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La población de adultos mayores en Colombia está en alza, y al mismo tiempo, muchos de sus hijos no quieren tener descendencia, por lo que hay un nuevo fenómeno social
La tasa de natalidad en Colombia descendió 14,4% en 2024, y según la data, es la peor (y más baja) cifra que se ha visto desde que se lleva la contabilidad. La crisis de natalidad solo es la punta del iceberg para un sinfín de problemas que se derivan de que no estén naciendo bebes, y uno de ellos, es que, al parecer, no habrá abuelos en el futuro.
En Colombia, los datos del Dane evidencian que en el país hay 7,8 millones de personas mayores, lo que representa 15% de la población. De acuerdo a la misma entidad, esta cifra seguirá en aumento y para 2030 se prevé que alcanzará 17,4%.
En 2022, de cada 100 colombianos, 14 tenía más de 60 años, mientras que en 1985 esa proporción era de siete personas mayores de 60 años y en 2014 era de 10. Un fenómeno que se está dando en toda América Latina y el Caribe, en donde las personas viven más tiempo y están más solas.
Si bien la población de adultos mayores crecerá para 2030, esto no quiere decir que haya más abuelos. De hecho, expertos coinciden en que una consecuencia directa de la crisis de natalidad que atraviesa Colombia (y el mundo) es que habrá menos personas con descendientes.
“En muchas partes del mundo, especialmente en países desarrollados y en vías de desarrollo, las tasas de natalidad han disminuido significativamente debido a razones económicas, sociales y culturales. Esto resulta en menos hijos por pareja, lo que a su vez implica que un número creciente de personas no tendrá descendencia o tendrá menos probabilidades de tener nietos, es decir, menor probabilidad de que sus padres se conviertan en abuelos”, explica Angela Vega-Landaeta, PhD en demografía y profesora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana.
Esto, además, es un fenómeno que entra a cambiar las dinámicas sociológicas. La falta de descendencia (hijos o nietos) significa que el envejecimiento puede vivirse de forma distinta, con menos relaciones familiares intergeneracionales. Los expertos explican que, en muchas culturas, el rol de los abuelos es significativo tanto para los mayores como para las generaciones más jóvenes.
“Cuando las personas no llegan a experimentar esta etapa, puede generar ajustes en la forma en que se vive el envejecimiento y se percibe el legado familiar”, complementa Vega-Landaeta.
También, académicos asegura que la función simbólica que ocupa el abuelo en una familia relaciona es casi que un pilar armónico. Cherlin y Furstenberg (1985) afirman que si bien en épocas de tranquilidad, los abuelos proporcionan afecto y mantienen una relación informal con los nietos, en tiempos de crisis, los abuelos adquieren un papel fundamental con asistencia de los nietos y manteniendo la familia a flote.
Una investigación que define las cualidades de los abuelos en momentos de crisis es la de Bengtson y Robertson (1985), quienes destacan la disponibilidad en casos de emergencia, y lo definen como función tranquilizadora del abuelo frente a una situación extrema.
En general, la crisis de natalidad provocará una adaptación continua en los comportamientos individuales y sociales, con respuestas que varían según el contexto cultural, económico y político de cada región.
Lo que se esperan son transformaciones económicas, por el envejecimiento de la fuerza laboral, la expansión de sectores como la atención en salud y el cuidado y la contracción de sectores como el educativo y los sistemas de seguridad social en general deberán repensarse por el aumento de pensionados y la disminución de contribuyentes al sistema general.
La estructura familiar, como venía, ya no será la igual. “También se presentarán cambios culturales y sociales, como la reconfiguración de la estructura familiar, la tendencia es a valorar la familia con menos miembros, se desarrollarán nuevos roles familiares”, añade la académica sobre el tema.
La investigación ‘Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva’, desarrollada por Fedesarrollo, la Fundación Saldarriaga Concha, la Universidad Icesi y el Dane, planteó y proyectó los retos que tiene Colombia en función de las dinámicas demográficas. En este aspecto, el sistema educativo juega un papel importante.
“La investigación indica que se requiere una oferta de programas de formación a personas mayores para que puedan aumentar su productividad laboral y retrasar la pérdida cognitiva y de bienestar asociado a esta; capacitarse para los desafíos de hoy, como las nuevas tecnologías y la automatización; aportar a su salud física y mental y participar en la vida democrática”, afirma Víctor Saavedra, investigador de Fedesarrollo.
Las cifras evidencian que dos de cada tres personas analfabetas son mayores de 60 años; 48,1% de las personas mayores alcanzaron la primaria como máximo nivel educativo y 15,2% alcanzó un nivel de educación superior. Además, 60,5% de las personas mayores no saben usar internet.
En cuanto al sistema pensional, la investigación señala que solo una de cada cuatro personas recibe pensión y la cobertura es mucho menor en el caso de las mujeres.
“El país necesita reformar su sistema pensional de tal manera que pueda llegar a más personas. Para tener cobertura universal, además de fortalecer las pensiones contributivas, se deben robustecer programas como Colombia Mayor y los Beneficios Económicos Periódicos, Beps. Ahora bien, el sistema pensional no es el único mecanismo de protección económica para enfrentar la vejez. Se debe incentivar de manera complementaria la participación de las personas mayores en el mercado laboral y en la creación de emprendimientos”, afirma David Forero, investigador de Fedesarrollo.
Hoy, las personas mayores son mucho más activas y productivas. 43,8% de las personas entre 60 y 69 años todavía trabajan y 18% de los micronegocios del país son propiedad de las personas mayores. Eso muestra que la economía plateada debe ser vista como un sector estratégico para el desarrollo económico de Colombia, insiste la investigación. Y, sin duda, el futuro estará lleno de “mucho más individualismo y soledad”.
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