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Los esfuerzos mundiales para reducir el calentamiento global, de acuerdo con los objetivos del Acuerdo de París, dependen en gran medida de la sustitución de combustibles fósiles y el impulso de las organizaciones privadas
Para que los países puedan cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, el BID dio 15 transformaciones que permitirán la transición hacia las cero emisiones
Combatir el cambio climático es el mayor reto medioambiental que hoy asume el planeta, especialmente porque tiene la imperiosa tarea de limitar el incremento de la temperatura global a 2°C (o 1,5°C); y el primer paso decisivo para afrontar este desafío a 2030 ha sido el Acuerdo de París, firmado en 2015, por 195 países.
Sin embargo, para lograr economías con neutralidad climática o de bajas emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso a la atmósfera -o gases de efecto invernadero (GEI)- se requieren grandes apuestas de transición energética o de energías alternativas limpias.
De igual forma, se necesita de la acción de empresas, hogares y agencias gubernamentales, de diferentes sectores de la economía, ya que la mayor parte de los GEI proviene de la industria (26%), de la producción de electricidad y calor (24%), de la agricultura, silvicultura y de los cambios en el uso de la tierra (21%); del transporte (14%), de otras energías (10%) y de los edificios (6%).
Para alcanzar los objetivos concertados en 2015, los países también deben direccionar entre 7% y 19% del PIB en gasto privado y público, anualmente, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidad que además estima que se pueden generar 15 millones de empleos netos y 1% de crecimiento adicional en América Latina y el Caribe.
Desde esa perspectiva, para descarbonizar la economía, el BID reveló un estudio, junto con el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (Iddri), y financiado por el Fondo Francés para el Clima, en el que presenta 15 transformaciones para que los gobiernos inicien la transición hacia un futuro sin emisiones de carbono. Particularmente, Colombia hace parte de ese grupo, y tiene el propósito de reducir en 51% las emisiones a 2030, que actualmente rondan las 237 millones de toneladas al año, 0,47% de las emisiones globales de CO2.
¿Cómo lograr el reto?
La primera de las 15 opciones se concentra en la generación de electricidad variable y flexible, libre de carbono, “que se evidencia en la construcción de fuentes renovables, como: solares, eólicas, geotérmicas, hidroeléctricas y nucleares, entre otras, en función de las condiciones topográficas y geográficas de cada país. Valga anotar que en América Latina y el Caribe este sector -que incluye: electricidad, generación de calor, edificios y uso industrial de la energía- hoy es responsable de 13% de las emisiones”, dice el estudio.
“En este tema puntual, nuestro país cuenta con una matriz energética limpia, ya que consta de un 70 % de fuentes hídricas que son renovables, cuya capacidad instalada es de 734,15 megavatios; lo que se ha logrado con la construcción de 21 granjas solares, dos parques eólicos, 10 proyectos de autogeneración a gran escala y más de 2.500 proyectos solares fotovoltaicos de autogeneración a pequeña escala. En total, se encuentran en construcción 2.611 Mw de capacidad instalada”, indicó Martín Lotero, ex viceministro de energía.
La segunda transformación apunta a la eliminación gradual de toda la generación de electricidad con combustibles fósiles, como carbón, gas natural y diésel, especialmente de las plantas de energía, que se pueden sustituir por energías renovables variables; lo que garantizará beneficios para la salud, además de aire, agua y suelos más limpios.
“Colombia, puntualmente, fue destacada en el Global Gas Flaring Tracker 2022 al registrar una reducción de 67% y 57% en los volúmenes e intensidad de quema de gas y en emisiones de metano. Así mismo, en el marco de la COP26 (en Glasgow), Naturgas suscribió alianzas por todo el sector hacia la carbono neutralidad, con la que se busca que la industria masifique esfuerzos para disminuir la huella de carbono a 2025, con acciones, como la siembra de árboles, restauración de bosques REDD+, desarrollo de proyectos e hidrógeno y la implementación de nuevas tecnologías para la reducción de emisiones fugitivas, quemas y venteos; y para la eficiencia energética. Adicionalmente, se ejecutan dos proyectos pilotos con hidrógeno verde en el país, cuya producción futura facilitará la descarbonización de las industrias, al trabajarlo con bajas emisiones y producirlo con gas natural, con el cual será posible abatir entre las 2,5 y 3 millones de toneladas de CO2eq a 2030”, dijo Luz Stella Murgas, presidente de Naturgas.
