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El Parque Ecológico Providencia, ubicado en El Cerrito, una iniciativa ambiental que fue creada en 2016 por el ingenio azucarero, que abarca 524 hectáreas
“Dicen que el pajareo es la actividad más parecida al yoga”. Con esa frase, María Leonor Velásquez, directora del Parque Ecológico Providencia, describe la postura característica al observar las aves en su ambiente natural como afición, mirando hacia las ramas de los árboles, lo que hace que se elongue la columna vertebral, como si en yoga se hiciese un saludo al sol.
Y tiene razón su frase, si se tiene en cuenta que para muchos el pajareo es como una meditación en movimiento. El silencio es característico en los recorridos para lograr ver aves por primera vez, algo conocido como lifer; estudios señalan que pajarear reduce la ansiedad y el estrés.
Colombia es el mejor país para pajarear debido a que tiene la mayor cantidad de especies de aves en el mundo, por lo que practicar esto más cerca de lo que usted cree.
Uno de los ejemplos es el Parque Ecológico Providencia, ubicado en El Cerrito, una iniciativa ambiental que fue creada en 2016 por el ingenio azucarero, que abarca 524 hectáreas distribuidas en dos áreas clave: el bosque alto andino con conexión a la cuenca del río Amaime en el corregimiento Toche, Palmira; y el bosque seco tropical sede del Museo de la Caña de Azúcar en El Cerrito, ambas en el Valle del Cauca.
Este espacio alberga aproximadamente 229 especies de aves, lo que representa 30% de las presentes en el Valle del Cauca, y 450 especies de flora. Tres de las especies de aves son endémicas (propias de este hábitat) y cuatro semiendémicas, además de 20 migratorias, lo que atrae a pajareros de todo el mundo que buscan practicar su afición. Gracias a estas características, el espacio se convirtió en el primero en el Valle del Cauca en número de lista de chequeos (registros de aves), número de pajareros y cantidad de especies.
Otra de las ventajas que ofrece este parque es la posibilidad de diseñar experiencias para diferentes tipos de públicos. Por ejemplo, tienen un safari vallecaucano, con duración de una hora, en el que se hace el recorrido por los puntos más importantes en un calambuco, vagón con bancas que se usaba para transportar a los trabajadores de los cultivos de caña. También existe un recorrido regenerativo, que dura tres horas, en el que se hace énfasis en la posibilidad de producir en armonía con el medio ambiente, como lo hace Providencia. Incluso, los visitantes pueden recorrer el sendero del samán, un camino de unos tres kilómetros sembrado de samanes que datan de hace 30 años, uno de los árboles característicos del Valle del Cauca, que permite no solo apreciar la naturaleza, sino realizar la actividad “abrace a ese man”.
Todo esto se enmarca en la filosofía de producir en armonía con el ambiente. Cultura que va más allá en la agroindustria: cómo la producción aporta a la recuperación de los espacios, lo que se conoce como agricultura regenerativa.
Para María Leonor Velásquez, “las aves son una consecuencia de cómo Providencia ha manejado el proceso de la caña. En la empresa existe una cultura por la naturaleza, fue pionera en la agricultura orgánica desde hace 25 años, ha tenido una mentalidad distinta siempre. En Providencia aportar a la naturaleza no es un reto, hace parte de su cultura”.
De acuerdo con información de Providencia, durante 2024, sembraron más de 17.000 árboles en este bosque, y un total de 264.218 desde 2021, consolidando nuestro compromiso con su conservación. Además, hemos abordado los efectos negativos de la ganadería extensiva mediante un convenio con la Fundación Reverde-C, enfocándonos en la restauración ecológica de la Hacienda Piedechinche, que acoge el Parque Ecológico.
En el Bosque Alto Andino la empresa también trabajó en acciones de conservación: en 2023, sembró 2.828 árboles, plantas y arbustos, un incremento de 39,7% en comparación con 2022, y desde 2018 plantaron más de 12.518 árboles en esta área.
La entrada general al parque tiene un precio de $15.000, pero si es grupal con más de 20 personas, el precio individual es de $12.000. Observadores, fotógrafos de aves y visitantes extranjeros tienen una tarifa de $25.000. Está abierto toda la semana, de 9:00 a.m. a 4:00 p.m.