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Colombia ya tiene la hoja de ruta para consolidar los proyectos tanto públicos como privadas en el tema de hidrógeno
La política pública del hidrógeno, una estrategia en el proceso de descarbonización, está dada por su Hoja de Ruta y la Ley 2099
Dentro del proceso de transición energética, el hidrógeno se convierte en un instrumento que contribuye a la aceleración de la consecución de los objetivos de la estrategia de descarbonización del país.
Tras la implementación de la Hoja de Ruta del Hidrógeno y con ella la Ley 2099, como bases de la política pública y jurídica que cimientan el avance de la industria del hidrógeno y el compromiso del Gobierno con la reducción de emisiones estipulada en los objetivos del Acuerdo de París de 2015, se propuso una agenda para el despegue de este nuevo energético.
Mónica Gasca Rojas, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Hidrógeno, señaló que desde 2021 vienen trabajando con un grupo de compañías líderes a nivel mundial para construir un ecosistema eficiente.
“Al cierre de 2023 realizamos la primera base de datos de proyectos de escala industrial en Colombia, como producto de nuestra constante colaboración con la Agencia Internacional de Energía. Allí, identificamos 28 proyectos en desarrollo en todo el territorio nacional”, explicó Gasca. “Estos proyectos son adelantados por empresas tanto nacionales como internacionales y están dedicados a la exportación en mayor medida y a suplir la demanda local”, agregó.
De acuerdo con Gasca, el país ha sido pionero en la región en el desarrollo de políticas públicas y regulación enfocadas a promover el ecosistema del hidrógeno. “Se desarrolló una regulación enfocada en brindar incentivos tributarios a los proyectos en toda la cadena de valor del hidrógeno (Ley 2099 de 2021), se incluyó al hidrógeno en la planeación energética del país (PEN 2022-2052), en la hoja de ruta de la transición energética justa y se adelantaron estudios para dimensionar nuestro potencial como país para la producción de hidrógeno a partir de biomasa, energía hidroeléctrica, así como la disponibilidad del mismo en yacimientos naturales”, agregó.
Según la Asociación, se ha avanzado en la consolidación del ecosistema del hidrógeno en diferentes frentes: políticas públicas, regulación, financiamiento, impulso a proyectos, cooperación entre entidades estratégicas e innovación y desarrollo.
“A nivel de financiamiento, desde la Asociación venimos adelantando una iniciativa de la mano del Ministerio de Minas y Energía, y la Unión Europea, para desarrollar un fondo de financiamiento que impulse el desarrollo de proyectos de producción de hidrógeno a escala industrial, los cuales son fundamentales para mover el mercado y aumentar la competitividad”, manifestó.
Además, de la mano del operador del mercado eléctrico, XM y la cooperación alemana, GIZ, adelantan estudios enfocados en dimensionar la capacidad de la red para conectar electrolizadores y los modelos de certificación voluntaria de hidrógeno que se pueden implementar en el país como herramienta de competitividad.
Se espera “desarrollar entre 1 y 3 GW de electrólisis que se ubicarán tanto en regiones de alto recurso renovable como La Guajira, como en lugares próximos al consumo con el objetivo de minimizar los costos asociados al transporte, implicando la instalación de al menos 1,5 - 4 GW de Fncer en el país”, señala la estrategia planteada.
De acuerdo con la hoja de ruta, alcanzar esta capacidad instalada de electrólisis permitirá posicionar a Colombia como un país exportador de hidrógeno. Además, se busca alcanzar un hidrógeno verde competitivo, logrando costos de 1,7 US$/kg cuando se produzca en las zonas de recurso renovable óptimo, y una producción de al menos 50 kt de hidrógeno azul.
Frente a la demanda nacional de hidrógeno, se prevé en una primera fase alcanzar una flota de al menos 1.500 a 2.000 vehículos ligeros de pila de combustible para transporte de pasajeros y carga; de 1.000 a 1.500 vehículos pesados de pila de combustible; una red de al menos 50 a 100 hidrogeneras de acceso público para el repostaje de los vehículos anteriores; y un consumo de 40% de hidrógeno de bajas emisiones en el sector industrial.
Las metas planteadas en la hoja de ruta habilitarán tres objetivos transversales: movilizar entre US$2.500 millones y US$5.500 millones de inversión durante el periodo 2020-2030, crear entre 7.000 y 15.000 empleos directos e indirectos y reducir entre 2,5 y 3 millones de toneladas de CO2. La ambición para 2050 será explotar todo el potencial futuro del hidrógeno a través de la descarbonización de sectores de difícil abatimiento, además de desarrollar la industria local y aumentar la resiliencia del sistema energético. “Para cumplir estas metas, es importante que logremos un desarrollo coordinado del sector eléctrico”, concluyó Gasca.
Con las iniciativas la petrolera tiene una capacidad de electrólisis de 265 kW por día, un aproximado de 36 toneladas al año de hidrógeno
Entre sus ventajas más destacadas está ser una fuente de energía limpia al no emitir gases de efecto invernadero, el mayor enemigo del cambio climático
Hay más de 520 proyectos en el mundo e inversiones por más de US$160.000 millones con la idea de lograr bajo carbono a 2030. Nuestro país será un jugador vital en los próximos años