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La creciente tensión entre Rusia y los países de occidente por una posible invasión a Ucrania tiene en vilo al mercado energético, especialmente del petróleo y el gas
Un informe de la banca en EE.UU. reconoció cómo las bolsas y la producción alimentaria en América Latina fue "de lo más resiliente"
Bb&t Truist Bank y Wells Fargo Bank presentaron un balance sobre cómo el mundo en general vio movimientos atípicos por la guerra en Ucrania, lo que ellos llaman "secuelas para el comercio y los mercados bursátiles". Pero también destacaron economías que en medio de la crisis inflacionaria le apostaron a diferentes alternativas que permitieron evitar un "estallido de precios en los alimentos aún superior a lo que se registró". Según las entidades financieras, los mercados emergentes han sido un ejemplo de estudio por sus resultados favorables.
Lo "destacable"
Mark Santolla de Wells Fargo, explicó que "en tiempos de crisis los mercados emergentes siempre sienten el coletazo más fuerte, por la búsqueda de activos refugio por parte de los inversionistas, pero en América Latina si bien hubo caídas en las bolsas, no fueron tan abruptas como Europa o incluso algunos indicadores de Estados Unidos; por el contrario, México, Colombia y Chile fueron un ejemplo de administración del riesgo. Tan solo el Colcap de la Bolsa de Valores de Colombia perdió casi 22% su fuerza el último año "pero fue de las bolsas más resilientes y el indicador industrial y la producción se mantuvieron sólidos, muy distinto a lo ocurrido en algunas potencias".
Bb&t incluso destaca que la fortaleza de las bolsas permitió que se viera con mejores ojos lo que pasó con la integración de Chile, Colombia y Perú, "llegan con la confianza de los mercados para esa unión de mercados bursátiles que tendría su gran momento en 2024 cuando esté al 100% de su operación".
Impulso a la autonomía alimentaria
Por el lado de lo "destacable y ejemplo de resiliencia en medio de la crisis alimentaria y de servicios", los bancos resaltan los movimientos de Europa para hacer frente a los precios de la energía y la resiliencia de América Latina que dependía casi 70% de la producción de insumos agropecuarios de Ucrania y Rusia. En este último caso, "Colombia, Perú, México y Brasil, si bien tuvieron una variación en el precio de los alimentos entre 25% y hasta 35%, de no haber actuado con velocidad, los picos hubiesen sido hasta 55% como sí pasó en Venezuela y Argentina". Precisamente, los últimos tres meses, el Dane en Colombia ha reportado que la inflación de los alimentos se ha movido entre 25% y 29%.
Y del lado de Europa, los precios del gas llegaron a mínimo que no se veían desde la mitad de 2021, "hoy la crisis de precios por el gas y la energía está disminuyendo, sigue siendo un reto pero el continente se apresuró por salir de la dependencia rusa, lo mismo que los países de América Latina que entendieron que no podían basar su producción agropecuaria solo de los insumos de Ucrania".
Los países occidentales ya no compran petróleo ruso, en beneficio de los productores de energía del Golfo Pérsico y de Estados Unidos. La interrupción del flujo de gas natural de Rusia a Europa ha creado una demanda de suministros estadounidenses, lo que convierte a Estados Unidos en el mayor exportador mundial de gas natural licuado. La producción de Rusia está disminuyendo y Moscú depende cada vez más de las ventas a China e India, países que se benefician de importantes descuentos en el petróleo y el gas rusos. La carrera por asegurar nuevas fuentes de petróleo aceleró un cambio en la política de Estados Unidos hacia Venezuela que incluyó el levantamiento de algunas sanciones para aumentar la producción de crudo allí. Israel y el Líbano acordaron un acuerdo negociado por Estados Unidos que abrió el camino para las exportaciones de gas de Israel a Europa.
El problema de los precios
La invasión de Ucrania agravó la inflación mundial al interrumpir el flujo de exportaciones de alimentos, petróleo y gas natural. Los precios de referencia del gas europeo se dispararon 275% inmediatamente después de la invasión, pero desde entonces han caído.
El año pasado, los precios al consumidor crecieron en 9,6% en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), que fue la tasa más rápida desde 1988. Los precios de los cereales alcanzaron su punto máximo poco después de la invasión, que paralizó la producción de maíz, trigo y aceite de girasol. Esos precios han caído, pero aún contribuyen a que los precios de los alimentos aumenten en todo el mundo. "Los precios de la gasolina en EE.UU. subieron a más de US$5 por galón el verano pasado. Contener la inflación sigue siendo el trabajo más importante de los bancos centrales y la mayor preocupación entre los inversores que se preparan para más aumentos en las tasas de interés".
El efecto en la industria de defensa
Ucrania ha agotado las municiones más rápido de lo esperado, lo que expone las deficiencias militares de EE.UU. en la adquisición de municiones, las reservas de equipos, los trabajadores y sus cadenas de suministro, según analistas de los bancos.
"Duplicar el número de misiles antitanque Javelin o lanzacohetes Himars producidos llevaría dos años y mucho más dinero. El Pentágono ha otorgado alrededor de US$3.400 millones en nuevos contratos para reponer las existencias nacionales y de los aliados. El Ejército ha pedido al Congreso US$500 millones al año para mejorar las plantas de producción. La Casa Blanca, los legisladores y el Pentágono ahora se concentran en mantener a EE.UU. y sus aliados armados y abastecidos para futuros conflictos, incluido un posible enfrentamiento con China.
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