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Aunque Colombia avanza en la ejecución de estrategias para completar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aún falta por recorrer
En un país en el que tres de cada 10 colombianos están en situación de pobreza, empresas le apuestan a intensificar inversiones sociales
La erradicación de la pobreza extrema, el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS, de la Agenda 2030, sigue siendo un reto global. De continuar las tendencias actuales, se estima que 7% de la población, es decir, 575 millones de personas, seguirán viviendo con menos de US$1,25 diarios.
Ante ello, la ONU insiste en la necesidad de intensificar inversiones en educación, protección social y oportunidades económicas, para cumplir el compromiso de “no dejar a nadie atrás” y, en este escenario, el tejido empresarial juega un papel clave.
En un país en el que tres de cada 10 colombianos están en situación de pobreza monetaria, la lucha contra este flagelo requiere un enfoque multisectorial. Empresas como Casa Luker, con su enfoque en el cacao, lideran proyectos para transformar la vida de productores rurales.
Julia Ocampo, vicepresidenta de abastecimiento y sostenibilidad de la compañía, destacó que el programa “El Sueño de Chocolate” transforma la cadena de valor del cacao, al mejorar los ingresos de 1.125 familias productoras en 12%.
Además, implementa proyectos educativos como “El Poder de la Educación”, que beneficia a más de 2.100 niños rurales y apoyan 72 iniciativas emprendedoras locales. “Es fundamental no solo ofrecer un aumento en los ingresos, sino también proporcionar herramientas educativas para que las nuevas generaciones puedan contribuir a su desarrollo y al de sus comunidades”, explicó.
Casa Luker ha forjado alianzas con la Fundación Bancolombia y otras ONG para impulsar la adopción de prácticas agrícolas regenerativas. “La erradicación de la pobreza requiere esfuerzos colaborativos,“ destacó.
Telefónica Movistar Colombia también ha implementado iniciativas para contribuir a este objetivo, integrando la sostenibilidad en su estrategia. “Los ODS nos brindan una oportunidad para contribuir desde lo que mejor sabemos hacer al presente y futuro de la humanidad, permitiéndonos crear un futuro digital más verde, fomentar el progreso social y económico mediante la digitalización”, señaló Fabián Hernández, CEO de Telefónica Movistar Colombia. Desde este enfoque, trabajan en la expansión de la conectividad como base para el desarrollo.
Su pilar es “Ayudar a la sociedad a prosperar”, mediante creación de empleo y acceso a educación digital. En 2023, más de 1,6 millones de personas se beneficiaron de sus programas educativos, y generó más de 4.950 empleos directos y 21.418 indirectos, contribuyendo a la reducción de la pobreza.
Hernández también destacó el enfoque en infraestructura resiliente y la implementación de la tecnología 5G. “Un aumento de 1% en el índice de digitalización, se traduce en un crecimiento económico de 0,3% del PIB”. Esto refuerza el papel que la conectividad juega en el desarrollo social y económico.
Decathlon Colombia, mediante iniciativas locales y globales, busca mejorar las condiciones de vida en comunidades vulnerables a través del deporte y la educación. Adriana Cortés, líder de Impacto Social de la compañía, afirmó que el deporte es “una herramienta fundamental para mejorar el bienestar físico y emocional de las personas”.
A nivel local, Decathlon implementa programas como Fútbol Pacífico, que utiliza el deporte como vía para alejar a niños y jóvenes de entornos violentos y riesgos sociales. “En los últimos años, hemos entregado más de 15.000 artículos deportivos, beneficiando a más de 6.000 niños y jóvenes”, señaló Cortés, y agregó que su objetivo no es solo la distribución de recursos, sino ofrecer acceso equitativo al deporte.
A nivel global, la empresa ha extendido su impacto con 922 proyectos en 51 países, lo que ha beneficiado a más de medio millón de personas. “Hemos generado más de 4.000 experiencias laborales, lo cual refuerza el acceso a oportunidades económicas para las comunidades más vulnerables”, indicó.
