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Las cifras de natalidad mundial confirman que los países cada vez tienen menos bebés y, por ende, menos jóvenes, pues se ha pasado de 37 nacimientos por cada 1.000 habitantes a 17 en seis décadas.
La tasa de Natalidad en el mundo pasó de 36 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 1960 a 17 en 2020. La reducción constante el crecimiento de los países
Habrá escuchado decir, o incluso, usted mismo se habrá dado cuenta que ‘las personas cada vez quieren menos hijos’, y aunque podría parecer una simple percepción, las cifras lo corroboran. Datos del Banco Mundial muestran que la tasa de natalidad viene con tendencia a la baja desde los años 70, ¿cómo se calcula?
La tasa de natalidad sale de la cantidad de nacimientos en un territorio por cada 1,000 habitantes. Para 2021, la cifra global fue de 17 nacimientos, una década atrás era de 20 y hacia los 2000 era de 22. Ahora, si se hace una mirada más profunda al pasado, para 1960 la tasa más alta fue de 36 y ha venido en picada desde entonces.
Según explica José Ignacio López, director de investigaciones económicas en Corficolombiana, “no hay un consenso entre economistas, demógrafos y sociólogos de una única respuesta; son muchos factores. Por ejemplo, ha incidido el hecho de que las mujeres participan más activamente en el mercado laboral, tienen salarios más altos y eso implica que hay un costo oportunidad mayor relacionado con la maternidad”.
Otro de los factores que destaca el analista es que el costo de crianza y de educación se viene elevando, así como las preferencias de calidad versus cantidad. “También hay fenómenos culturales que explican esto, es una confluencia de factores”, agrega.
López precisa que esta baja continua tiene varias implicaciones: “por un lado, las poblaciones envejecidas ejercen una presión fiscal enorme en los sistemas de protección a la vejez a nivel global, es decir, es más difícil mantener esquemas pensionales con poblaciones más envejecidas”.
Por otro lado, señala que pueden darse efectos sobre la innovación. “Una hipótesis que se ha sugerido es que poblaciones más envejecidas también tengan menos tasas de innovación. Los datos de Japón muestran que podría ser así, aunque no necesariamente así”, dice.
Y en la tasa de crecimiento económico puede suceder algo similar, “poblaciones con edades más altas tienen una fuerza laboral más pequeña, quizá menos innovación, y entre menos trabajadores disponibles y menor productividad, hay menor crecimiento en el mediano y largo plazo”.
Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que el envejecimiento poblacional es sostenido en la región y esto llevará a la población de 60 años y más a representar casi 30% de la población total en 2060.
Este mes, la advertencia la lanzó la revista británica The Economist, que dijo que antes de terminar este siglo habrá una caída en la población mundial por primera vez desde la peste negra. Pero la disminución en el número de personas en el planeta no será consecuencia de un aumento de muertes, como en ese entonces, sino a una disminución en la tasa de natalidad.
El reporte de la revista coincide en lo que mencionan los expertos, que esta caída en los nacimientos plantea un desafío global para el futuro cercano en la economía mundial, el más evidente será lo difícil de mantener a los pensionados.
Entre las implicaciones que advierte el informe por el envejecimiento de la población están los impuestos más altos, jubilaciones más tardías, menores rendimientos reales para los ahorradores y, posiblemente, crisis presupuestarias gubernamentales.
Luis Fernando Mejía, presidente de Fedesarrollo, resalta otros dos factores de incidencia: “está la reducción en la tasa de crecimiento económico, una de las fuentes primordiales del crecimiento es el empleo. Si cae la población joven, hay una ausencia de cambios en productividad, eso implicaría una menor oferta laboral y, por ende, menor producción”.
Y en segundo lugar, destaca los problemas en sostenibilidad de sistemas pensionales de reparto, “se sustentan en las cotizaciones de los jóvenes actuales para pagar las pensiones de los más viejos, con lo que la reducción de los jóvenes hace cada vez menos sostenibles los sistemas de reparto”.
El experto destaca que el envejecimiento genera cambios importantes en políticas públicas, “por ejemplo con un mayor énfasis en servicios de cuidado para la población adulta mayor”, lo que significa una mayor porción del gasto del Gobierno para la manutención de este grupo poblacional.
El reporte de The Economist recalca que en 2000, la tasa de fertilidad mundial era de 2,7 nacimientos por cada mujer, per hoy en día es de 2,3 y continúa disminuyendo. La advertencia radica en que la tasa de remplazo con el que una población se mantiene estable es de 2,1 nacimientos, por lo que el mundo podría estar cerca de una desestabilización.
En el caso de los países del primer mundo, actualmente hay aproximadamente tres personas entre 20 y 64 años por cada adulto mayor de 65 años, pero para 2050 habrá menos de dos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que la región va a llegar a la máxima cantidad de habitantes en 2056 con un total de 751,9 millones de personas y se espera que el decrecimiento comience a remarcarse en aproximadamente 34 años.
Según datos del Banco Mundial, China sigue manteniendo el título del país más poblado con 1.412 millones de habitantes; el segundo lugar se lo lleva India, con 1.408 millones y cierra el top tres EE.UU., con una población total de 331,9 millones. Más abajo en el conteo también aparecen Indonesia (273,3 millones), Pakistán (231,4 millones) y Brasil (214,3 millones). Si se revisa el porcentaje de vejez en la población actual, las personas de 65 años o más son 5,1% del total. En los países más poblados se distribuye así: China 13%,; India, 7% y en Estados Unidos, 17%.
Instituciones ahora mixtas por rentabilidad
La población de 15 a 24 años se ha bajado, entre 1982 y 2022, 6,3% y el de la segunda infancia cerca de 9,6% en ese mismo periodo
La caída en tasas de natalidad, más jóvenes con acceso a la educación y más cláusulas para remisos, entre los factores que estarían afectando los ingresos al Ejército