El sector fintech: liderando figuras de cambio social

Si empezáramos a evaluar al siglo XXI y analizáramos su transformación constante, podemos destacar el gran avance que se ha dado en temas como el cierre de brechas de desigualdad de género, el rol de las mujeres y los hombres en las esferas públicas y privadas de la sociedad, junto con las condiciones para acceder a ellas de manera equitativa, sin importar la raza, origen y género de las personas. Hay que reconocer que la tecnología, que ha permeado distintos sectores económicos, ha sido una de las herramientas propulsoras de estos cambios y tendencias.

Un ejemplo de este cambio, se ha presentado en el sector minero, conocido por su tradición masculina, por las características de su entorno. Hoy por hoy, esta industria se ha transformado de manera tal que la representación de las mujeres ha aumentado de manera significativa, no solo en los cargos ejecutivos, sino también en las tareas operativas, gracias a la apertura y promoción de carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para las mujeres. Según el Dane, la participación del género femenino en este sector se incrementó de 20% en 2015 a 30% en 2020; actualmente, el porcentaje sigue aumentando.

Asimismo, un panorama real y alentador se registra en el sector fintech, que no solo llegó a revolucionar la banca tradicional y la manera en cómo los usuarios -independiente de su género, capacidad económica, historia, entre otras condiciones- se relacionan con el sistema financiero, sino que también se ha consolidado en el liderazgo femenino como uno de sus bastiones.

Por su mismo ADN innovador y disruptivo, las fintech, a partir de una oferta de servicios y productos, han motivado la predominancia de ambientes de trabajo más incluyentes, que promueven la generación y el acceso al empleo, sumados a una visión de futuro de lo que podría llegar a ser la sociedad en algunos años.

Esta proyección es la muestra clara de que las barreras y los estereotipos se pueden eliminar para generar valor en la sociedad, partiendo de la posibilidad de que sí es posible que las empresas promuevan la inclusión y se equiparen los reconocimientos entre los géneros.

De acuerdo con un reporte del BID, el porcentaje de “Startups” y empresas “Fintech” en América Latina, dirigidas por una mujer o con mujeres en el equipo fundador, es de 35%, cifra que está por encima del promedio global. De hecho, particularmente en Colombia, la asociación Colombia Fintech, confirmó que la mitad de las fintech afiliadas cuentan con la participación de una mujer en el equipo fundador.

Estas cualidades del sector fintech, junto con su visión disruptiva, nos muestran que el impacto de estas empresas en el cierre de brechas de desigualdad de género, se hace más real cuando nos encontramos con que el core de este negocio amplía las oportunidades de acceso e inclusión a los servicios financieros, a los que todas las personas pueden acceder, a unos cuantos clics.

Es claro que las empresas que hacen parte del sector fintech, están destinadas a seguir generando estas tendencias y ser agentes de cambio que reconfiguran elementos de sistemas sociales arcaicos y obsoletos, que no corresponden al llamado de una sociedad que se transforma permanentemente.