Un año de retos

Históricamente se ha dicho que las crisis deben ser vistas como oportunidad, y la generada por el covid, no ha sido la excepción. Aunque ha habido un sin número de retos que enfrentar en este ya año largo de pandemia en Colombia, la industria de servicios legales ha logrado aprender, adaptarse y, en cierto modo, reinventarse para apoyar a su clientela y seguir prestando su apoyo en esta coyuntura.

Uno de los retos principales al inicio del encierro, fue el caer clasificada como una actividad no esencial y por ende con total restricción para circular, sin acceso a los jueces y tribunales. En otras latitudes los servicios legales, sí se consideraron esenciales.

Esto obligó a que aquellos que no contaban ya con la tecnología de punta, se esforzaran en invertir para ponerse al día y actualizar sus sistemas para así seguir ofreciendo sus servicios de forma remota, sin afectar el apoyo a los clientes. Así mismo, el sistema judicial colombiano tuvo también que actualizarse y digitalizarse, facilitando los procesos.

Esta misma actualización tecnológica permitió que muchas políticas de recursos humanos que eran vistas como ajenas al sector legal, empezarán a ser adoptadas. El trabajo en casa o el teletrabajo, la flexibilidad horaria, las reuniones virtuales, el cuestionamiento sobre la real necesidad de viajes para ciertas reuniones y la reevaluación de espacios necesarios para oficinas, entre otros, llegaron para quedarse, y seguramente cuando volvamos a la tan anhelada normalidad, los aprendizajes que nos ha dejado esta experiencia se reflejarán en los frentes mencionados y casi todos aquellos que influyen en el negocio legal.

La crisis también llevó a empresas a la quiebra o a una situación de flujo de caja difícil, que afectó a los proveedores de servicios, incluyendo los legales. El manejo de las tarifas y la eficiencia en el trabajo, la relación entre cliente-abogado, los tiempos de respuesta, la disponibilidad del socio para los temas del cliente son elementos que ganaron importancia en las empresas a la hora de definir un asesor legal. Así, la reinvención también llegó a este aspecto en la industria, y debido a la coyuntura, la gestión del cliente se convirtió en un punto neurálgico de esta relación. Si después de la crisis de 2008 el foco del cliente estuvo en las tarifas, tras la crisis del covid el foco estará en la eficiencia del trabajo y en la relación de confianza con el abogado.

La reinvención también ha ido de la mano con la flexibilidad. Las áreas de práctica que debido a la coyuntura frenaron su trabajo se han visto obligadas a buscar opciones para acomodarse a la nueva realidad y así, mientras que antes de la pandemia un abogado se destacaba por su especialidad en cierto tema, lo cierto es que tener conocimientos variables y estar en capacidad de actualizarse constantemente de otras ramas del derecho es lo que permitirá que los abogados puedan mantenerse en el mercado, cumpliendo con las necesidades del cliente. Esta misma flexibilidad está atada al modelo de negocio de las firmas, que deben ser flexibles para adaptarse a situaciones complejas como la que vivimos y de esta manera, sobrevivir en el mercado.

Ahora, cuando poco a poco se empieza a ver la luz al final del túnel de la crisis del covid, es vital que los avances que se han logrado no se pierdan y se logre construir sobre ellos, para así tener un sector legal más moderno y más humano. Es importante adaptarse, no solo a las necesidades de los clientes, sino también a las tendencias de calidad de vida esperada por los abogados. Esta será además la oportunidad para que muchas mujeres abogadas puedan continuar con sus carreras en firmas, pues se comprobó que la flexibilidad horaria en la mayoría de los casos funciona y no afecta la productividad, abriendo paso así a que las mujeres tengan la opción de una firma de abogados como parte de su desarrollo laboral, sin que esto afecte su rol de madres.