El triunfo de la diversidad

Hace 110 años, Cali era apenas un lugar de paso, un pequeño pueblo en el camino de Antioquia y Cundinamarca hacia Popayán y de ahí hacia la frontera con el Ecuador. En ese entonces, la apertura del canal de Panamá y la inauguración del Ferrocarril del Pacífico, que contribuyeron a que las exportaciones de café migraran hacia Buenaventura, hicieron de Cali la capital del Pacífico Colombiano. De tener la mitad de la población de Barranquilla y una tercera parte de la de Medellín a principios del siglo XX, ya a mediados del mismo Cali sobrepasaba en habitantes a la primera y se acercaba a la segunda.

El Valle del Cauca es un departamento joven, un caso atípico de crecimiento en Colombia. En apenas un siglo, ha sido epicentro de migraciones de todos los lugares del país y punto de atracción para las empresas internacionales en Colombia. Desde 1938 hasta hoy, se han instalado más de 150 empresas de capital extranjero y en la actualidad cuenta con la cadena de abastecimiento agrícola, manufacturera y agroindustrial más robusta del país. Esto, sumado a la conexión con el puerto colombiano más importante y, según el Consejo Privado de Competitividad, el tejido empresarial más diverso y sofisticado del país, convierten al Valle del Cauca en esquina privilegiada del pacífico latinoamericano.

Estas particularidades, marcadas por la diversidad geográfica, étnica, cultural y productiva, son el impulso de la región y también su mayor desafío. El Valle del Cauca, como todo el país, cuenta con retos sociales que solo se superarán con más empresas que generen mayores ingresos, mejores empleos y más oportunidades para todos. Este especial de La República es también un homenaje a la resiliencia de las empresas y su capacidad para superar desafíos. En ellas está la solución para contar con un país más próspero para todos.