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El sector de la palma de aceite está viviendo su mejor momento tanto en producción como en tecnificación y nuevos productos
Carlos José Murgas, vicepresidente de Oleoflores, dijo que trabajan para que la palma de aceite sea aceptada como materia prima de combustible de aviación
Una de las grandes apuestas del Grupo Empresarial Oleoflores en 2023 es sumar 500 nuevos pequeños agricultores a su modelo de alianzas productivas, para alcanzar un total de 3.500 familias adscritas que atienden cerca de 60.000 hectáreas con cultivos, de las cuales 70% corresponde a palma de aceite y el resto a limón tahití, plátano y yuca.
Carlos José Murgas, su vicepresidente, habló de los retos y las oportunidades que han identificado en este mercado.
¿Cuál es su percepción del momento actual de la industria de palma de aceite?
La palma de aceite es un cultivo de rendimiento tardío que sobrepasa situaciones políticas, climáticas y de otro tipo, pero que de todas maneras nos toca vivir la realidad en la que estamos. En la mitad de la pandemia tuvimos un mejor momento en cuanto a precios, hoy, estos se han estabilizado, pero son buenos en general. Esto, sumado a los periodos de lluvia que ha habido recientemente, nos han ayudado en la producción y al fortalecimiento de las 3.000 familias de pequeños agricultores, que son nuestro eje fundamental. El ambiente en general para los palmeros y de nuestro núcleo de empresas es favorable y permite que trabajemos muy bien las inversiones.
¿Cómo han recibido las propuestas que está presentando el Gobierno Nacional para el sector agrario?
Vemos con buenos ojos el programa del Gobierno de la reforma integral rural y creemos que la palma de aceite lleva muchos años haciéndolo. En 1998 éramos no más de 400 palmeros y gracias a las alianzas productivas y sociales con pequeños y medianos agricultores pasamos a ser cerca de 9.000, de 40 a 160 municipios en 24 departamentos.
El Gobierno quiere que los agricultores se involucren en la industrialización y eso es una realidad que ya hemos vivido. En tres de nuestras cuatro plantas, ellos tienen participación en acciones, en la Junta Directiva y hacen parte de los órganos de gobierno. Le hemos propuesto al Ministerio de Agricultura para que desde nuestra industria aportemos para que más pequeños productores se puedan empresarizar vía la palma de aceite.
¿Qué apuestas hay en nuevos negocios?
Estamos haciendo unas apuestas importantes en cítricos (limón tahití) y en tubérculos (plátano y yuca), y queremos crecer de forma integral con los pequeños agricultores, haciéndolos parte de nuestra organización, no sólo como vendedores de fruta y dueños de su tierra, sino como procesadores y miembros del gobierno corporativo del vaso agroindustrial.
Este año involucraremos 500 nuevos pequeños productores a nuestro conjunto de alianzas, lo cual nos permitirá diversificar nuestro modelo productivo hacia otros productos que también son interesantes para la ruralidad, porque no todos quieren o pueden sembrar palma de aceite, a veces hay condiciones de acceso de agua o de número de hectáreas disponibles que no lo permiten. El 70% de los pequeños agricultores tiene menos de dos hectáreas de tierra.
También han incursionado en biocombustibles. ¿Qué proyecciones hacen en este sector?
Los biocombustibles de segunda generación, como el HVO y el SAF (combustible renovable de aviación) son una de las apuestas más importantes en el futuro de la industria de la palma de aceite y las oleaginosas. Estamos tratando de que la palma de aceite sostenible con cero deforestación tenga cabida dentro de las materias primas que el mercado esté dispuesto a pagar por ellas. Queremos ser aliados de los planes de transición energética que tiene el Gobierno y el biocombustible es uno de los grandes aportes que podemos hacer para fortalecer un negocio que es amigable con el medio ambiente.
¿Cuáles son las ventajas de cultivar palma de aceite?
Somos la oleaginosa más vendida en el mundo, ya que la soya, la canola y el girasol solo se producen en cortas etapas del año porque necesita climas donde hay estaciones. La palma que se siembra acá empieza a producir cada dos años y la cosecha es por 35 años cada semana. Es un cultivo donde no se usa en la producción industrial un solo químico, es mecánico y físico. Estos productos son hechos por familias campesinas asociados en esquemas formales de financiación, comercialización y transferencia de tecnología.
El trabajo de una década de Solidaridad Network en Colombia ha articulado los esfuerzos de empresarios y cultivadores de palma
A finales de mayo se llevó a cabo un comité sobre la ruta de trabajo para mejorar la productividad en los cultivos de palma