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El presidente de la República, Iván Duque, puso en operación la obra más importante de la infraestructura nacional
Uno de los desafíos más grandes que tuvo el proyecto en 11 años fue construir en los 3.200 metros de la falla de La Soledad
Hace 12 años, Juan Esteban Gil recibió quizás una de las mejores noticias que ha escuchado en su carrera como ingeniero civil. Era 4 de agosto de 2008 y cuando lideraba una de las obras que iba a marcar el futuro del Túnel de La Línea, pudo evidenciar cómo 200 trabajadores que venían excavando desde Cajamarca (Tolima) se encontraron con otros 200 que venían en la dirección contraria desde Calarcá (Quindío). Las lágrimas y hasta la melodía del himno de Colombia no parecieron exageradas en ese momento cuando cayó el último pedazo de roca que confirmaba que los ingenieros colombianos habían sido capaces de atravesar la Cordillera Central de Los Andes por primera vez a través de un túnel y que, efectivamente, el proyecto que se soñó en 1903, era posible.
Gil, quien ahora es director del Invias, fue el ingeniero encargado de liderar las obras de finalización del túnel piloto, ese que se adjudicó en 2005 para analizar si era posible hacer el proyecto para atravesar la Cordillera Central, y de esta manera acercar por vía terrestre al occidente colombiano y el centro del país. Hoy Gil fue también el encargado de liderar la finalización del Túnel Principal Darío Echandía Olaya, que se materializó después del paso de 29 presidentes, 17 ministros de Transporte y hasta una pandemia.
La inversión de túnel supera los $1,4 billones (ver gráfico) y el proyecto en conjunto llega a $2,9 billones, ya que en la estructuración en 2008 se definió que la manera de atravesar la Cordillera no era con dos túneles de larga dimensión, sino con un conjunto de obras, que hoy incluyen 31 viaductos, 25 túneles y 30 kilómetros doble calzada.
Ayer se entregó parte de la obra, que ya disminuye el tiempo para transitar el Alto de La Línea de un promedio de 45 minutos a 15 minutos, y se espera que el resto del proyecto, que va en cerca de 80% según explicó Gil, se entregue en abril de 2021.
El turismo será uno de los más beneficiados, ya que “30% de los visitantes de la región provienen de Cundinamarca, así que está disminución en el tiempo estamos seguros que impulsará el turismo en 30% o 40%. Además, hemos estudiado que puede crecer el turismo de convenciones y en la parte comercial podemos volvernos un centro logístico relevante, ya que la obra podría impulsar la Zona Franca de La Tebaida”, explicó Rodrigo Estrada, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Armenia.
Para Gil, el proyecto tuvo cinco desafíos, pero tal vez uno de los momentos más difíciles se dio cuando fuera del Gobierno tuvo que ver las obras abandonadas. Esto se dio en 2017, un año después de que se le había quitado el proyecto a la constructora de Carlos Collins por recurrentes incumplimientos. “Así que cuando volví ocho años después, bajo el mandato del Presidente Duque encontramos una obra abandonada, con problemas de calidad y desfinanciado. Llegamos a levantar un elefante blanco que se iba a pérdida total, pero lo levantamos y hoy estamos entregando la obra de infraestructura más importante en la historia de Colombia”.
El camino del Quindío
El Camino del Quindío siempre ha sido una ruta estratégica para conectar al centro con el occidente y el Túnel de La Línea se vuelve la obra estratégica para impulsar la competitividad y reducir el costo de los productos del Puerto de Buenaventura, que en 2019 movilizó 42% del comercio exterior. La obra se realizó por fases y uno de los retos fue superar la falla de La Soledad, que está presente en 3,2 kms de los 8,6 kms del túnel, que hacían que la montaña no fuera estable al hacer las perforaciones. Esto se superó con arcos de rieles de ferrocarril, pernos de 20 mts que perforan la montaña, concreto hidráulico de 40 cms de espesor y anillo en la parte inferior.