Decathlon, además, colabora con la Fundación Formavida en Bogotá, donde llevan el deporte a sectores afectados por la violencia. “Nuestro propósito es dotar a las escuelas con material escolar, entendiendo que la educación es fundamental para romper el ciclo de pobreza”, comentó. La empresa planea destinar 50% de sus impuestos a obras sociales, modelo que busca integrar el bienestar comunitario en su ADN corporativo.
Empresas como Homecenter y Constructora Capital lideran programas que buscan transformar vidas a través del acceso a vivienda digna, la mejora de espacios comunitarios y la inclusión financiera de poblaciones vulnerables.
Homecenter, reconocido por su programa de Mejoramiento del Hábitat, se consolida como un actor clave en la intervención social. Según Paola Hernández, gerente de Sostenibilidad de la empresa, “el propósito de Homecenter es reducir el déficit habitacional en comunidades vulnerables, ofreciendo acceso a viviendas dignas y espacios seguros”. Desde su inicio, el programa ha invertido más de $3.983 millones, beneficiando a 14.846 personas en varias regiones del país.
Entre las acciones se encuentran la intervención de siete áreas comunitarias en Madrid (Cundinamarca), la entrega de 15 viviendas en Puerto Colombia (Atlántico) y la construcción de 22 viviendas en Yumbo (Valle del Cauca). “Nuestro compromiso con la mejora de la calidad de vida de comunidades cercanas a nuestras operaciones es prioritario para la reducción de la pobreza”, afirmó.
El programa también incluye talleres sobre entornos saludables que buscan mejorar el bienestar de las comunidades. Para potenciar su impacto, Homecenter ha establecido alianzas con organizaciones como la Fundación Catalina Muñoz y entidades públicas como la Empresa de Vivienda de Antioquia, que proporcionan los recursos y el conocimiento técnico necesario para garantizar la sostenibilidad de los proyectos.
Pablo Echeverri, presidente de Constructora Capital, explicó que lideran programa de impacto directo en la reducción de la pobreza con la creación de viviendas de interés prioritario. El programa “Sueños Capital Mi Nuevo Hogar”, ofrece soluciones habitacionales accesibles para sus empleados, en especial aquellos que pertenecen a grupos vulnerables.
Echeverri explicó que “el objetivo central es ofrecer viviendas de alta calidad a un costo accesible”. Uno de los proyectos más importantes es Villafuerte en Medellín, que entregó más de 193 viviendas a la fecha, mientras que en Bogotá, el proyecto Armonía asignó 252 viviendas.
La empresa también trabaja con entidades financieras y proveedores para ofrecer viviendas a un precio menor al del mercado, con opciones de financiamiento accesibles.
Constructora Capital fue reconocida por el Pacto Global y la CCB por su contribución al ODS 1, al garantizar acceso a vivienda digna para población vulnerable. “Al contar con una vivienda, reducimos su exposición y vulnerabilidad a fenómenos sociales, ambientales y económicos”, puntualizó. Hasta la fecha, ha asignado más de 350 viviendas en Medellín y Bogotá, y aprobado más de 400 subsidios.
El sector educativo emerge como un aliado esencial en la lucha contra la pobreza. Claudia Andrea Betancur Rojas, directora Nacional de Sostenibilidad de la Fundación Universitaria del Areandina, resaltó cómo la educación puede ser una herramienta poderosa en esta causa.
De acuerdo con Betancur, la universidad impulsa varios proyectos que integran la educación con el desarrollo social. Uno de los más destacados es el proyecto “El verde está en nuestro ADN”, que promueve la soberanía alimentaria mediante la construcción de huertas urbanas en Pereira.
Areandina también fomenta la educación sobre el desarrollo socioeconómico a través de la Cátedra Pablo Oliveros Marmolejo, que permite a los estudiantes trabajar en proyectos para resolver problemas sociales locales. Además, la Hackathon Social ofrece una plataforma para que los estudiantes propongan soluciones innovadoras a desafíos relacionados con la pobreza.
“Nuestro compromiso es formar profesionales capaces de transformar la sociedad mediante el conocimiento y la acción”, explicó. “La universidad colabora con gobiernos y ONG, creando políticas públicas y guías de prevención, y mide el impacto de sus iniciativas a través de indicadores específicos”.
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