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La pérdida de confianza conduce a una situación muy grave: la deslegitimación del Estado y la pérdida de autoridad. Si los jóvenes no creen en las instituciones, ¿qué sociedad nos espera?
He tenido la fortuna de compartir, por muchos años, experiencias cotidianas con jóvenes, como profesor y ahora como rector de la Universidad del Rosario.
Confieso que ha sido la experiencia más emocionante de mi proyecto de vida y puedo decir con orgullo que muchos de ellos han sido mis mejores maestros, pues, con su vitalidad y sus ideas innovadoras, me enseñan que siempre existen nuevas y diferentes maneras de hacer las cosas.
Esta convicción me llevó a plantear desde nuestra universidad, junto con un gran equipo de trabajo, la necesidad de explorar las vidas y emociones de nuestros jóvenes para saber qué piensan, sienten y quieren. Iniciamos este estudio en enero de 2020, antes de la pandemia del covid-19 y teniendo en cuenta sus mensajes en las manifestaciones de noviembre de 2019, y ya hemos logrado más de 10.000 encuestas en 18 ciudades del país.
Esta es la medición más grande que se ha realizado hasta el momento sobre los sentimientos de los jóvenes, que constituyen el presente y el futuro de Colombia.
Las cinco mediciones realizadas estos dos años nos confirman la necesidad de afianzar nuestra atención en los jóvenes. En ellas, han manifestado sus emociones, la importancia de gestionar su salud mental, sus problemáticas, su falta de confianza en las instituciones, entre otras preocupaciones. Encontramos que los jóvenes son uno de los sectores sociales más vulnerables en la sociedad, especialmente las mujeres, pues cuentan con menos oportunidades laborales, reducidas posibilidades de estudiar, y mayor riesgo de caer en la pobreza y ser reclutados por las organizaciones criminales.
En el análisis de sus emociones, hemos visto cómo al inicio del proyecto 66% de los jóvenes manifestaba sentir alegría. Sin embargo, esta cifra cayó al 5% en mayo de 2021, uno de los momentos más críticos de las manifestaciones sociales en el país.
Ahora, en 2022, esta emoción característica de los jóvenes ha regresado poco a poco, pero sigue sin superar los niveles del primer estudio realizado.
El estudio nos ha mostrado, con toda claridad, cuáles son los cinco principales problemas de los jóvenes: el desempleo y la falta de oportunidades, que ha ocupado el primer lugar en todas las mediciones; la inseguridad, pues tienen miedo de ser agredidos, y temen por su integridad y la de sus familias; han padecido, como muchos colombianos, las demoras en la atención a sus problemas de salud; les duele la desigualdad, que sienten en sus propias familias y lo ven en sus grupos de amigos; y están indignados con la corrupción, ya que sienten que los recursos públicos se pierden y los servicios a cargo del Estado son cada vez más precarios.
La pérdida de confianza conduce a una situación muy grave: la deslegitimación del Estado y la pérdida de autoridad. Si los jóvenes no creen en las instituciones, ¿qué sociedad nos espera? Señor presidente, desde la academia, nuestra universidad se ofrece a colaborar para recuperar la confianza en instituciones como la Presidencia de la República, el Congreso, los partidos políticos y la rama judicial.
Por esto, desde la Universidad del Rosario creamos el Observatorio de Jóvenes desde donde trabajaremos en los desafíos de empleo, educación, emprendimiento y salud mental para los jóvenes. Esta es nuestra contribución al país, siempre bajo los principios del bien común y la solidaridad.
Se espera que el articulado recaude alrededor de $20 billones durante su primer año en vigencia y llegue de manera progresiva a la meta de $50 billones
Se refirió a temas trascendentales como la reforma tributaria, el comercio internacional, la deuda externa y el desarrollo productivo