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Desde hace dos décadas, LR entrega la distinción Empresario del Año a ese líder empresarial que destaca por le éxito de su gestión. Este año nos concentramos en destacar al 'Empresario verde'
Las empresas que no abrazan la sostenibilidad están condenadas a desaparecer. Es posible ser rentable teniendo buenas prácticas y generando valor en las sociedades donde operan las compañías
Si hay un tema que está en boca de todos, es la sostenibilidad. Los efectos del cambio climático, el acceso a servicios básicos como el agua, la transición hacia energías renovables, la producción y el consumo responsable, son solo algunos de los temas que orbitan alrededor de ella.
No es un tema nuevo, pues algunos autores de la economía clásica de finales del siglo XVII, como el escocés Adam Smith o el británico Thomas Malthus, ya mostraban preocupación por los recursos limitados en la producción de bienes y servicios.
Pero lo que se advierte de forma temprana desde la academia es que tanto la sociedad como los gobiernos la ponen en práctica tardíamente. Fue hasta 2001 que nació el concepto de economía circular como una propuesta en la que los objetos tienen un nuevo uso cuando acaba su “vida útil”, con la promesa de que todos los componentes de un bien pueden ser desmontados para elaborar nuevos productos.
La idea nació de la mano del arquitecto estadounidense William McDonough y del alemán Michael Braungart, que propusieron un nuevo sistema en el que toda la producción puede ser reutilizable, que permite llevar los bienes y productos “de la cuna, a la cuna”.
Aunque muchos académicos, activistas y personas influyentes alertaron de la necesidad de cambiar el modelo,fue hasta 2015 que las Naciones Unidas decidieron adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, como un mecanismo que le permite a la humanidad“poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad”.
Los 17 ODS que adoptó la ONU tiene como eje transversal la sostenibilidad, pero el objetivo principal es tener agua y saneamiento; energía asequible y no contaminante; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; y vida de ecosistemas terrestres.
Los gobiernos, así como el sector privado, empezaron a poner a la sostenibilidad como uno de los pilares fundamentales, tanto para garantizar su existencia en el tiempo, en el caso de las compañías, como para recuperar la biodiversidad y proteger los ecosistemas, en el caso de los Estados.
Aunque existen algunos casos puntuales de empresas que trabajan desde hace años por tener operaciones sostenibles, la discusión tuvo un boom en la última década, desde el punto de vista político y empresarial.
No es para menos, pues expertos del sector, como Nicolás Uribe, expresidente de la Cámara de Comercio de Bogotá, CCB, han apuntado a que las empresas que no son sostenibles están condenadas a la desaparición.
La discusión siempre estuvo del lado de la rentabilidad, porque muchas empresas alegaban que la implementación de estos estándares sostenibles no sería rentable para algunos negocios, como en el caso minero energético.
Pero algunas compañías encontraron en la sostenibilidad una nueva forma de hacer negocios,abrazaron la circularidad y pusieron el foco en generar rentabilidad mientras teníanbuenas prácticas e impactan directamente en las regiones y comunidades de todo el planeta.
La sostenibilidad no tiene que ver solo con el medio ambiente, sino con la forma como las empresas se relacionan con las personas. Los mercados son cada vez más exigentes, y algunas regiones del mundo piden que haya una trazabilidad de los productos desde la extracción de las materias primas hasta su llegada al consumidor.
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Según los panelistas, invertir en sostenibilidad ya no es una opción, si bien antes no se hacía porque no se veía como algo primordial