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Drummond y Cerrejón también lograron entrar en el listado de las compañías luego del año récord que tuvo el sector del carbón
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La facturación alcanzó los $1.217 billones, con un papel fundamental por parte del sector de hidrocarburos, beneficiado por el precio de las materias primas
Colombia es un país de empresarios y no se puede renegar del papel que han cumplido en el desarrollo económico. Y 2022, un año en el que la economía se mantuvo por encima de los niveles de crecimiento promedio, no fue la excepción, sino que más bien fue un ejemplo más de cómo algunos sectores, a veces criticados, han sido protagonistas.
El informe revelado por la Superintendencia de Sociedades mostró que las 1.000 empresas más grandes del país, sin consolidar sus resultados, registraron el año pasado una facturación de $1.217 billones, con un papel fundamental por parte del sector de hidrocarburos, beneficiado por el precio de las materias primas, pero también muchas veces reprendido en medio de los discursos de transición energética.
Este segmento, donde sobresalen compañías como Ecopetrol, Drummond o Cerrejón, tuvo un incremento en sus ventas de 80%, en comparación con el balance de 2021 y facturó $245,5 billones. Fue el que más creció el año pasado y soportó el aumento general de 30% que tuvieron las ventas de las compañías más grandes.
Y es que casi $4 de cada $10 en los que crecieron los ingresos provinieron del sector minero-hidrocarburos, según los cálculos que realizó la Supersociedades con los resultados individuales de las compañías. Estas cifras no solo mueven la caja registradora de las empresas, sino que también activan una derrama económica en las regiones, gracias al pago de impuestos y regalías.
Por supuesto, este sector no fue el único responsable del buen desempeño que hubo en 2022. El más ganador, según el balance individual de la Supersociedades, fue el sector comercio, con $338,7 billones, seguido del de servicios, con $300,5 billones.
Además, llama la atención que el sector de manufactura fue el segundo que más creció en ingresos, pues tras aumentar 32,2% se acercó a los $300 billones en sus ventas. Esto, según resaltó el superintendente Billy Escobar, puede ser una señal de que el país está mejorando en su industrialización.
En total, las ventas de las 1.000 compañías más grandes fueron equivalentes a 83% del PIB nominal durante el año pasado. La literatura económica acerca del papel de las empresas en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) es amplia y estudios que se han hecho indican que hay una alta correlación entre el crecimiento del PIB nominal y el de las variaciones del sector productivo.
El informe de la Supersociedades mostró cómo el incremento de las ganancias (40,8%) y de los ingresos (30%) fue superior al del PIB nominal (22,7%), revalidando el papel de las empresas a la hora de guiar a la economía. Por eso, es importante que el sector productivo tenga unas reglas de juego claras para que las grandes compañías y los miles de emprendimientos, que construyen una red industrial, manufacturera y comercial en el país, puedan desarrollar sus actividades.
Y más en un año en el que se prevé una fuerte desaceleración, que aunque algunos consideran necesaria para evitar un sobrecalentamiento de la economía, podría golpear los niveles de desempleo y la lucha contra la pobreza. El año pasado dejó un buen colchón para que las empresas soporten las dificultades de este año, pero, sin duda, una cancha estable y con condiciones claras son necesarias para que los sectores empresariales sigan impulsando a la economía.
