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La creciente tensión entre Rusia y los países de occidente por una posible invasión a Ucrania tiene en vilo al mercado energético, especialmente del petróleo y el gas
Las naciones en guerra firmaron un pacto para reabrir los puertos ucranianos y reactivar la exportación de granos por el Mar Negro
Rusia y Ucrania lograron ponerse de acuerdo en un tema por primera vez desde que inició la guerra en Europa del este en febrero de este año.
Las naciones firmaron ayer el acuerdo para reabrir los puertos ucranianos del Mar Negro y permitir nuevamente las exportaciones de grano, lo que aumenta las esperanzas de que se pueda aliviar una posible crisis alimentaria internacional agravada por la invasión rusa.
El pacto se logró luego de dos meses de conversaciones con la intermediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de Turquía. Precisamente el secretario general de organismo, Antonio Guterres, aseguró que se trató de un paquete que restablecerá las exportaciones de grano ucraniano y facilitaría los envíos de cereales y fertilizantes rusos a pesar de las duras sanciones occidentales impuestas a Moscú.
Ambas naciones son responsables de, aproximadamente, 30% de las exportaciones mundiales de trigo y 65% de las de girasol en un contexto en el que estos mercados son cada vez más estrechos y están cada vez más interconectados, por lo que una pequeña disrupción en el suministro crea cierto impacto en el precio.
De hecho, tras la firma del acuerdo para la exportación de cereales, los precios de los commodities agrícolas se desplomaron en la Bolsa de Nueva York. Los valores internacionales del trigo cayeron más de 5%, mientras que los del maíz bajaron más de 1%. En cuanto a otros productos, el café tuvo una caída de más de 4%, el azúcar cayó 2,6% y el del cacao retrocedió casi 1%.
“Hoy hay un faro en el Mar Negro. Un faro de esperanza, un faro de posibilidad, un faro de alivio en un mundo que lo necesita más que nunca. Promover el bienestar de la humanidad ha sido el motor de estas conversaciones”, dijo Guterres durante el anuncio del acuerdo.
Agregó que “la pregunta no ha sido qué es bueno para un lado o para el otro. La atención se ha centrado en lo que más importa para la gente de nuestro mundo. Y que no quede ninguna duda: este es un acuerdo para toda la población”.
Pese a la esperanza de la ONU, aún existe la incertidumbre de cuánto tiempo podría durar este acuerdo entre las dos zonas en conflicto.
“No se ha llegado a un acuerdo de este tipo antes en este conflicto. Ese es un desarrollo significativo y muestra que, a pesar de la sangrienta batalla, Ucrania y Rusia aún pueden llegar a consensos si es de su interés” escribió en sus redes sociales el investigador y experto en Rusia y Europa del Este Niels Drost.
Sin embargo, duda de que el acuerdo también represente un paso hacia negociaciones de paz más amplias. “No lo creo por ahora. Realmente es demasiado pronto para eso. Ambas partes no tienen interés en un alto el fuego”, dijo.
Por su parte, el internacionalista y profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, Juan Nicolás Garzón, considera que el acercamiento no se puede calificar como un avance significativo o definitivo hacia el fin del conflicto en esa zona del mundo.
“Es más un acuerdo de orden estratégico y económico entre los dos países que se desarrolla en el marco de una necesidad global por quitar presión a la inseguridad alimentaria que hay en el mundo y, de la cual, buena parte de sus efectos son resultado de la confrontación entre países vecinos”, rescató Garzón.
De momento, los combates siguen en el este de Ucrania y los representantes rusos y ucranianos se negaron a sentarse en la misma mesa en la ceremonia, lo que denota la enemistad.
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