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La región antioqueña es un motor que impulsa empresas y más país a través de sus corrientes en crecimiento, como el turismo y la infraestructura
Medellín ha sido testigo de una importante suma de esfuerzos de distintos sectores que han llevado a la ciudad a mantenerse como el segundo centro de negocios más grande del país -con 6% del valor agregado nacional-, el hub industrial más importante de Colombia, medido por la participación del PIB manufacturero local sobre el total país, y el nodo central de la segunda aglomeración urbana con mayor nivel de competitividad a nivel nacional, de acuerdo con los resultados del Índice de Competitividad de Ciudades (ICC) de 2023.
A pesar de avances importantes obtenidos a través de estrategias de focalización de la inversión, fomento de infraestructura para la movilidad y la interconexión, el desarrollo de Medellín se ha visto acompañado de importantes desafíos, especialmente en lo referido a lograr un balance entre crecimiento económico, sostenibilidad y reducción de brechas en bienestar y calidad de vida.
El balance mencionado es fundamental para enrutar a la ciudad en una senda de crecimiento más integral, donde no solo se conserve lo logrado, sino que también se cierren brechas y se aspire a lograr mejoras en todos los componentes de competitividad entendida de manera amplia como un conjunto de dimensiones cuya suma es el principal ingrediente de la productividad y la eficiencia regional, que a su vez son condicionantes clave para aspirar a una mejora sostenida de las condiciones de vida.
A partir de los distintos pilares del ICC es posible identificar por lo menos cuatro componentes que deberían hacer parte de los esfuerzos de política pública regional para mejorar el balance de la competitividad en Medellín a largo plazo.
A pesar de que la región se destaca en términos de dinamismo de negocios y tamaño de mercado (puesto 2 en el ICC), se hace necesario considerar estrategias para revitalizar a un sector industrial que, si bien sigue siendo importante, ha perdido cerca de tres puntos de participación en el PIB de la ciudad en los últimos 15 años.
Esto impone un reto para mejorar la productividad general de los segmentos con menor valor agregado, que actualmente son los de mayor participación en la base empresarial manufacturera, sin dejar de lado el fortalecimiento de las actividades con mayor nivel de sofisticación, las cuales son altamente dinámicas y vienen ganando contribución al total.
En un contexto donde se presentan nuevos paradigmas tecnológicos, es fundamental seguir apostando al cierre de brechas para la formación de capital humano, donde la ciudad tiene retos importantes. Este es un requisito para capitalizar las oportunidades de crecimiento sostenido y las transformaciones que propician nuevas tecnologías.
El foco en la formación de capital humano debe estar acompañado por estrategias para profundizar la adopción de Tecnologías de Información y Comunicación, a nivel educativo y empresarial, y para lograr mejor inserción en el mercado laboral, especialmente en jóvenes y mujeres. Sin desconocer los avances, los retos mencionados persisten y se profundizan, y los recursos para hacerles frente (monetarios y de capacidades) se dispersan cada vez más entre diferentes actores y grupos, por lo que las instituciones y su articulación tienen hoy mayor relevancia.
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