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La mujer enfrenta múltiples barreras para alcanzar su independencia económica a través de la participación en el mercado laboral. Diferentes factores lo explican. una de ellas es la violencia sexual reproductiva.
En cuanto a la representación política, se encuentra en la posición 84, con 16% de los escaños parlamento ocupados por mujeres
Paraguay es desigual cada vez más. Según el último Índice Global de la Brecha de Género, que mide la división de los recursos y las oportunidades entre hombres y mujeres en 155 países, la nación centroamericana se encuentra en el puesto global 91 y de penúltimo en la región, con una brecha de 69,5% entre mujeres y hombres. Esto se ve reflejado, además, en los ámbitos de participación y oportunidades económicas, en donde Paraguay se ubica en el puesto 78, debido especialmente a la baja participación laboral femenina (ranking 94) y a la inequidad en los ingresos entre hombres y mujeres ante trabajos similares (puesto 112).
En cuanto a la representación política, se encuentra en la posición 84, con 16% de los escaños parlamento ocupados por mujeres, habiendo descendido 46 posiciones desde 2006.
Según el Observatorio Educativo Ciudadano, el trasfondo en la franja de oportunidades de mujeres y hombres se basa en una barrera cultural impuesta desde el proceso de aprendizaje.
Según datos del Ministerio de Educación y Ciencias, MEC, la matrícula total (es decir, cantidad de inscritos en el sistema escolar) es de 1,4 millones, la cual, desagregada por sexo, equivale a 716.457 mujeres y 741.207 hombres (MEC-DGPE-SIEC, 2015).
Por su parte, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, EPH, refieren que el porcentaje de asistencia de la población en edad escolar es de 94,5% para las mujeres, frente a 92,9% de los hombres. En cuanto al promedio de años de estudio, las mujeres alcanzan 9,31 años, mientras que los hombres llegan a un promedio de 9,23 años de estudio (EPH, 2018). Hasta ahí, todo el escenario educativo continúa relativamente normal, hasta que la población pasa de 15 a 19 años.
“Al analizar la tasa de deserción en el primer y segundo ciclos, vemos que esta es de 2,7% para las mujeres, frente a 3,1% para los hombres; mientras que en el tercer ciclo aumenta a 4,4% para las mujeres y a 4,8% para los hombres”, dicen desde el Observatorio.
Al profundizar en los motivos de deserción escolar, se encontró que las mujeres dejan la escuela principalmente por motivos familiares (22,8%), mientras que esta situación representa en los varones 4,7%.
“Es aquí donde surge una de las primeras barreras que limitan la educación de niñas y mujeres, que es la barrera cultural. Coincidentemente, se acrecientan en esa etapa las presiones sociales ligadas a la asunción de roles definidos como típicamente femeninos, es decir, la maternidad y las tareas domésticas, lo cual con frecuencia condiciona la continuidad educativa”, dice Susana Sottoli, investigadora.
El analfabetismo también es otro problema clave. Desde la misma entidad, entregan un informe que dice que existe un mayor porcentaje de mujeres que no saben leer ni escribir en comparación con varones, situación que se agrava según la condición económica, siendo 16,4% en pobreza extrema.
“De esta manera, la mujer se encuentra en una situación de doble discriminación: ser analfabeta y ser pobre. Esta última condición está vinculada con la barrera económica, que, como ya decíamos, agrava la condición educativa y profesional de las mujeres”, complementan desde el informe.
El ámbito laboral es poco alentador. Según datos del Observatorio, la población de 18 a 25 años que se encuentra inactiva laboralmente (sin trabajo remunerado ni en búsqueda de uno) de sexo masculino es de 79.800 personas, mientras que la cifra de mujeres alcanza 222.800 personas: hay tres mujeres en situación de inactividad por cada hombre en esa condición.
Nuevamente, se observa una brecha relacionada a cuestiones de género; entre los motivos de inactividad, surgen con mayor porcentaje para ellas las situaciones que guardan relación con aspectos familiares (26,3% en mujeres frente 1,3% en hombres) y con aspectos relacionados a las labores del hogar (27,0% para las mujeres frente a 0,56% para los hombres).
Los ingresos por hora, según las Encuestas de Hogares de Paraguay, armonizadas por el BID, explican que en 2019 el ingreso por hora de las mujeres respecto al ingreso por hora de los hombres era en promedio de 81%, siendo particularmente bajo entre las personas mayores de 56 años (71%), sin ningún nivel de educación (65%), del área rural (70%) y en el sector informal (73%). En el sector informal es donde se tiene mayor diferenciación por la falta de regulación.
Las mujeres paraguayas han estado sistemáticamente subrepresentadas en las principales instituciones políticas del país. Según la ONU y un informe del Pnud, la proporción de mujeres en el Congreso ha cambiado solo en la última década. En 2017, solo 13,7% del total de miembros del legislativo eran mujeres, frente a 10% de 2007, lo cual también se compara desfavorablemente con el promedio de América Latina, siendo 29% en 2017.
Se puede observar la misma tendencia con respecto a la participación de mujeres en puestos del gabinete ministerial, que ha incrementado alrededor de 15% entre los mandatos de 2003-2008 y 2013-2018.
Según los datos de las mismas instituciones consultadas, las mujeres paraguayas permanecen en gran medida excluidas de los puestos de toma de decisiones, particularmente en el sector privado. La proporción de mujeres en puestos ejecutivos generales fue la mitad de la de los hombres en 2017. Lo mismo pasa en el ámbito investigativo; las mujeres representan casi la mitad (49%) de los investigadores del país, pero solo 22% trabaja en campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. En el sector agro, Paraguay se destaca por presentar baja representatividad en las tasas de participación laboral femenina en el área rural.
Las empresas fueron seleccionadas por great place to work, que determinó a partir de la experiencia de los colaboradores, las compañías con mejores condiciones para las mujeres.
Es la multilatina más grande del mundo, que además está presente en 186 países. Actualmente, tiene 270.000 colaboradores, y en Paraguay se encuentran presentes desde hace 24 años. De 503 trabajadores, 216 son mujeres.
2. Tigo Paraguay
La compañía de telecomunicaciones tiene a 92% de los empleados felices. De los 4.391 colaboradores, 2.500 son mujeres. En la empresa, según el informe, 93% de los empleados aseguran tener un buen trato independientemente a la posición.
3. Shopping China
Esta compañía de retail es considerada una referencia en compras a nivel mundial y ha sido galardonada en tres ocasiones con el prestigioso premio Frontier Awards como ‘Mayor comercio de frontera del mundo’. 1.263 mujeres trabajan aquí.
4. Itaú
El banco está consolidado en el país desde 1978. De los 974 colaboradores, 525 son mujeres. Aquí, 92% de los trabajadores de Banco Itaú Paraguay dicen que este es un excelente lugar para trabajar en comparación con 66% del mercado.
5. Grupo Protek
El Grupo es un conglomerado de compañías de seguridad electrónica. De sus 420 empleados, 84 son mujeres. En la compañía, según el informe, 93% asegura que puede ser “ella misma” en el trabajo, sin ninguna discriminación.
Sobre la pregunta de si en Venezuela hay una brecha salarial, 75% de las empresas dicen que no existe dicha diferencia en ingresos
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