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Las plataformas de streaming llegaron a la canasta familiar
En 10 años la divisa tuvo una revaluación de 70% y se movió al compás de la cotización del petróleo
Al inicio del gobierno de Juan Manuel Santos, el presidente y el ministro de Hacienda de esa época, Juan Carlos Echeverry, hacían reuniones en la Casa de Nariño con economistas y expertos para hacer lo que muchos hoy llevan a cabo: evaluar los indicadores que podrían generar una depreciación del peso colombiano frente al dólar.
Allí se discutieron y revisaron los choques externos e internos, pero probablemente, jamás pensaron que el valor del dólar, que recibieron sobre los $2.044, superaría el techo de los $3.500 al término de la década.
Hoy, con la moneda estadounidense en máximos históricos, hay pocos que se atreven a decir para dónde va su cotización en Colombia. Pero al revisar lo ocurrido en esta década, pocos le atinaron a la ‘futorología’ cambiaria, pues siempre se habló de que la mejor tasa de cambio estaba por debajo de $2.000 en los primeros años de la década, luego que sobre $2.900 y $3.000, y hoy se habla de que hay que sacarle provecho a los $3.200 y $3.400.
La volatilidad de la moneda de Estados Unidos puso a hacer cuentas a todos, y basta ver la diferencia entre su precio de inicio de año, $2.044,23, hasta el valor máximo histórico alcanzado el 30 de noviembre de 2019: $3.522, causado porque el mercado salía de activos emergentes y se refugiaba en la divisa. En total, la diferencia se resume en más de $1.478 y una devaluación superior a 70%. Sin embargo, ese monto aumenta si se compara el valor mínimo de la década, que se dio el 15 de julio de 2011, ($1.748,41), y la TRM más alta jamás registrada, pues la diferencia aumenta a $1.774, es decir, una caída superior a 95,5%.
Para los expertos y operadores cambiarios, hay varias razones que han generado este comportamiento en la relación peso vs. dólar y la principal es la exposición a la cotización internacional de los precios del crudo, ya que cualquier fluctuación del commodity se sentía como un sismo en la economía local.
El periodo comprendido entre 2010 y 2014 es muestra de esta correlación, pues la estabilidad de la cotización del barril de crudo, entre US$77 y más de US$100, fue una de las principales causas de tener un dólar a la baja. Incluso, en precios que hoy parecen impensados. En esos años la tasa de cambio fluctuó entre $1.774 y $2.000 jalonada por la materia prima que sentía la reactivación de las economías que empezaban a levantarse de la crisis financiera de 2008, principalmente la de Estados Unidos y la de algunos emergentes que demandaban petróleo para acelerar sus procesos de producción.
Además, según Casa de Bolsa, en este periodo hubo cierta estabilidad en el déficit de cuenta corriente colombiano que estuvo alrededor de 2,5%-3%, lo que, en definitiva, creó un coctel para que con precios bajos del dólar, el petróleo en máximos y el país aprovechando lo que posteriormente se dijo que había sido un efecto de la enfermedad holandesa, terminara creciendo a 5,9% en 2011.
Sin embargo, después de esas ‘vacas gordas’ en materia de precios del dólar, por debajo de $2.000, llegaron las ‘vacas flacas’. A partir del segundo semestre de 2014, de acuerdo con un análisis de Davivienda Corredores, el peso colombiano vivió su primer periodo de desvalorización de la última década, que ha sido el mayor de la historia, y que se sintió hasta el primer semestre de 2016, con Mauricio Cárdenas, como ministro de Hacienda.
“Durante ese periodo el precio del petróleo Brent presentó una caída superior a 75%, entre el máximo de US$115 por barril y el mínimo de 2016 (US$28). Esta caída obedeció al considerable aumento en la producción de Estados Unidos; las tensiones al interior de la Opep, y las señales de desaceleración que mostraba China en ese entonces”, apuntaron los investigadores de la firma.
La época del crecimiento a base de exportación de petróleo se desvaneció. El déficit de cuenta corriente alcanzó 7,15% del PIB y la tasa de cambio subió 80%, desde $1.800 hasta $3.400.
Luego volvió un espacio de tranquilidad, entre 2016 e inicios de 2018, cuando el commodity se estableció en valores que iban de US$40 a US$60 por barril. Con esto, el dólar se descolgó y se mantuvo sobre $3.000, e incluso menos.
Pero después de ese tiempo, entrado el año pasado, la incertidumbre se convertía en la palabra clave para tratar de definir para dónde iba la divisa, pues la guerra comercial desatada por Donald Trump y China, según Casa de Bolsa, comenzó otro proceso devaluacionista.
Con ese panorama arancelario, en 2019, el temor por la desaceleración del PIB global y caídas esporádicas del crudo motivadas por el fantasma de la falta de demanda de China hicieron que el dólar siguiera al alza. A esto se sumó la protesta social en Ecuador, Chile y Bolivia, lo que ahuyentó a los inversionistas de los emergentes de América Latina, un sentimiento que se acrecentó con la convocatoria de la marcha del 21 de noviembre en Colombia, en la que se movilizaron más de 200.000 personas.
Este caldo de cultivo y el miedo al contagio de una realidad de enfrentamientos en las calles, hizo que el 27 de noviembre de 2019 el dólar superara los $3.500 y cerrara a $3.502 ,9. Pero la sorpresa duró poco, pues el 30 de ese mes la moneda llegó a una Tasa Representativa del Mercado histórica de $3.522 ,56, tras una devaluación mensual de 5%; una nueva realidad para Colombia y su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
En el último mes de la década, la tregua comercial en el mundo y la disipación de la protesta violenta alentaron a los mercados y el dólar volvió a caer, esta vez sobre $3.350, un valor que, seguramente, ya tiene a muchos en el Gobierno y en las empresas haciendo cuentas para tratar de atinarle a si se mantendrá, bajará o subirá en la otra década.
Los vecinos sienten el remate del periodo
Después de un inicio de década que mantuvo a la mayoría de países de América Latina con buenos resultados en sus economías, impulsados por el precio del petróleo, en mayor o menor escala, los países vecinos a Colombia sintieron el periodo devaluacionista del fin de la década con la suma de la desaceleración global, la guerra comercial y las protestas sociales o problemas económicos. Solo en noviembre de 2019, el peso chileno cayó frente a la divisa estadounidense 8,63%, mientras que el real brasileño perdió 5,89% y el peso colombiano tuvo una reducción de 5,44%.
Los protagonistas
Juan Carlos Echeverry
El primer ministro de Hacienda de Juan Manuel Santos estuvo en el cargo hasta septiembre de 2012. En su gestión, con la tasa de cambio baja, abogó por una política de intervenciones para que la devaluación o revaluación del peso no afectara las exportaciones.
Mauricio Cárdenas
Con el economista en la cartera de Hacienda, el país tuvo que sortear la caída de los precios del crudo y la disparada del dólar en 2016 hasta un máximo, en ese momento, sobre $3.440. Lejos quedó la cifra del ‘dólar Cárdenas’ que rondaba los $1.900 en 2013.
Alberto Carrasquilla
El ministro de Hacienda del presidente Iván Duque es el torero de la devaluación actual que acumula un promedio anual de 12% según Anif. En octubre de 2019, el funcionario fue optimista y dijo que por “cada $100 que suba el dólar sobre $3.250, ingresa $1 billón a la Nación”.
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Según cifras del MinTIC, en 2009 había 41 millones de líneas móviles
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