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LR elaboró un recorrido sobre el panorama actual del sector de minas y energía en el país
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Las plantas de Coca-Cola Femsa a nivel mundial cubren 50% de sus requerimientos energéticos con energías limpias.
Conscientes del impacto que pueden generar en el medio ambiente, las grandes empresas están optando por implementar energías limpias para realizar sus operaciones. Es el caso de Coca-Cola Femsa, que en alianza con Empresas Públicas de Medellín (EPM) logró cambiar la fuente principal de abastecimiento energético en todas sus plantas en el país.
La energía ha sido suministrada por el parque eólico Jepírachi que cuenta con una capacidad instalada de 20 MW, energía suficiente para suplir la demanda de las siete plantas de producción que tiene la compañía embotelladora en Bogotá, Tocancipá, La Calera, Cali, Medellín, Bucaramanga y Barranquilla.
La implementación de esta iniciativa ha traído efectos favorables y significativos para el ambiente, con una reducción en la huella de carbono en aproximadamente 35.000 toneladas de CO2 al año, en las siete plantas productoras.
El mayor beneficio para la embotelladora mexicana es contribuir a mejorar la eficiencia energética de sus operaciones, y mitigar el impacto ambiental corporativo. Como prueba de ello, aparte de Colombia las operaciones de Argentina, Brasil, México y Panamá usan fuentes de energía limpia y a nivel global, las plantas de Coca-Cola Femsa cubren 50% de sus requerimientos energéticos con energías limpias.
Estas iniciativas se suman a otras que la embotelladora ha venido implementando como los cambios progresivos de iluminación convencional a iluminación LED, eficiencias en la recuperación de condensados de las calderas, mejoras en la eficiencia de los equipos de tratamiento de agua, entre otros programas. Sus productos son consumidos por 290 millones de personas.
La Corte Constitucional dijo el año pasado que las consultas populares ya no se pueden frenar la minería.
La Agencia Nacional de Minería también presentó algunos cambios para su plan de renovación.
En el caso de Colombia, se espera que a 2030, 15% de la energía provenga de renovables no convencionales.
