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En su aniversario 65, LR hizo un foro en el que se presentaron los retos de las economía a futuro
Nuestra meta es crecer 4% anual en el Producto Interno Bruto (PIB) del sector anualmente
La historia económica de Colombia siempre ha estado ligada al sector agropecuario. En los inicios de la República, la agricultura fue motor de crecimiento de una economía que dependía integralmente de las actividades rurales y de la explotación de las minas de oro.
Con el transcurrir del tiempo, el país ingresó a los mercados internacionales con las exportaciones de tabaco y quina, y posteriormente de café. Alrededor de ese comercio se desarrolló una infraestructura vinculada al transporte fluvial y de ferrocarril, para sacar la oferta exportable por la costa atlántica.
También nacieron los primeros bancos, las cámaras de comercio y los primeros gremios, como la Sociedad de Agricultores de Colombia cuya fundación ocurrió en 1871. La Federación de Cafeteros seria fundada en 1927 y con ella la creación de un mecanismo transformador del campo: la parafiscalidad.
Y si bien el sector privado agropecuario empezó a fortalecer económicamente al país, las políticas públicas acompañaron ese desarrollo mediante la construcción de una institucionalidad alrededor del sector. Nacieron entonces el ICA, el IDEMA, el INCORA, la Caja Agraria. Hoy solamente subsiste la primera de ellas.
Durante la primera mitad del siglo XX el café se consolidaba como el principal producto de exportación de Colombia. Después vinieron los desarrollos en el sector minero energético y la consolidación de la industria liviana, particularmente la de los textiles. También se fortaleció la inversión en distritos de riego que impulsaron el crecimiento del sector arrocero a partir de los 60s.
La integración comercial empezó a dar sus primeros pasos. En 1969 Colombia funda con Chile, Ecuador, Bolivia y Perú el Pacto Andino, después se retiraría Chile y entraría Venezuela, como un mecanismo para responder a la imposibilidad de tener una verdadera integración comercial latinoamericana.
A este modelo de integración se le suma el de una política de sustitución de importaciones para seguir consolidando el sector agropecuario e industrial al amparo de las sugerencias de los economistas Cepalinos de la época. Colombia entra en una etapa de protección arancelaria elevada, administrando el comercio mediante mecanismos como las licencias previas a la importación.
Luego vinieron políticas comerciales más audaces que redujeron la protección arancelaria a la economía. Colombia empezaba a dar el paso a la inserción de los mercados globales: se libera el comercio con la Comunidad Andina y se crea un bloque comercial con México y Venezuela: el G3. De forma casi paralela culmina la Ronda Uruguay del GATT y se crea la Organización Mundial del Comercio –OMC. Ello marcaria una hoja de ruta de integración con otros mercados como Mercosur, Estados Unidos y la Unión Europea.
Hace 65 años hubiera sido impensable predecir estos acontecimientos que marcaron el destino económico del país y de su sector agropecuario. Hoy el campo colombiano enfrenta serios desafíos asociados a la baja productividad, la pobreza, la falta de bienes públicos, la ausencia de extensión agropecuaria, fallas en los mercados, incertidumbre en la propiedad de la tierra y poca inclusión financiera.
Si tuviéramos que elegir una idea que describa el cambio en este periodo, podríamos decir que Colombia ahora no solo es un país con vocación agrícola, sino que estamos en el camino de la transformación productiva, desarrollando una vocación agroindustrial.
Durante estos 65 años son varios los avances para el agro y en lo cual el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural ha sido fundamental para orientar la actividad agropecuaria, lo cual ha hecho de la mano de su institucionalidad.
Entre esos buenos resultados destaco los avances en investigación y adaptación de tecnologías para nuestro campo, lo cual ha permitido a los productores tecnificarse y contar con especies vegetales y animales de mayor calidad. En ello vale la pena destacar el trabajo realizado por la Corporación colombiana de investigación agropecuaria Agrosavia, que con estudios propios ha llevado a los productores nuevas variedades de semillas, además contribuir con el mejoramiento de la genética animal, en especial del ganado bovino.
