“El proyecto mejoró nuestra calidad de vida y territorio”

El proyecto ‘Promoción de Estrategias Innovadoras para el Desarrollo Rural Sostenible y la Conservación Ambiental’, que ejecuta el Fondo Colombia en Paz con financiación del FCS, comprende siete proyectos que buscan fortalecer seis cadenas productivas. Uno de esos siete proyectos se llama ‘Fortalecimiento de las capacidades de producción agroecológica y comercialización de cafés especiales en Policarpa, Nariño’, y es liderado por la Organización Internacional Holandesa de Cooperación para el Desarrollo (Icco). Emerson Narváez, miembro de la Asociación Nuevos Horizontes, habló sobre cómo se han beneficiado con la iniciativa.

¿Cómo fue la vinculación con el Fondo Colombia Sostenible?

Nuevos Horizontes fue conformada hace 15 años por 150 productores, pero hace cuatro años tuvimos un impulso para abordar la producción de cafés especiales. La asociación estaba organizada, pero no tenía una dirección, entonces el Fondo Colombia Sostenible llegó a darle fuerza a la comercialización, a capacitar en catación y a mostrar la asociación. Si no hubiera llegado, nos hubiéramos quedado en un punto de estancamiento.

¿Qué transformación social han notado con el proyecto?

Policarpa era una zona de conflicto, violencia y cultivos ilícitos, decir que se podía producir cafés especiales en nuestro municipio parecía imposible. Gracias al Fondo se pudo demostrar que sí se podía y se quitó ese estigma. Ahora hay mujeres y jóvenes que están apostando a vivir del café. Por ejemplo, yo nunca pensé regresar al campo porque era muy difícil el contexto, pero ya se logró un relevo generacional de jóvenes apasionados que quieren producir café.

¿Cómo se logró enganchar a los jóvenes con la producción?

Demostrándolo. La proyección y convicción de lo que se está haciendo contagia. Fui el primero que inició con la catación y ahora es un logro ver hasta 40 jóvenes apasionados y metidos de lleno en la producción.

¿Cómo se transformó la relación con el medio ambiente?

En lo ambiental, el impacto fue brutal. Cambiamos una forma de producir muy tradicional a una tecnificada y mucho más amigable con el medioambiente. Antes, se gastaba 15 litros de agua para producir un kilo de pergamino seco, pero hoy estamos gastando 0,9, la reducción es casi 99%. Ya se está hablando de abonos orgánicos y de no utilizar tantos agroquímicos. Este proyecto con este enfoque ha tenido éxito no solo en mejorar la calidad de vida sino también en cuidar donde vivimos.

¿Qué pasará al finalizar el proyecto?

Nos dejan muy buenas bases, estamos tocando puertas para crecer en el rol empresarial y la exportación. Otros proyectos muchas veces entregan recursos, pero los proyectos se caen y no tienen futuro. Gracias a la experiencia con el FCS y al cambio que ha habido en la gente, hay entusiasmo en seguir.