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Hay país, Colombia a 2050


En un ejercicio de prospectiva económica, LR consultó a diferentes líderes gremiales cuál es la fórmula para crecer a 2050

ANÁLISIS

Colombia y el “shock chino”: de la bonanza a la incertidumbre

miércoles, 21 de agosto de 2024

Para países como Colombia, un exportador neto de materias primas, este choque representó tanto una oportunidad como un desafío

Hernando Zuleta G.

Decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes

El ascenso meteórico de China como potencia económica ha dejado una marca indeleble en la economía global. Este fenómeno, conocido como el “shock chino”, particularmente pronunciado entre 2000 y 2012, redefinió los mercados globales, especialmente en lo que respecta a los commodities. Para países como Colombia, un exportador neto de materias primas, este choque representó tanto una oportunidad como un desafío. En términos fiscales, el aumento en los precios del petróleo y otros recursos naturales, impulsado por la demanda china, benefició sustancialmente al gobierno colombiano. Los ingresos derivados del petróleo no solo llenaron las arcas del Estado, sino que también facilitaron una revaluación del peso, abaratando bienes de capital e impulsando sectores clave de la economía.

El “shock chino” no solo influyó en las arcas fiscales de Colombia, sino también en la distribución del ingreso. En un país donde las industrias no transables-como el comercio minorista, la construcción y los servicios-son más intensivas en trabajo básico, el auge de los precios de los commodities tuvo un efecto positivo sobre la igualdad de ingresos. La mayor demanda y los precios elevados de los productos exportados permitieron al gobierno y a las empresas invertir más en estos sectores, generando empleo y mejorando los salarios, especialmente para los trabajadores menos calificados.

Sin embargo, esta era de prosperidad podría estar llegando a su fin. La población de China comenzó a disminuir en 2022 y se proyecta que caerá drásticamente a 1.300 millones para 2050 y a 770 millones para 2100. Este cambio demográfico, que se traduce en una menor fuerza laboral y un mayor número de personas ancianas que necesitan apoyo, plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la economía china. Una contracción en la economía china no solo disminuiría su demanda de commodities, sino que también podría desestabilizar los mercados globales, generando una caída en los precios de las materias primas de las cuales países como Colombia han llegado a depender.

Para Colombia, las repercusiones de esta contracción podrían ser análogas, pero en sentido opuesto, a los beneficios experimentados durante el auge. Con una menor demanda de sus exportaciones, el país podría enfrentar una reducción en los ingresos fiscales, afectando la capacidad del gobierno para financiar programas sociales y mantener la estabilidad económica. Además, la pérdida de valor en los precios de los commodities podría llevar a una depreciación del peso, encareciendo los bienes de capital e incrementando los costos de producción en sectores clave.

El impacto en la distribución del ingreso también podría ser significativo. La disminución de la inversión en sectores no transables podría reducir la demanda de trabajo básico, afectando negativamente a los trabajadores menos calificados y exacerbando las desigualdades existentes. En un país donde la igualdad de ingresos ha mejorado parcialmente gracias a los beneficios del “shock chino”, esta tendencia podría revertirse rápidamente, aumentando la presión sobre un mercado laboral ya frágil.

Ante esta perspectiva, Colombia debe invertir vigorosamente en capital humano para mitigar el efecto redistributivo del shock negativo, buscar mercados en economías emergentes cuya población aún crece, y fomentar la inversión en sectores internacionalmente comercializables diferentes a los commodities. La adaptación proactiva a este nuevo escenario será clave para garantizar que la economía colombiana no solo resista las turbulencias futuras, sino que también se posicione en un camino de crecimiento sostenible y equitativo.

Colombia, al igual que muchas otras economías emergentes, deberá adaptarse a esta nueva realidad. La dinámica de la demanda china y los altos precios de los commodities ha sido una espada de doble filo. Si bien ha permitido un crecimiento económico sostenido y una mejora en la distribución del ingreso, también ha creado vulnerabilidades que ahora amenazan con salir a la luz. Para enfrentar este desafío, Colombia deberá buscar diversificar su economía, reducir su dependencia de los commodities y fortalecer sus sectores transables, preparándose para un futuro en el que el “shock chino” ya no juegue un papel central en su desarrollo económico.

En última instancia, el “shock chino” que alguna vez fue un motor de crecimiento para Colombia podría convertirse en un recordatorio de la importancia de la resiliencia económica. A medida que el panorama global cambia, la capacidad de adaptarse y encontrar nuevas fuentes de crecimiento será crucial para asegurar la estabilidad y el progreso en un mundo post-”shock chino”.

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