Navegando entre vientos renovables y reservas de hidrocarburos

Profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Sabana

Colombia avanza con determinación en su transición energética, integrando fuentes renovables como la energía eólica offshore. Según la Hoja de Ruta del Ministerio de Minas y Energía, el país cuenta con un potencial significativo (cerca de 50 GW), distribuidos principalmente en las costas del Caribe. Este enorme potencial, si se desarrolla correctamente, podría posicionar a Colombia como líder en energías renovables en América Latina mejorando la sostenibilidad de su sistema eléctrico. No obstante, la magnitud de este desafío exige un enfoque coordinado, en el que las instituciones, los actores privados y las comunidades trabajen en conjunto para superar los retos que se presentan.

Uno de los principales desafíos radica en la necesidad de un marco regulatorio claro y estable, que permita a los inversionistas proyectar a largo plazo. La reciente publicación del Aviso No. 01 sobre la primera ronda de energía eólica costa afuera demuestra avances significativos en la definición de normativas, que se ha fortalecido con las particularidades del entorno marítimo y los aprendizajes de otros países pioneros en energía eólica offshore, como Dinamarca y el Reino Unido. Seguirá siendo una responsabilidad robustecer de manera continua las capacidades institucionales para gestionar estos proyectos complejos y supervisar su correcta implementación.

A diferencia de la logística en los proyectos de energías renovables en el continente, los desarrollos offshore requieren infraestructuras portuarias especializadas, capaces de soportar el transporte y montaje de turbinas de gran escala, así como la construcción de bases operativas cercanas a las zonas de desarrollo. En este sentido, la experiencia acumulada en la exploración de hidrocarburos costa afuera en Colombia puede ser una aliada estratégica en lecciones aprendidas.

Otro aspecto clave es la compatibilidad de los proyectos eólicos offshore con actividades económicas existentes, como la pesca y el turismo. Este tema ha sido considerado dentro del marco de la Transición Energética Justa, que busca minimizar conflictos y fomentar la coexistencia entre diversas comunidades. Una planificación espacial marítima adecuada resulta esencial para evitar inconvenientes similares a los que han enfrentado algunos proyectos eólicos en tierra firme.

Simultáneamente, es crucial reconocer que, aunque la transición hacia energías renovables es prioritaria, la exploración y explotación de hidrocarburos costa afuera siguen siendo pilares fundamentales para la seguridad energética del país. Las reservas marítimas de hidrocarburos representan una fuente vital para el equilibrio económico y energético, especialmente en momentos de creciente demanda y transición hacia una matriz más diversificada. Institucionalmente, se deben continuar incentivando estas actividades con un enfoque sostenible, asegurando un suministro confiable de energía mientras se invierte en investigación y desarrollo de tecnologías más limpias.

En un panorama prometedor pero desafiante, Colombia se encuentra en una encrucijada energética que ofrece oportunidades únicas para liderar en energías renovables en la región. Aprovechar este potencial requerirá no solo superar los retos regulatorios e infraestructurales, sino también fomentar la cooperación internacional, atraer inversiones de impacto y fortalecer el capital humano en el sector. Además, la articulación de políticas públicas con una visión a largo plazo será clave para garantizar que estos proyectos contribuyan no solo a la descarbonización de la matriz energética, sino también al bienestar de las comunidades y la sostenibilidad ambiental.

La energía eólica offshore en Colombia es mucho más que un proyecto de ingeniería; es un camino inevitable hacia un futuro más sostenible y equitativo. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad del país para integrar aprendizajes, construir consensos y actuar con determinación frente a los retos que presenta este ambicioso objetivo. La combinación de innovación tecnológica, políticas inclusivas y un enfoque estratégico permitirá a Colombia no solo navegar en las aguas del Caribe, sino también liderar en el mapa latinoamericano de la transición energética.