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Las nuevas tecnologías están provocando una revolución en la movilidad de las personas
Las tendencias de transporte y movilidad en Colombia en los últimos cinco años son muy heterogéneas y así mismo sus tendencias para el próximo quinquenio. Colombia en materia de transporte ha presentado avances importantes en la construcción de infraestructura y en la formulación de una política nacional logística pero todavía persisten brechas que no se han superado totalmente. Lo mismo ocurre cuando se aborda el tema de movilidad en las ciudades donde algunas brechas tienden casi a ser permanentes.
En lo que se refiere al transporte y la logística podemos mencionar que Colombia sigue atrapada en transporte de mercancías por vía terrestre y se evidencia un avance incipiente en el modo férreo y un eficiente modo marítimo pero la tarea de la intermodalidad no se ha vuelto una práctica común y por ello sus costos logísticos siguen en niveles no competitivos, es decir, Colombia en la construcción de infraestructura ha avanzado de forma desacompasada (ha ritmos diferentes) y esto se refleja en sus lugares de competitividad. Es preocupante el rezago en la red terciaria y el Plan Nacional de Desarrollo del actual Gobierno afortunadamente ha colocado especial énfasis, sin embargo, en la forma cómo se realicen las licitaciones y contrataciones puede perderse esta iniciativa debido a que existen reticencia de algunos sectores en el orden territorial adoptar el contrato plan para hacer más eficiente y trasparente la construcción de las vías. El fantasma de la corrupción todavía sigue perturbando la gestión pública en todas las escalas de la administración territorial y nacional.
De otro lado, otra preocupación relacionada con la Política Nacional Logística y no tan claramente señalado en el Plan Nacional de Desarrollo es la formación de los precios de productos agropecuarios y la relación de construcción de infraestructura en las redes terciarias de carreteras. Es sabido de la pobreza en los campos y como su origen se encuentra no solamente en su atraso tecnológico sino también en que los precios de los productos agropecuarios no compensan los costos de producción, en otras palabras, no le queda una ganancia al campesino al vender sus productos debido a que la formación de precios es inequitativa por los monopolios de transporte municipal y por la dificultad al acceso de mercados. No solo la infraestructura determina la competitividad, sino también la contribución a mejores niveles de calidad de vida para los actores de la cadena productiva es necesario considerar.
De otra parte, la movilidad y los sistemas de transporte en las ciudades pareciera estar concentrada en las discusiones de garantizar las ganancias a los operadores privados y en la calidad del aire. Este modelo es necesario revisarlo debido a que se necesita hacer un análisis con mayor rigor al comportamiento de la demanda y centrar con mayor énfasis la relación de las políticas de movilidad y transporte con la calidad de vida de quienes habitan las ciudades. No todo puede estar orientado a empaquetar a las personas en los buses para que cuadren las cifras y las ganancias prometidas, sino que es necesario abrir el debate sobre la calidad de viaje. El tema de cultura ciudadana en la movilidad es necesario revaluarlo constantemente y acompañar este tema con el aspecto de la calidad del viaje del usuario.
En conclusión, la movilidad y el transporte en Colombia presenta avances, pero también necesita superar algunas brechas y una reorientación en sus temas fundamentales.
Durante 2018 se transportaron 953,8 millones de pasajeros.
Los costos de operación también son más elevados a los que se plantearon inicialmente.
El segmento de híbridos y eléctricos mostró un crecimiento de 291,3%, al pasar de 103 a 403 matrículas entre enero y marzo