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En un ejercicio de prospectiva económica, LR consultó a diferentes líderes gremiales cuál es la fórmula para crecer a 2050
Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC, dijo que es necesaria una reforma que garantice la seguridad jurídica para el desarrollo de actividades agropecuarias
La realidad en el sector agropecuario es más que diversa. Si bien en el primer semestre de 2024 esta actividad fue la segunda que más creció, con un 8% después de las actividades artísticas (9,1%); también hay una realidad menos favorable y son los temas del empleo, los altos costos y la interrumpida conectividad rural.
Uno de los exponentes que ya ha planteado esta dicotomía es el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Jorge Enrique Bedoya, quien viene alertando desde comienzo de año, por ejemplo, sobre la pérdida de 200.000 empleos en el sector.
Por ser uno de los rubros clave para la economía nacional, le consultamos a Bedoya cuáles son los pasos que hay que dar desde ya para que el horizonte del agro se vea menos nublado a 2050.
Considero que son tres cosas puntuales las que deben pasar: primero, reducir a un dígito la tasa de informalidad laboral del país; segundo, haber acabado con el terrorismo, la extorsión y las organizaciones que cometen estos delitos; y tercero, alcanzar la tan anhelada meta de hambre cero.
Para un país como Colombia el crecimiento económico, sin lugar a dudas, se logra garantizando las condiciones de seguridad física y jurídica que faciliten la inversión, la generación de empleo formal y el desarrollo de las diferentes actividades económicas.
El sector agropecuario deber superar el reto de tener actividades orientadas primordialmente a la oferta y no todos profundizando en la comercialización (cercanía al consumidor), la transformación y las exportaciones. Así mismo, la falta de una mayor conciencia sobre la importancia de las economías de escala, la integración vertical, los criterios de diferenciación, y sobre todo la necesidad de adaptarse al cambio climático son retos que se deben superar.
Creería que dos: una buena reforma laboral y una reforma que garantice la seguridad jurídica para el desarrollo de actividades agropecuarias.
Primero, una verdadera política de construcción de vías terciarias y secundarias que de una vez por todas resuelva el problema de conectividad rural.
Segundo, la cobertura digital total en la ruralidad que se convierta en un detonante para la mejora competitiva del sector, para le educación de los niños y jóvenes rurales, para el acceso a la información que contribuya a la toma de decisiones de los productores rurales.
Y tercero, una política de seguridad y justicia integral con sentido de permanencia que garantice las condiciones de seguridad en el territorio para que llegue la inversión, el empleo y el desarrollo.
Lo que crece y decrece en el sector
El Dane reveló que el PIB creció 2,1% en el segundo trimestre de 2024 y la primera actividad económica que más contribuyó a eso fue la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, que crece 10,2% y aporta un punto porcentual a la variación anual. Por subsectores, lo que más creció fue el cultivo permanente de café (25,8%); los cultivos agrícolas transitorios y permanentes, propagación de plantas (viveros), actividades de apoyo al agro, entre otros (10,9%); y la ganadería (6,5%). La pesca y acuicultura decreció 9,1% y también lo hizo la extracción de madera en un 7,3%.
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