero solo aplicaba a las actividades de manufactura e importación. Pero con la tributaria del 83, se extendió a los minoristas y al consumidor.
El 22 de febrero de 1990, a partir del documento Conpes 2465 titulado: Programa de modernización de la economía colombiana, se dio el primer paso hacia la internacionalización de Colombia.
El entonces presidente César Gaviria Trujillo y Rudolf Hommes, como su ministro de Hacienda, aceleraron la apertura económica a través de un nuevo documento Conpes, el 2494 del 29 de octubre de 1990. Colombia y EE.UU. firmaron un memorando que declaraba que la economía local se abriría drásticamente bajando aranceles, quitando controles al comercio de bienes y servicios y a la inversión.
“Esa relación ‘especial’ con EE.UU. es tal vez uno de los acontecimientos más importantes del último medio siglo, y se manifiesta en instrumentos como el TLC e Inversión”, dice Luis Carlos Villegas.
El hallazgo de crudo en Cusiana, en marzo de 1991, marcó una nueva era para el país. Los 3.000 millones de barriles de Cusiana y Cupiagua sirvieron como catalizador del avance de Colombia.
Sobre los hallazgos petroleros de los 90 se pudo construir la política de comercio exterior, el gasto público orientado a los más vulnerables y una mejor macroeconomía.
Se disparó la IED y mejoró el estatus geopolítico de Colombia en Latinoamérica. “Hay que encontrar en el crudo la capacidad que por fin tuvo el Estado y con él la Nación, de hacer avanzar el ingreso, mermar la pobreza, construir infraestructura y acceder a alimentos y materias primas importados a precios relativos más baratos, desmontando rentas cautivas con gran beneficio para pobres y clase media”, explica Luis Carlos Villegas.
El Banco de la República obtuvo su independencia con la Constitución de 1991, al año siguiente, en 1992, se aprobó la ley que desarrolla el mandato de la Carta Magna, y el primer día de enero de 1993 entra a funcionar la primera Junta del Emisor, en medio de una crisis en sus cuentas por el exceso de divisas.
Se liquidó la cuenta especial de cambios y con la Resolución 21 de la entidad se remplazó el decreto ley 444 para flexibilizar el régimen cambiario. Crecieron las exportaciones y las importaciones y las reservas internacionales aumentaron de US$3.000 millones a US$8.000 millones.
“Inventado para controlar la inflación, el exitoso Banco de la República es hoy un ícono de confianza de la sociedad colombiana”, dijo el expresidente de la Andi, Luis Carlos Villegas.
El 23 de diciembre de 1993, durante el Gobierno de César Gaviria, junto a Rudolf Hommes, se rediseñó el sistema de seguridad social que cambió las reglas de juego para la salud y las pensiones, creando nuevas instituciones privadas como las EPS y las AFP, hoy en discusión nuevamente con las reformas a la salud y pensional.
Las entidades buscaban desarrollar los conceptos básicos de solidaridad, eficiencia y competencia en sectores antes de entera responsabilidad estatal.
“La idea original de la Ley 100 era que todos quedáramos bajo el régimen de ahorro individual, lo que pasó es que el sindicato del Seguro Social no permitió que eso pasara y por eso mantuvimos ese sistema híbrido”, dijo Carlos Prieto, profesor del Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana.
A finales del siglo pasado, Colombia tuvo una de sus peores contracciones económicas en su historia reciente. En 1999 el Producto Interno Bruto, PIB, se desplomó 4,2%, por la crisis financiera.
El descalabro empezó desde principios de 1991, cuando las entidades financieras otorgaban créditos sin un estudio suficiente. Llegaron a existir alrededor de 200 entidades que se dedicaban a la intermediación financiera, pero muchas no contaban con el respaldo económico o un músculo financiero.
La apertura de la economía propició la llegada de capitales, aceleró el crecimiento y revaluó el peso. El gasto público se expandió y comenzó a crearse un déficit fiscal que alcanzó 7% del PIB en 1998. Esta coyuntura dejó un sistema financiero más conservador y un estatuto regulatorio para el crédito de vivienda.
Luego de seis años de negociaciones, el 15 de mayo de 2012, con el entonces presidente Juan Manuel Santos y su ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, un acuerdo comercial empezado a negociar entre los dos países desde finales de 2006, pero que había sido frenado por intereses políticos internos en el país del norte.
Según cifras de AmCham, desde entonces, 748 productos aprovecharon el TLC y crecieron 492% por un valor de US$1.748 millones.
Dentro de los productos de manufactura que incrementaron en las exportaciones hacia EE.UU. están las ventanas, equipos eléctricos, autopartes y partes de avión, productos de cartón, prendas de vestir como vestidos de baño, entre otros.
La más reciente crisis sanitaria y económica que golpeó la economía global, incluyendo a Colombia, fue la pandemia de covid-19 de 2020, de la cual, todavía se sienten sus efectos en el lento crecimiento, la alta inflación y las elevadas tasas de interés.
Según explica Luis Carlos Villegas, la pandemia “interrumpió la secuencialidad de los gobiernos, evidente desde 1998, se paró la puesta en marcha de los Acuerdos Paz, se disparó hasta niveles insostenibles el gasto público y el endeudamiento llegó al tóxico 60% del PIB”.
En 2020, el Producto Interno Bruto cayó en un histórico 7,2% y el dólar superó por primera vez los $5.000. En 2021, con la reactivación, la economía rebotó 10,8% y 7,3% en 2022, pero eso llevó la inflación a niveles insostenibles, lo que obligó al incremento de las tasas de interés arriba de 13%.
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