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La factura electrónica no solo modernizará las operaciones de las empresas, sino que les permitirá reducir costos.
La obligatoriedad de la factura electrónica no debe verse de mala forma, por lo contrario, representa para las empresas estrategias de sistematización que permiten minimizar los procesos manuales.
El primero de diciembre es la fecha límite para que los grandes contribuyentes que tuvieron inconvenientes de tipo tecnológico puedan integrar efectivamente la factura electrónica. Igualmente, aproximadamente 500.000 empresas tienen la obligación, a partir del primero de enero de 2019, la emisión del documento digital. De lo contrario, podría implicar la clausura de establecimiento de comercio.
Quienes estando obligados a facturar electrónicamente y no lo hicieron en los plazos establecidos legalmente, estarían incurriendo en un hecho sancionable contemplado en el artículo 684-2 del Estatuto Tributario Nacional, en concordancia con el artículo 657.
“La no adopción de dichos controles luego de tres (3) meses de haber sido dispuestos por la Dirección General de Impuestos Nacionales o su violación dará lugar a la sanción de clausura del establecimiento en los términos del artículo 657”, establece la norma.
Para la directora de impuestos de BDO, Claudia Camargo, esta sanción no es exagerada, pues desde hace más de dos años se habla da la obligatoriedad de la factura electrónica, por lo que considera que las empresas ya deben estar preparadas para su implementación.
“Que su negocio use la facturación electrónica no es un proceso complicado. Además del tiempo que se ha hablado del tema, ya son muchos los proveedores que están capacitados y certificados por la Dian que ofrecen un excelente servicio. Esta herramienta cambia los procesos internos de las compañías, pero es necesario y terminan beneficiadas”, expresó Camargo.
Para la directora, las compañías pequeñas son las que pueden presentar mayores inconvenientes en la implementación, pues en ocasiones el pago al proveedor puede ser costoso, sin embargo, Camargo indicó que el ahorro en materiales, espacios físico y aumento de la productividad compensa a largo plazo el costo de esta herramienta electrónica.
Para Elkin Rodríguez, jefe de producto ERP y Pyme de Softland, uno de los retos más grandes por afrontar en la implementación de la facturación electrónica, es pensar en un nuevo modelo de documentos electrónicos. El intercambio y la interoperabilidad definitivamente abre puertas y crea diferentes desafíos y pensamientos que avanzan dentro de la misma transformación digital para las empresas.
La obligatoriedad de la factura electrónica no debe verse de mala forma, por lo contrario, representa para las empresas estrategias de sistematización que permiten minimizar los procesos manuales y gestionar de manera ágil y sencilla la generación y el envío de documentos electrónicos.
Según Rodríguez, el impacto positivo que tendrá esta nueva normativa no sólo afectará positivamente a las empresas, sino que, al hacer parte del programa de reactivación económica del país para el nuevo Gobierno, “se convierte en aliada que apalanca el camino acelerado de la transformación digital que el país lleva a un muy buen ritmo”.
Las empresas que ya se han informado pueden comenzar el proceso estableciendo los recursos tecnológicos para implementarlo.
Una vez cesen estos inconvenientes deberán transcribir la información de facturas expedidas por talonario o papel y enviarlas a la Dian en formato electrónico.
Se espera que 500.000 contribuyentes entren al sistema antes del próximo año