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Luego de la muerte de la Reina Isabel II, su hijo mayor, Carlos III sucedió al trono, coronándose como el nuevo Rey de Inglaterra
El funeral de la Reina Isabel se realizará en Londres el lunes 19 de septiembre y a él asistirán numerosos líderes mundiales, miembros de la realeza y otros dignatarios. Entre estos se encuentra Joe Biden y Jill Biden, presidente y primera dama de los Estados Unidos; Alexander Van der Bellen, presidente de Austria y Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda.
La lista la complementan, Anthony Albanese, primer ministro de Australia; Gitanas Nauseda, presidente de Lituania; Ranil Wickremesinghe, presidente de Sri Lanka; Frank-Walter Steinmeier, presidente de Alemania; Yoon Suk-yeol, presidente de Corea del Sur; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil; los reyes Felipe y Matilde de Bélgica; Andrzej Duda, presidente de Polonia y Sergio Mattarella, presidente de Italia
Luego de la muerte de la Reina Isabel II, su hijo mayor, Carlos III sucedió al trono, coronándose como el nuevo Rey de Inglaterra. El soberano llega en medio de un panorama difícil para Europa y de debilitamiento de la monarquía, con una crisis energética y de gas, sequías extremas, devaluación de las monedas y creciente inflación.
Los imperios se han debilitado en los últimos años y la monarquía británica no es la excepción. La mayoría de los imperios europeos cayeron desde el Siglo XVIII hasta el Siglo XX, dando fin a un periodo de reinados y mandatos oligárquicos y apuntando a buscar una sociedad más igualitaria y democrática.
La Reina Isabel II vivió la transición del fin del imperio británico y murió en una de las peores crisis de su país en medio de una guerra y profundas consecuencias del covid-19.
El nuevo Rey recibe una monarquía debilitada, donde juega un papel más de carácter social que político, por lo cual, no influye en las decisiones del país, pues tiene como designada a la primera ministra, Elizabeth Truss, quien hace pocos días llegó al cargo. Antes de morir, la Reina le encargó a la nueva ministra la creación de un gobierno sólido.
La corona británica se convirtió en un símbolo, más allá de la autoridad que pueda tener sobre Reino Unido. Tras la salida de ese país del brexit su economía se debilitó y desde entonces el PIB británico ha perdido 5,5%, pues su comercio se ha visto afectado a lo largo de estos años. Personas cercanas a la familia real aseguraban que la Reina nunca estuvo de acuerdo con ello.
Recientemente se ha hablado de la posibilidad de revertir las reglas que rigen el comercio posterior al brexit con Irlanda del Norte; sin embargo, esto podría afectar las posibilidades de un acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos, según informó la misma Casa Blanca.
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