MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Las inversiones en planes de responsabilidad social y procesos sostenibles significaron movimientos por más de US$14.400 millones en América Latina. Conozca quiénes fueron los actores empresariales de estas iniciativas en el Anuario Ripe 2024
En EE.UU. y la Unión Europea, el greenwashing creció en 2024, a tal punto que generó multas por más de US$484 millones
La iniciativa Science Based Targets, Sbti, de la ONU, que regula de facto los objetivos del sector privado en materia de emisiones de CO2, ha calificado de “ineficaz” a los créditos de carbono, un instrumento financiero que utilizan varias grandes empresas para respaldar sus declaraciones sobre emisiones, y ha afirmado que su revisión de estudios realizados por terceros indica que “varios tipos de créditos de carbono son ineficaces a la hora de obtener los resultados de mitigación previstos”.
Cuando se hace bien, un crédito de carbono representa una tonelada de emisiones de CO2 que se han eliminado de la atmósfera (o no se han añadido a ella), normalmente generadas por proyectos forestales o de energías renovables. La demanda de este tipo de créditos (un mercado que Bloomberg ha calculado que podría crecer hasta US$1 billón desde los aproximadamente US$2.000 millones actuales) surge de la constatación de que las empresas tendrán dificultades para lograr los recortes de emisiones necesarios para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC. Estos instrumentos pueden tener valor si se utilizan de la forma adecuada, y también si incentivan los resultados correctos. Pero la mayor preocupación de la ONU es que hay grandes bancos que le presenten al mercado miles de millones de dólares simbólicos que solo limpian su imagen, pero no reparan el impacto ambiental.
Aquí es cuando aparece el greenwashing, otra palabra que trajo el ambientalismo, pero esta vez atada a los vendedores de humo verde, todos los que quieren atraer a los consumidores con promesas banales de ser amigos del planeta. En EE.UU. y la Unión Europea, el greenwashing creció en 2024, a tal punto que generó multas por más de US$484 millones, se volvió normal ser verde en el papel.
Y en Colombia “quienes utilicen estrategias de marketing como el greenwashing, pueden llegar a ser sancionados con multas de hasta 2.000 salarios mínimos, además de correr el riesgo de que se imponga el cierre temporal (hasta por 180 días) o permanente en casos de reincidencia” tal como lo explicó la abogada Isabella Medina.
La ONU incluso alerta no solo por el efecto de los créditos de carbono sino cómo las millonarias práctic as de gigantes de la industria crean un efecto dominó sobre emprendedores o Pyme. Pequeñas empresas, que ven cómo las más grandes hablan de sostenibilidad, terminan adoptando discursos verdes sin que en realidad haya una acción real.
¿Por qué el afán por una imagen verde falsa y no una real? El sector privado entiende que además de generar un impacto positivo con el mundo también llama la atención. En 2018, Kantar mostró que los productos de consumo masivo podrían ser más llamativos para 20% de la población cuando tienen planes de responsabilidad social o cuidado ambiental, y en 2024, ahora de cinco a seis personas compra por su compromiso ambiental. Aquí aparece el gran riesgo, el greenwashing que nace como una tentación para quienes buscan vender más sin el esfuerzo de contribuir al planeta. Por eso, este año LR destaca las compañías que sí ponen de base a la sostenibilidad.
Establece llegar a al menos 30% de cobertura mundial de protección de las zonas terrestres, de aguas continentales, zonas marinas y costeras para 2030
Las organizaciones están divididas por categorías, en las cuales se enmarca cuáles fueron las que predominaron en el listado
Ser una empresa sostenible nos permite adaptarnos a las demandas de los mercados actuales y prepararnos para los desafíos del futuro