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Con los cambios a los que se debieron someter todos los sectores, incluido el académico, las instituciones replantean su modelo
Consolidar las redes de aprendizaje y participar activamente en las plataformas académicas son algunas de las sugerencias
Las medidas de aislamiento para contener el covid-19 han planteado enormes retos al sistema de educación, que se ha visto obligado a migrar de forma acelerada a la virtualidad.
La coyuntura también ha traído consecuencias para los estudiantes, que se enfrentan al reto de mantener su rendimiento académico en esta modalidad, muchas veces sin contar con la preparación y las herramientas necesarias para estudiar desde sus casas.
Por eso, Xiomara Garay, coordinadora de éxito estudiantil de la Universidad El Bosque, indicó que uno de los puntos fundamentales para que los estudiantes logren cumplir con los objetivos de aprendizaje esperados durante el periodo de aislamiento es la consolidación de las redes de aprendizaje. “Estudio online no significa trabajo en soledad; por el contrario, es una oportunidad para acudir a los apoyos académicos y psicosociales que brinda la universidad”, explicó.
Especialmente en estos momentos de aislamiento, en los que no están disponibles los espacios de socialización presenciales, la comunicación se vuelve una herramienta indispensable, no solo para la apropiación de contenidos académicos, sino también para el intercambio de opiniones.
En esa línea, Garay recalcó que “el estudio desde casa no significa que se deba permanecer en silencio, por el contrario, es el momento para realizar preguntas y expresar opiniones. Conectarse a las plataformas de trabajo colaborativo no basta, la voz y una nutrida participación determinan la calidad de los aprendizajes”.
Una tercera recomendación para que el proceso de estudio en casa sea exitoso en lugar de abrumador tiene que ver con el manejo del tiempo. Por eso, es fundamental planificar con antelación el momento que se destinará a las actividades académicas de cada materia más allá del espacio de clases, para lo que puede resultar de utilidad el uso de agendas o herramientas como organizadores digitales, que permiten establecer recordatorios y hacer seguimiento al cumplimiento de las metas.
Adicionalmente, es importante establecer un límite en el uso de dispositivos tecnológicos para dar espacio a momentos de desconexión digital, así como escoger espacios específicos para estudiar, diferentes a la cama o el sofá, que cuenten con la iluminación adecuada y permitan una postura ergonómica adecuada.
“Se ha demostrado que establecer un espacio definido para llevar a cabo los compromisos académicos, ayuda a que nuestro cerebro potencie la concentración y mejore la memoria”, concluyó Garay.
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Estará a cargo de la Universidad de Cambridge, que también estudia este fenómeno en otros países de América Latina
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