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El Congreso Latinoamericano del Acero- Alacero 59 se está desarrollando en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias. Allí se discutirán temas como el acero es una alternativa para construcción, como el producto es fundamental para las vías de cuarta generación, los aranceles de Trump y muchos temas más que los empresarios podrán complementar con este especial.
Los costos globales del acero han aumentado sustancialmente y, particularmente en Estados Unidos, han alcanzado niveles inexplicables.
Desde que Donald Trump asumió como presidente de los Estados Unidos, y advirtiendo que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, el Gobierno estadounidense ha librado una cruzada “proteccionista” interminable, imponiendo aranceles a cientos de productos provenientes de todos los rincones del planeta, entre los que se destacan paneles solares, lavadoras, aluminio y acero.
Las medidas adoptadas por el nuevo régimen Republicano no tardaron en ser criticadas por políticos, empresarios y cientos de partes interesadas de todo el mundo. De hecho, decenas de observadores económicos advirtieron que los gravámenes, en vez de disparar la economía local, tendrían un efecto contrario, dándole una bofetada a las finanzas de millones de empresas y trabajadores estadounidenses.
Los aranceles para las importaciones de acero fueron particularmente altos, con tasas de 25%, y afectaron significativamente a todas las importaciones del metal salvo las de Corea del Sur, Argentina, Australia y Brasil.
“Las medidas proteccionistas tienen un costo para la economía doméstica”, afirmó entonces en entrevista con The Guardian , Ben May, de la consultora Oxford Economics. “Un arancel que aumenta el precio del acero importado en Estados Unidos tendrá un impacto negativo en todas las industrias que utilizan acero. En el resto del mundo, creará un exceso de oferta y reducirá el costo”.
Desde que Trump lanzó su batería arancelaria a principios de 2018, las arcas estadounidenses han recibido alrededor de US$4.400 millones en impuestos, de los cuales 2.340 fueron provenientes del acero. Incluso, las principales siderúrgicas estadounidenses han asegurado tener ingresos mayores a los esperados en el segundo trimestre del año.
No obstante, lo cierto es que la enorme cantidad de recursos invertidos en la implementación de las controvertidas medidas no se ha traducido a la larga en ningún beneficio significativo para la economía estadounidense. Por el contrario, mientras las importaciones de acero se redujeron en 20% entre abril y julio de 2018, la escasa producción local tan solo mostró un modesto crecimiento de 5%.
Este complicado panorama solo ha logrado que el acero estadounidense hoy en día sea el más caro del mundo, generando costos multimillonarios para grandes industrias locales como la automotriz y la construcción. Según datos oficiales, una tonelada de acero en Estados Unidos cuesta US$920, US$260 más que si fuese producida en China.
“Los costos globales del acero han aumentado sustancialmente y, particularmente en Estados Unidos, han alcanzado niveles inexplicables”, señaló hace poco el gerente general de Whirlpool, Marc Bitzer, en una entrevista radial. “La incertidumbre relacionada con los aranceles y las acciones comerciales globales está elevando los costos”.
Pero además de los precios exorbitantes del acero, el controvertido proteccionismo de Trump no ha hecho más que desatar guerras comerciales con otras naciones, muchas de ellas aliadas y de vital importancia para la economía estadounidense.
En cuanto al acero y otros metales, China, la Unión Europea, Canadá, México, Rusia y Turquía han solicitado a la OMC configurar un panel para juzgar la legalidad de los gravámenes impuestos por Trump el pasado marzo.
Mientras que estas naciones aseguran que Estados Unidos atenta contra las reglas del comercio mundial, Washington afirma que se trata de un asunto de seguridad nacional y, por lo tanto, está fuera de la jurisdicción de la organización comercial.
Este año se esperan mejoras en exportación.
A través de la Dian se ha logrado frenar el tráfico de materiales desde Venezuela.
Los cambios en la producción, distribución y venta de acero en los últimos 25 años han puesto en evidencia que el sector depende de la capilaridad de red de distribución mayorista- minorista.