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Jorge castaño, superintendente financiero, aseguró que la estructura del sistema actual ha sabido absorber los choques económicos
Jorge Castaño, quien fue ratificado como superintendente financiero, resultó ser el funcionario público mejor calificado de la actual administración. Entre los mensajes que destaca Castaño se encuentra la necesidad de un sistema financiero resiliente y contracíclico en momentos de crisis.
¿Cuáles son los mayores logros de la Superintendencia Financiera en los últimos años?
La Superfinanciera cumple una tarea que es fundamental para promover crecimiento y desarrollo de un país, lo cual se enfoca en garantizar la estabilidad y solidez del sistema financiero. Yo creo que la política pública ha sido muy consistente en tratar de tener cada vez una estructura que sea capaz de atender las necesidades de la población y que ayude a mantener esos recursos para el funcionamiento adecuado de una economía.
Colombia ha avanzado significativamente en ese frente. Todavía falta mucho trabajo por hacer, pero ya tenemos la posibilidad de no estar pensando en cómo se fortalece la solvencia de una entidad, sino que le apuntamos a entender cómo usar esa capacidad para poder aceptar, admitir y administrar más riesgo, facilitando la absorción de este sin que el sistema sea procíclico.
El primer gran logro del país y de las autoridades económicas consiste en tener un sistema con capacidad de absorción de choques y que al mismo tiempo pueda seguir financiando el funcionamiento de la economía.
El segundo está asociado con la capacidad de convertirse en bienestar para la población, en lo cual hemos avanzado desde el punto de vista de inclusión financiera, pero sigue sin ser suficiente. Ya no basta con hablar de cobertura y de uso, por lo que debemos hacer más énfasis en algunos segmentos de población particular y en algunas regiones del país.
Un tercer punto, que es dinámico, constante y que no para, tiene que ver con la necesidad de mantener un sistema financiero eficiente y moderno. Esto significa que debemos ser capaces de poder ir adecuándonos a los retos en términos de transformación digital, eficiencia en el costo de los productos y servicios financieros, y en la capacidad de llegarle a más personas.
¿Cuál va a ser la hoja de ruta en los próximos cuatro años?
Hemos venido trabajando con el Ministerio de Hacienda y con el Gobierno en términos de las prioridades del plan a futuro, lo cual complementa muy bien lo que hemos venido haciendo. Allí se despliegan tres líneas de trabajo: primero, inclusión crediticia. Es fundamental no hablar solamente de las personas que pueden tener un producto de cuenta de ahorro, sino también de aquellos que sean capaces de obtener financiación barata y estable de una manera más eficiente. Allí tenemos como meta redefinir el microcrédito.
En este punto queremos entender muy bien la forma en que se definen los precios de los productos financieros, pues existen tarifas que siguen siendo altas. Además, hay unos sectores muy particulares que demandan más atención que otros. Ya hemos logrado que ciertas industrias se subieran al sistema tradicional, pero hay otras que se mantienen rezagadas, por lo que necesitamos medidas más concretas para el sector exportador y agropecuario a través de opciones diferenciadas.
En esa inclusión crediticia, la actual administración nos ha dado línea para que las entidades públicas financieras logren apalancar mucho mejor, generando garantías diferenciadas, de tal forma que se acompañen procesos productivos. Incluso, nos estamos atreviendo a hablar de inclusión productiva sostenible, término que gira en torno a ayudar a las personas a enfrentar situaciones adversas y hacerlas más resilientes a través de los productos tradicionales.
La otra cara llega por cuenta de la innovación, pues se quiere que siga estando presente en el sector. Por un lado, queremos meterle más competencia al sistema, no solamente con las nuevas licencias, sino a través de diferentes instrumentos como el open data o el open finance, lo cual va a permitir tener mucha más información disponible para todo el mundo para así desarrollar productos, servicios y herramientas que no clasifican en administración del ahorro, pero que puede empoderar a los consumidores en diversos frentes.