Siguiendo el conteo, otras tres transformaciones son: modernizar las prácticas agrícolas para reducir las emisiones de metano y óxido nitroso; conservar los bosques y otros ecosistemas con alto contenido de carbono y restaurar las tierras de cultivo; y adoptar dietas saludables que reduzcan la huella de carbono.
En cuanto a transporte
Por otro lado, teniendo en cuenta que el transporte es responsable –según el estudio- de 14% de las emisiones globales de GEI, y de 15% en Latinoamérica, el cual incluye automóviles, camiones y autobuses, la tercera transformación del BID sugiere reducir el transporte motorizado individual y aumentar el público, caminar e ir en bicicleta. Mientras el cuarto punto se afianza sobre reemplazar los vehículos de pasajeros de diésel y gasolina por eléctricos y de cero emisiones; y la quinta, cambiar el transporte de mercancías por el ferrocarril, el agua y las tecnologías de bajas o cero emisiones.
“Se busca que a 2050 la demanda de transporte urbano de pasajeros –con tecnologías limpias- aumente 3,5 veces en la región, ya que los automóviles y las motos individuales tienden a emitir mayores GEI por pasajero/kilómetro, que las opciones de transporte público, como autobuses, tranvías y metros, por sus altas tasas de ocupación. Así mismo, se espera el aumento del uso de la bicicleta”, reitera el estudio.
En gran parte de esos puntos, Colombia muestra importantes adelantos, argumenta la exministra de Transporte, Ángela María Orozco, al enfatizar que, “nuestro país, actualmente, cuenta con un total de 8.757 vehículos eléctricos inscritos en el RUNT y con 38.364 híbridos, resultado de la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (Enme), que muestra la hoja de ruta para fomentar la movilidad eléctrica en los modos terrestre, férreo y fluvial. Adicionalmente, con la Resolución 5304 de 2019 se reglamentó el procedimiento de registro inicial de vehículos nuevos de servicio público y particular de carga de más de 10.500 kilogramos, y se determinaron las condiciones y procedimientos para aplicar al programa de modernización del parque automotor de carga, otorgando más reconocimiento económico por renovación, si el vehículo nuevo es cero o bajas emisiones”.
A esto se suma que, a principios de este mes de agosto, el Gobierno nacional puso en funcionamiento la Estrategia Nacional de Movilidad Activa (Enma), que define el plan para el desarrollo de los programas de movilidad activa en los territorios, y estimula la movilidad en bicicleta, patineta y la caminata, especialmente porque el país cuenta con más de 1.000 kilómetros de ciclorrutas, siendo Bogotá la ciudad con mayor ventaja (564), al igual que Cali y Medellín. “Para este fin, ya se cuenta con la Guía de Sistemas de Bicicletas Compartidas, elaboradas por C40 Cities Finance Facility, que apoya el propósito de contar con urbes caminables, más inclusivas y sostenibles”, adiciona Orozco.
La parte agrícola y ecosistemas
Siguiendo el conteo, la transformación seis enfatiza sobre modernizar las prácticas agrícolas para reducir las emisiones de metano y óxido nitroso. Mientras la siete se enfoca en la conservación de los bosques y otros ecosistemas con alto contenido de carbono y la restauración de las tierras de cultivo; y la ocho descansa sobre la adopción de dietas saludables que reduzcan la huella de carbono de los alimentos.
