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El desempleo, la deuda pública en niveles históricos, y el malestar social serían algunos de los problemas latentes para los países de la región durante 2021
Desde hace algunos meses, los países de América Latina empezaron a hablar del proceso de recuperación pospandemia y todas las implicaciones que esto tendría para los gobiernos. Ahora, a dos semanas de empezar el 2021, la pregunta es ¿qué se puede esperar del proceso?
Lo primero que hay que resaltar es que los gobiernos tendrán que reanimar una economía completamente golpeada por la pandemia, que podría caer entre 7,7% y 8,1% este año, la que sería la contracción más grande en unos 120 años, según registra la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Esto, teniendo en cuenta que las cifras que agudizaron problemáticas de fondo como el desempleo, que se espera cierre entre 10,7% y 18,5% en la región; y que para octubre fue de 14,7% en Colombia; 11,6% en Chile; y 16,4% en Perú, y para septiembre de 5,1% en México, y 13,1% en Argentina; así como la pobreza, que podría alcanzar a 37,7% de la población de la región durante este año.
“América Latina desafortunadamente es una región que antes de la pandemia tenía problemas de crecimiento estructural, y más allá de ese rebote que vamos a tener no parece haber señales de que el crecimiento potencial de la región vaya a estar muy alto, vamos a seguir con un problema estructural de crecimiento”, comentó José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana.
Por ahora, las entidades internacionales le apuntan a un crecimiento en la economía regional entre 3,6% y 4,0% para el próximo año, que no sería suficiente para llegar a niveles pre pandemia y que, también, estaría condicionado por el manejo que cada país le de al covid-19, que a la fecha deja más de 1,65 millones de muertes en todo el mundo, y su avance en la distribución de las vacunas.
“Para 2021 se pronostica un crecimiento entre 3,5% o 4,5% esto en la economía regional, pero no será así en todos los países, sin duda para que se tenga este crecimiento necesariamente deben los países del subcontinente tener acceso a la vacuna, por lo tanto esto también estará provocando que las economías crezcan en diversas velocidades, los países que tengan de manera inmediata acceso a las vacunas tendrán una recuperación en su economía lo más pronto posible”, explicó José Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen) en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Teniendo en cuenta las proyecciones económicas de la Cepal, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Perú sería uno de los países de la región con el mayor crecimiento para 2021, entre 7,3% y 9%; Chile, 4,5% y 5%; Colombia entre 4% y 5%; Argentina 3,7% y 4,9%; y México, entre 3,5% y 3,8%.
Sin embargo, este crecimiento no garantizaría una verdadera recuperación sino podría ser un rebote estadístico. Durante la presentación de las últimas proyecciones económicas del año que realizó la Cepal, la secretaria ejecutiva Alicia Bárcena comentó que la región, realmente, no alcanzará los niveles de pandemia hasta 2024, y que el crecimiento promedio de 3,7% solo representaría una recuperación de 44% de lo perdido durante este año.
“Estamos ante un momento inédito en la humanidad y en nuestra región, nuestra región es la más golpeada, por muchas razones, por un lado, porque acumulamos brechas estructurales históricas, un acceso fragmentado a servicios de salud, a servicios de protección social, 48% de la población no tiene acceso a estos servicios. Estamos hablando que los gobiernos en muchos casos han tenido que hacer un esfuerzo mayor para poder llegar a toda esta población. Hay fragilidad, por eso es tan importante tratar de evitar los rebrotes”, añadió Bárcena.
Al respecto, las entidades han hecho un llamado a los países de la región para no retirar los apoyos a las personas vulnerables de manera anticipada, y estructuras políticas monetarias, fiscales y sociales firmes que impulsen mucho más el proceso de recuperación.
“La recuperación es leve, en ese sentido es importante proteger el empleo, garantizar la continuidad de programas para población más vulnerable, apoyar a empresas para generar círculos virtuosos hacia una mayor reactivación”, explicó el decano de Economía de la Universidad Externado de Colombia, Julián Arévalo.
Se ha dicho también, que la crisis de 2020 impulsará a los gobiernos de la región a realizar varias reformas durante el próximo año. Por ejemplo, en materia laboral y pensional. Esto no solo ayudaría en el proceso de recuperación, sino que también le apuntaría a un problema de fondo como la informalidad.
Este año, según los últimos reportes de cada país, la tasa de informalidad llegó a 75,2% en Perú; 66% en Argentina; 54% en México; 47,5% en Colombia y 25,1% en Chile. Una problemática que también pone en juego la productividad de la región.