Hay una tercera línea que está relacionada con la sostenibilidad y, claramente, nuestro sistema debe ser apalancador de esa transformación de la economía, apoyando la gestión de los riesgos físicos, pero también hacia una economía mucho más sostenible. Esto empata muy bien con la taxonomía verde que existe en Colombia, junto con la posibilidad de que los inversionistas multilaterales vengan al país a poner recursos, lo cual va a estar atado al comportamiento del panorama internacional.
¿Cómo está la cartera en este momento? ¿Podríamos empezar a ver cuentas en mora?
Este es un mensaje de cautela y precaución. El sistema financiero se encuentra bien debido a que los colombianos suelen ser muy buenos pagando sus obligaciones. La cartera ha venido creciendo en la dinámica de la economía a una tasa cercana a 8% para 2022, lo que naturalmente trae un incremento en la cartera de consumo y en general. Cuando esta crece, también es esperado que los indicadores de deterioro empiecen a aumentar. Lo que la Superfinanciera ha dicho, junto con el Banco de la República, es que los hogares deben tener cuidado en dónde y cómo se endeudan porque estas son obligaciones de mediano y largo plazo, por lo que las condiciones macroeconómicas internacionales están haciendo que, a nivel local, debamos reaccionar.
Seguimos viendo muy buenos indicadores. El saldo de cartera y el consumo siguen creciendo, la cartera a empresas sigue creciendo, al igual que el microcrédito y eso es positivo porque necesitamos que siga fluyendo. Cuando vemos las cifras de vencimiento, nos encontramos entre los más bajos, por lo que, de cada $10, $3,7 se encuentran en mora a 30 días, siendo uno de los más bajos históricamente. Nuestro mensaje es que los deudores sean sensibles y acudan a financiación de forma racional. Para 2023 vemos un sistema financiero robusto con capacidad de absorber los choques macroeconómicos, sumado a una capacidad de resiliencia particular.
¿Cuál va a ser el papel del sistema financiero de cara a los microempresarios?
El sistema financiero debe tener un rol contracíclico porque, naturalmente, cuando las cosas empiezan a ponerse un poco tensas, algunas entidades deciden no prestar o empiezan a recoger sus productos y servicios. El llamado que estamos haciendo es que debemos actuar de manera contraria gracias a que hoy tenemos un sistema financiero que tiene la capacidad de absorber los choques y poder seguir otorgando créditos. Seguramente tendremos que ser más selectivos en algunos proyectos y esquemas, pero el crecimiento que tengamos el año entrante va a depender de las decisiones que cada uno adoptemos de manera positiva.
No se puede seguir viendo esto como un negocio de corto plazo, sino que debe verse como una función de largo plazo que el país necesita que se siga acompañando. Hemos tenido momentos difíciles, pero esto debe seguir de alguna manera avanzando. Algo que afecta mucho es que las entidades crean que solamente a punta de tasa de interés se puede promocionar la financiación.
Tenemos que ser muy consciente de que, si bien las tasas de interés están aumentando, no todo puede ser cargado a través de esta vía. La carga financiera de empresas y hogares sigue afectada, por lo que llegan momentos donde debemos ser prudentes y contracíclicos.
La inclusión crediticia busca combatir el “gota a gota”
El siguiente paso en términos de inclusión financiera debe ser más focalizado y debe buscar combatir el “gota a gota”. “Al final del día, lo que resulta importante y útil en todas estas discusiones es que el precio y la tasa de interés que pagan los deudores, debe ser adecuada, reconociendo el riesgo, pero que no exceda esa facilidad de liberar dicho apalancamiento. La gran necesidad gira en torno a crear una financiación mucho más ágil y rápida que tenga en cuenta los bajos montos de préstamo”.
Loa resultados demuestran que la Contraloría, la Procuraduría y la Defensoría bajaron su puntuación frente a la calificación anterior
La percepción de los empresarios consultados es más negativa frente a las encuestas anteriores con un promedio de 2,8 versus 3