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El tema de las pensiones es el mayor desafío pensional en la región. Por eso, LR le trae este Anuario Ripe con datos como el número de cotizantes por país, los regímenes que funcionan en cada nación y cómo se realizan las asesorías.
Mucho se ha discutido sobre los problemas que enfrenta el Sistema de Pensiones de Colombia, en especial lo relativo a las deficiencias e iniquidades que genera Colpensiones.
Poco, lo que se ha discutido de las deficiencias del Sistema Privado de Pensiones, como oportunidades de mejora en los costos de administración, mejor gestión de las inversiones y las rentabilidades obtenidas.
¿Es mejor Colpensiones o una AFP? Ambos tienen aspectos positivos y negativos, y por eso la recomendación al ciudadano debe darse en consideración de muchos factores. Todos queremos la mejor pensión posible y que el ingreso al momento que nos retiramos de la vida laboral sea muy similar al último ingreso o salario, y el deseo es que sea mejor. Ese querer o deseo se llama “adecuación del beneficio”.
El reto que nos impone el “deseo”, es la posibilidad de pagarlo. Quién y cómo lo paga es lo que debe definirse en los sistemas pensionales, y en función de esas características se determina si el sistema es viable financieramente. Si queremos beneficios muy buenos, el costo es alto y normalmente insostenible. Por el contrario, los sistemas pensionales muy sostenibles proveen beneficios poco adecuados o bajos. Así lo reconoce el Índice Global de Pensiones de Mercer donde el resultado para Colombia (C+) no es nada alentador, pues comprueba una vez más los problemas de sostenibilidad.
Chile tiene mejor sostenibilidad y sus beneficios son bajos, lo que ha generado las protestas anti-AFP. Holanda y Dinamarca tienen los mejores sistemas pensionales del mundo, pues generaran un beneficio adecuado para el promedio de sus habitantes, y al mismo tiempo pueden pagarlo. Allí no se discute si es mejor una AFP o un régimen público, pues existen ambos esquemas. Todos los ciudadanos están cubiertos tanto por una red básica de protección pública como el esquema de ahorro. Además el sector privado promueve la creación de esquemas de ahorro a largo plazo y con objetivo de mejora de la pensión.
Colombia no es el único país que afronta problemas en su sistema pensional. Perú tiene pendiente una reforma que se ha visto nublada por las preocupaciones políticas de cambio de presidente. Lo mismo Brasil, donde las calificadoras de riesgos han indicado una potencial baja de las perspectivas, ante la incapacidad de hacer la reforma.
Una reforma pensional es altamente impopular y cuesta mucho políticamente. La gota que rebosó la copa en Nicaragua fue una propuesta que pretendía incrementar el nivel de contribución a cargo de los trabajadores. Por esto, en Colombia todos estamos de acuerdo en que se necesita reformar el sistema pensional, pero no existe una propuesta que se acomode a las necesidades.
Se siguen escuchando las propuestas de los sectores que tienen interés en el negocio. Esto no tiene nada de malo, pero el Gobierno parece no tener una línea de ruta definida y se habla ya no de reforma sino de un sistema integral de protección a la vejez que seguramente contemplará las opiniones del BID, de donde viene el hoy presidente de Colpensiones y de los mencionados sectores. ¿Por qué no escuchar otras opciones?
Es hora de superar la discusión infructuosa de si es mejor un sistema que el otro y ocuparse de lo realmente importante. Los retos que tiene Colombia son:
i)Lograr mejor cobertura y protección del adulto mayor. Los privilegiados con pensión son tan solo 20% de la población mayor a 65 años, por lo que nuestro sistema fracasó en su objetivo.
ii)Eliminar la competencia de los sistemas y superar la discusión de donde separar los pilares ¿Por qué no dividir las contribuciones en vez de separarlas por niveles salariales?
iii)Ajustar los esquemas de inversión y rentabilidad mínima. Permite que los fondos dejen de comportarse en manada y que exista una verdadera competencia por hacer su trabajo.
iv) Acabar con los subsidios que se proveen a las pensiones y que pagamos todos los colombianos.
Con la tropezada ley de financiamiento ha quedado claro que los colombianos queremos menos gasto público, y por lo que deberíamos reformar rápidamente el Sistema Pensional. La lista es más larga, y la valentía y capital político parece ser insuficiente. Recordemos: se trata de equilibrar el deseo y la posibilidad de pagarlo, es decir, encontrar el balance adecuado entre la adecuación del beneficio y la sostenibilidad del sistema.
Empleados pueden elegir estar en el público colpensiones o en los fondos privados.
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Para jubilarse se requiere un mínimo de 1.250 semanas acumuladas, es decir, 25 años certificados de trabajo y la edad mínima de 65 años