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Con precios altos, el recaudo en renta, regalías y otros impuestos pudieron favorecer aún más a muchas regiones y al país
Durante el 2021 los precios de los minerales tuvieron un alza histórica, tanto en los metálicos como en los fósiles. La recuperación económica, que sucedió de una manera más acelerada de lo que estaba previsto por muchos analistas, sumado al incremento en la necesidad de minerales metálicos por cuenta del desarrollo de fuentes alternativas de generación energética, impulsaron el incremento en los precios.
Es así como el precio del cobre, el hierro y el carbón coquizable alcanzaron registros históricos en las cotizaciones del mundo. A su vez, la incertidumbre por la evolución de la pandemia hizo que el oro alcanzara los valores más altos de los que se tenga registro desde 2020; el incremento en la demanda de títulos de valor soportados en oro compensó la reducción en las ventas de joyería y tecnología.
El carbón térmico igualmente tuvo un incremento significativo en sus precios. Adicional a la reactivación mundial, el caluroso verano que se presentó en Estados Unidos y el desabastecimiento de gas a nivel mundial, impulsaron aumentos importantes en la cotización de este recurso, un alivio para el promedio de los dos últimos años cuando su valoración estuvo por debajo de los costos de producción.
Ésta combinación de factores debe ser observada por el país con relativa nostalgia. Lamentablemente el ciclo de precios altos, nos encontró con una producción minera muy por debajo de la capacidad instalada que tenemos. Licencias ambientales de importantes proyectos de oro y cobre se encuentran suspendidas mientras que la producción de carbón se estima en 30 millones de toneladas por debajo de lo producido en 2017.
Con precios altos, el recaudo en renta, regalías y otros impuestos pudieron favorecer aún más a muchas regiones y al país. Recordemos que el Estado colombiano es el principal socio de los proyectos mineros, el 70% de las utilidades que deja el sector le pertenecen Estado, por lo que debe ser el primero en lamentar haber encontrado este ciclo de precios altos con una capacidad instalada por debajo de su potencial.
La naturaleza de los commodities mineros es su volatilidad. El ciclo de precios altos anteriormente experimentado en el 2008, tan solo duró 3 meses. En esta oportunidad, en diciembre ya se registró una caída de los precios cercana al 42% frente a lo ocurrido en septiembre del 2021.
Es normal que el incremento en precios no determine las inversiones que se requieren para ampliar la capacidad de producción minera, pues mientras los periodos de inversión son de largo plazo, los ciclos de precios son de corto. La inversión la determinan otros factores, principalmente la estabilidad jurídica y el apetito de un país por desarrollar un sector que puede aportar de manera muy importante al desarrollo nacional y territorial, aprovechando al máximo las volatilidades altas de este tipo de mercados.
Conjugar en el mismo tablero el mercado cambiante de los minerales, con el aprovechamiento estratégico de los recursos que necesita el mundo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos una transición energética justa, es lo que permitirá al país ampliar los beneficios de una industria con alto potencial para competir en el mercado internacional de manera sostenible y en línea con lo que exige el mundo moderno.
El Gobierno estima que se registrará un crecimiento del 9,7% en 2021, siendo uno de los más altos de la Ocde. Pero la crisis marítima y energética, la escasez de insumos y la inflación amenazan con ensombrecer la recuperación
Los commodities con mayores crecimientos fueron hierro (184,9%), molibdeno (149,2%), estaño (123,4%), cobre (76,8%) y zinc (65,9%)