“Los gobiernos deben enfocarse en tener políticas consistentes con una recuperación económica y en una agenda de reformas que impulsen a la región a tener mercados más competitivos, flexibles y que aprovechen mejor la globalización con cara a tener un crecimiento a largo plazo mayor, y de tal manera que todos esos países puedan recuperar lo que va a ser una pérdida en muchos de sus indicadores de ingreso y de pobreza con esta pandemia”, dijo el director de investigaciones económicas de Corficolombiana.
Adicionalmente, los países tendrían que manejar sus niveles de inflación. La tasa de variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para este año, sin contar a los países con inflación crónica fue de 2,7%. Para Colombia fue de 2,0%; Chile, 3,1%; México, 4%; y Perú, 1,8%.
“La inflación en general es baja. La que más se dispara es la de servicios, pero de todas maneras en nuestra región tenemos una inflación relativamente baja, lo que permite que se hagan políticas monetarias expansivas. El que haya baja inflación tiene dos repercusiones: mejor para los hogares, pero también demuestra que hay una demanda agregada que se ha deteriorado”, comentó Alicia Bárcena.
Otro elemento al que tendrán que enfrentarse las economías de la región es el incremento de la deuda pública que este año se elevó en montos históricos para ayudar a los gobiernos a responder a la pandemia, y que podría representar más de 81,6% del PIB regional según estimaciones del FMI. Este año la cifra promedio fue de 125% para las economías avanzadas; 62% para las economías emergentes medios; y de 49% para los países en desarrollo y de bajos ingresos.
“Es importante destacar que hay países que contrataron deuda para sacar adelante su economía, como Ecuador, Argentina, Colombia, Chile y Brasil, que en un mediano plazo, 2022, necesariamente tendrán que aumentar impuestos para hacer frente a los empréstitos que principalmente el FMI les otorgó a estos países”, añadió Martínez.
Según estima la Cepal en sus proyecciones de fin de año, los paquetes fiscales y monetarios de los países de la región atenuaron la caída del PIB en US$12 billones en anuncios de acciones fiscales y US$7,5 billones en anuncios de acciones monetarias. “Estas medidas han amortiguado la caída de la actividad económica, pero también se han traducido en altos niveles de liquidez, lo que ha posibilitado un aumento del endeudamiento a nivel mundial”, precisa el documento.
Un balance que realizó el FMI en octubre de este año contemplaba que Colombia comprometería 68,2% de su PIB en deuda pública; México más de 65,5%; Perú, 39,5%; y Brasil hasta 101,4%.
Para Argentina no hubo un estimado, pero el FMI contemplaba una suma de más de US$279.306 millones. “Argentina ya venía arrastrando un problema de insolvencia y por lo tanto también tiene que hacer frente a esta situación que sin duda estará afectando su economía”, comentó Martínez.
La Cepal explicó que, si bien todos los panoramas apuntan a un crecimiento económico durante el próximo año, un empeoramiento de las condiciones financieras mundiales “ podría suponer un problema importante para muchas economías cuyos coeficientes de deuda han aumentado para hacer frente a la pandemia”.
Cuando se habla de la emisión de deuda, lo expertos coinciden en que todas las acciones de los países fueron necesarias para responder a la crisis económica y sanitaria que ocasionó la pandemia. Sin embargo, tocar el bolsillo de los ciudadanos para solventar el saldo podría representar otra problemática.
“Veremos en 2021 una serie de manifestaciones sociales en contra de posibles aumentos de impuestos para que los gobiernos también puedan hacer frente a la caída de su economía”, dijo el coordinador del lacen en México.
Y este sentimiento de desdicha podría incrementarse también con los problemas de fondo que ya se abordaron como el desempleo, la desigualdad, la pobreza, e incluso, las decisiones que tome el gobierno frente al manejo del virus, como nuevas restricciones de movilidad, de ser necesario.
“El malestar social que vivimos en 2019 puede reactivarse si no se adoptan medidas para mitigar el daño causado por la pandemia”, añadió Arévalo.
Pese a que el panorama de 2021 sigue siendo muy incierto, en especial para la región. Los actores económicos coinciden en que la recuperación debe ser, sobre todo, inclusiva y no dejar a nadie atrás, tanto en lo que refiere a países, como a sus ciudadanos.
El flujo de remesas fue heterogéneo durante el año
El último informe de proyecciones económicas del año lo realizó la Cepal, uno de los puntos que resaltó fue el comportamiento de las remesas durante la pandemia. La tendencia fue que en los países de Centro América, el mercado se mostró resiliente, principalmente, porque un gran número de sus migrantes se encontrarían en EE.UU. en empleos de primera necesidad, lo que redujo el riesgo de desempleo. El flujo de remesas presentó, en promedio, un crecimiento de 5% en los países receptores. En Colombia, a diferencia del clima regional, la cifra cayó cerca de -1%.
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