Un gran paso se ha dado con la creación del Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (Snia), que ha generado que pasemos de una asistencia técnica a un modelo de extensión agropecuaria, a través del cual los productores contarán con un acompañamiento integral para el desarrollo de sus capacidades, acceso al conocimiento, tecnologías, productos y servicios de apoyo, con el propósito de hacer más competitiva y sostenible la producción.
El desarrollo del sector agropecuario no se da sin infraestructura. En este sentido y aunque sabemos que aún hay mucho por mejorar, logramos pasar de unas vías incipientes de mitad del siglo XX a una infraestructura aeroportuaria, marítima y terrestre más acorde con las necesidades del país. Hoy el Gobierno del presidente Iván Duque tiene como uno de sus propósitos fundamentales trabajar en el desarrollo de vías terciarias para que los productores puedan sacar sus producciones del campo con mayor facilidad.
De otra parte, con la apertura de mercados que inició a finales del siglo anterior, el país busca tecnificar cada vez más su agro y ha elevado sus capacidades para cumplir con las condiciones que exige el mercado, lo que ha conllevado a mejores prácticas agropecuarias. Ahora, debemos aprovechar al máximo los caminos dados a través de acuerdos comerciales, así como también diversificar más nuestra oferta exportadora, que ya no está concentrada en productos tradicionales como el café, banano y flores.
Para ello el desarrollo de la diplomacia sanitaria será fundamental. La misma que nos funcionó para que en tiempo record, 3.5 meses, reabriéramos el mercado de Rusia tras los brotes de fiebre aftosa de 2018.
Y si a financiamiento nos referimos, durante estos 65 años el Banco Agrario, antes Caja Agraria, ha sido fundamental para la bancarización en el campo y el acceso al crédito para los productores. De la misma forma, el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario, Finagro, que nace en los años 90 bajo la figura de banco de segundo piso, ha logrado apalancar una gran cantidad de proyectos productivos.
Hoy estamos proporcionando a los productores instrumentos modernos de cobertura de riesgos que impulsan el uso de financiamiento. Nuestra meta es que al terminar el actual periodo gubernamental estemos colocando cerca de $30 billones anuales.
Hace 65 años quien se hubiera podido imaginar una política de mitigación de riesgos y de financiamiento como nuestra Estrategia 360, que contempla instrumentos de crédito, de aseguramiento contra riesgos climáticos y sanitarios, de protección de ingreso y de mecanismos en el mercado de capitales para la promoción de proyectos agroindustriales.
Conscientes de que transformar el campo significa aumentar la productividad, ingresos y competitividad de los agricultores, este Gobierno le apuesta al ordenamiento de la producción agropecuaria, pesquera y acuícola, para lo cual estamos construyendo una hoja de ruta consensuada con 10 cadenas productivas priorizadas: arroz, leche, panela, forestales, maíz, papa, aguacate Hass, cebolla de bulbo, algodón, y acuicultura y pesca. Pondremos orden a la producción en Colombia con zonificación, planeación de las siembras, acompañamiento técnico, acceso a financiamiento y gestión de riesgos y una mejor infraestructura de comercialización.
Un gran avance de este gobierno lo hemos dado con la estrategia “Coseche, venda a la fija”, con la que se busca solucionar un problema histórico que aqueja a los productores: la comercialización. A través de contratos de compra venta entre productores y comercializadores, hemos comenzado a asegurar la venta de los productos agropecuarios, incluso antes de la siembra.
A su vez, de la mano de las regiones, de los gremios y de los productores, definimos los derroteros para lograr más equidad en el campo, a través del Plan Nacional de Desarrollo, ‘Pacto por Colombia, pacto por la equidad’, que nos permitirá estimular la inversión, la generación de empleo y la diversificación de la canasta exportadora para llegar con más productos del campo a las mesas de los consumidores de Estados Unidos y Europa. Nuestra meta es crecer 4% anual en el Producto Interno Bruto (PIB) del sector anualmente.
Es así como estamos llevando futuro a las miles de familias que habitan la Colombia rural y a su vez, generaremos cambios profundos para hacer realidad esa consolidación del agro que el país necesita.
El impacto se enfoca en principalmente en salud, recreación, cultura y educación
La primera cesta básica del Dane se creó en 1954 e incluía productos como el pañuelo de tela y el sombrero.