Y es que con base en el BID, “el consumo de carne de vacuno es responsable de 55 % de las emisiones procedentes de la agricultura y de 60% de las del cambio de uso de la tierra, en América Latina. El objetivo es reducir esta ingesta en un 50%, lo que ayudará a bajar los GEI de la producción y el cambio en el uso de la tierra en un 30%. Además reducirá la presión sobre la deforestación en un 66% y del uso del agua”.
En Colombia, por ejemplo, según cifras de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan) y la Federación Colombiana de Cultivo de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), se presenta un consumo percápita anual de 18 kilos de carne, 33 de pollo, 3 de fríjol y uno y medio de lentejas. Según los expertos, la huella de carbono se calcula en kilogramo de CO2 por cada kilogramo consumido de producto. “Pero a nivel internacional se recomienda el consumo de 0,8 gramos de proteína al día por cada kilogramo de peso, mientras que el ICBF o las guías del Ministerio de Salud, recomiendan 1,1 gramos por kilogramo”.
Construcción y reciclaje
De otro lado, las transformaciones 9, 10 y 11, se refieren a conseguir la mayor eficiencia energética posible para la estructura de edificios; electrificar los aparatos y desplegar la generación de electricidad solar y agua caliente en estas estructuras constructivas.
“Lo cierto es que, a escala mundial, las emisiones directas de los edificios -sin tener en cuenta las indirectas debidas a la producción de electricidad y calor- representan el 6% de las emisiones de GEI. En América Latina y el Caribe, los edificios son responsables de entre 5% y 15% de las emisiones directas de CO (es decir, para la calefacción y la cocina) y la mitad de la electricidad utilizada”, consolida el estudio.
A su vez, la opción 12 habla de electrizar la industria de generación de calor bajo. Mientras la 13 se enfoca en establecer la necesidad de reemplazar todos los combustibles y materias primas de la industria pesada y de altas temperaturas con alternativas de bajas emisiones.
Finalmente, la transformación 14 se centra en trabajar hacia una economía circular; y la 15 sobre reducir la pérdida y desperdicio de alimentos e implementar una gestión activa del metano para la eliminación de la materia orgánica.
Dado que estos recursos a menudo se generan a través de procesos que son intensivos en energía y altamente contaminantes (como la minería y la extracción de nuevas materias primas), una economía más circular puede reducir las emisiones. Así mismo, según el estudio del BID, se estima que el 30% de la producción mundial de alimentos no se consume o se pierde antes de llegar al consumidor, lo que se traduce a 1.300 millones de toneladas.
En Colombia, varias empresas hoy ejercen la economía circular, entre otras cosas, lo que ayuda a mitigar la contaminación. Una de ellas es Auteco Mobility que, según Iván García, su gerente de asuntos corporativos, en 2021 desarrollaron una alianza con Ática, con la que lograron incorporar los residuos de la cadena productiva. “De esta manera, se generaron 2.713 toneladas de residuos, de los que más de un 92% fueron aprovechados, mediante la reutilización interna y externa. Así mismo, reutilizamos 35.043 cajas, lo que previene el desperdicio de 70 toneladas de cartón; también el 84% de las baterías de litio que recibimos, por garantía, les dimos una segunda vida; y 169.177 llantas fueron gestionadas, a través de Sistema Verde, nuestro aliado”.
Las empresas que trabajan para lograr cero emisiones
Con el objetivo de reducir las emisiones GEI y promover el crecimiento sostenible y bajo en carbono en la economía nacional, 100 empresas hacen parte del Programa Nacional Carbono Neutralidad, liderado por MinAmbiente. Una de ellas es Motorysa que, según su gerente de División, Marco Pastrana, en 2021 realizaron mediciones sobre las actividades que impactan CO2 y GHG (medidos bajo la norma ISO 14164). “Encontramos el uso de combustibles, consumo de energía en las sedes, disposición final de aceites, llantas, chatarra, reciclaje de plásticos, papel, tratamiento de aguas, etc., que nos permitieron conocer la cantidad de emisiones GHG y recibir el sello de Carbono Neutro por parte de Bureau Veritas. Nuestra meta es poder operar sin residuos en 2035”.
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