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La transición a las energías limpias ya dejó de ser una moda y debe triplicar su ritmo para tener capacidades mínimas a 2050
El país cedió terreno frente a mediciones anteriores al bajar del tercer al sexto puesto en el listado latinoamericano. A nivel mundial, perdimos unas 10 posiciones
En el último Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial, a Colombia no le fue bien, pues registró un descenso de 10 puestos con respecto a la puntuación que obtuvo en este indicador en el 2021.
En esta evaluación, que mide inversión, innovación e infraestructura, el país consiguió 60 puntos con el índice de 2023, comparado con los 66 que obtuvo en 2021. Según el informe, en la región nuestro país descendió en 2023 del tercer al sexto puesto en transición energética (después de Brasil, Uruguay, Costa Rica, Chile y Paraguay), y a nivel mundial bajó del 29 al 39.
Para Sebastián González García, gerente de nuevos negocios MGM Ingeniería, aún falta mucho camino por recorrer. “El hecho de que las puntuaciones globales frente al mismo informe de 2021, en lo que el Consejo Mundial de la Energía llama el “Trilema Energético”, demuestran que a lo largo del mundo se están haciendo enormes esfuerzos para garantizar la seguridad, equidad y sostenibilidad energética”.
Sin embargo, si se analiza con detenimiento, encontramos que la transición energética, en la mayoría de las naciones, avanza de manera dispareja en cada variable del “Trilema”, y el tiempo sigue corriendo.
González explicó que América Latina y los países en desarrollo necesitan multiplicar esfuerzos en equidad energética. Precisó que se debe garantizar el acceso de las personas, especialmente las de comunidades menos favorecidas o de alto riesgo, a los beneficios de la energía. Esto incluye identificar las inequidades en el sistema, reducir las barreras y las cargas y priorizar las necesidades de acuerdo con las poblaciones que se identifiquen.
Indicó que Colombia sigue destacándose por el conocimiento y uso intensivo de energía hidroeléctrica, la cual es muy limpia y representa 70% de su electricidad suministrada,y por ser un país bastante interesante para las inversionistas internacionales, en cuanto a energías no convencionales se refiere.
“Hay que destacar que los esfuerzos públicos y privados por aumentar las fuentes renovables no convencionales se han impulsado y que la transición energética es un frente en el que se espera que el Gobierno meta con fuerza el acelerador”, dijo González.
Sebastián Ruales, CEO de Bia Energy, aseguró que al hablar de transición en energética no se debe olvidar que la demanda y el usuario debe desempeñar un rol fundamental en este proceso.
Un estudio realizado por la Universidad de Stanford, reveló que un usuario que cuente con información, analítica, recomendaciones, feedback y, en general, cualquier tipo de herramientas tecnológicas para conocer su consumo energético, logra ahorros hasta 12%. “Lo que no se mide, no se controla. No podemos depender únicamente de la generación limpia para impulsar la transición energética”, señaló Ruales.
El país tiene la meta de adelantar una transición justa que involucre varios actores, con el fin de asegurar la soberanía energética
Durante la COP28, 22 países firmaron una declaración conjunta para triplicar la capacidad instalada nuclear para 2050
La participación de la energía eólica en la matriz del país es mínima, 0,1%; sin embargo, nuevos proyectos costa afuera se proyectan superar por 2 GW los objetivos para 2040