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El fondo de riqueza soberana saudi inyectó de sus petrodólares US$3.000 millones en el PGA Tour aunque también posee LIV Golf
Hace unas semanas, todo el que se siente atraído por el golf, tenía su atención o su televisor en el Players Championship, un encuentro que comenzó hace medio siglo, se ha considerado extraoficialmente como el quinto major del golf. El evento insignia del PGA Tour cuenta con un campo icónico, premios millonarios y lo más importante: las estrellas y promesas del momento. Pero esto último ya no es del todo cierto, detrás hay una historia del poder de los petrodólares del mundo árabe, comprando de todo a su paso, y cómo desde hace un tiempo llegaron hasta ese deporte.
Entre los eventos destacados del golf, ningún torneo se ha visto más afectado por la división del deporte. La mayoría de los mejores golfistas que abandonaron el PGA Tour para unirse a LIV Golf (la división que tiene detrás dineros árabes) todavía están logrando llegar a los campeonatos más importantes. Pero el Players Championship, careció de muchos de los mejores jugadores.
Según Data Golf, 41 de los 50 golfistas mejor clasificados del mundo compitieron en el Players de este año. Los nueve jugadores desaparecidos se unieron a LIV. En 2022, antes del lanzamiento del torneo competencia del PGA Tour, 49 de los 50 mejores jugadores en ese momento eran elegibles para jugar en el torneo.
El año pasado varios periódicos titularon por esta frase, sobre la situación del golf: “El dinero manda”. Con estas tres palabras Rory McIlroy resumió el estado de ánimo de la atónita comunidad golfística mundial al asimilar la noticia de que el circuito estadounidense del PGA se asociaría con los patrocinadores saudíes de LIV Golf.
Durante casi dos años, McIlroy actuó como portavoz del PGA e intentó frenar la huida de jugadores del circuito tradicional a la LIV, atraídos por los millones de los petrodólares. La LIV es competición independiente financiada por el Fondo de Inversión Pública (Public Investment Fund, PIF) de Arabia Saudita, el fondo de riqueza soberana del país.
Creada en 2021, la LIV puso patas arriba el cordial mundo del golf, desencadenando disputas legales y rompiendo amistades de muchos años. Sin embargo, hasta junio de 2023, le costaba conseguir una cobertura televisiva de primera magnitud y grandes acuerdos comerciales. Jugadores de la talla de McIlroy y Tiger Woods se mantuvieron fieles al PGA mientras el mundo del golf sufría una división tóxica.
Pero el acuerdo anunciado en junio del año pasado, el cual decía que los árabes a través del PIF inyectaron US$3.000 millones en una nueva entidad respaldada por el mayor circuito profesional de golf del mundo, llevará a la LIV a la cima del deporte. La potencia financiera del PIF de Riad (capital de Arabia Saudita), valorado en más de US$650.000 millones, se ha impuesto.
“El PIF es uno de los mayores fondos de riqueza soberana del mundo, así que ¿es mejor tenerlo como socio o como enemigo? Al fin y al cabo, el dinero manda, y uno prefiere tenerlo como socio”, dijo el mítico McIlroy tras el anuncio.
El acuerdo LIV-PGA es uno de los ejemplos más sorprendentes del creciente poder e influencia de los árabes y su gran fondo bajo la dirección del príncipe heredero Mohammed bin Salman, también conocido como MBS, pero es la punta del iceberg de un fondo que se ha reinventado en los últimos ocho años y ha cambiado el panorama de la riqueza soberana en el Golfo, ya que ha invertido cientos de miles de millones de dólares en el país y en el extranjero.
Para muchos, representa las ambiciones de Arabia Saudita y del príncipe Mohammed de echar por tierra el viejo orden de la nación y proyectar el reino a escala mundial. Y está cambiando la forma en que los inversionistas miran a Arabia Saudí, ya que su poder financiero está atrayendo a algunos que desconfiaban de hacer negocios con Riad, por sus crisis históricas de derechos humanos.
El deporte es uno de los 13 “sectores estratégicos” del PIF, en parte para ofrecer más opciones de entretenimiento a los jóvenes saudíes, pero también para promocionar la marca Arabia Saudita en el extranjero. Y qué mejor que hacerlo con el deporte de los poderosos.
En los últimos años, Arabia Saudita ha gastado decenas de millones de dólares para traer al país una miríada de acontecimientos deportivos, desde combates de boxeo hasta carreras de Fórmula 1. Hace dos años adquirió el club de fútbol inglés Newcastle United. Ahora gasta cientos de millones de dólares más, para atraer a su liga nacional a algunos de los mejores futbolistas del planeta, como Karim Benzema y Cristiano Ronaldo.
Pero la inversión en el golf otorga por primera vez a Arabia Saudita el control parcial de un circuito deportivo profesional. El PIF tendrá una participación minoritaria significativa en la nueva entidad que unificará las operaciones comerciales de la PGA, el DP World Tour europeo y la LIV.
Con la alianza entre la LIV y la PGA, los árabes han conseguido en dos años lo que EE.UU. tardó décadas en obtener a través de la PGA. “Decenas o cientos de millones de personas estarán expuestas a diario a las entidades saudíes”, señaló Simon Chadwick, profesor de deporte y economía geopolítica de la escuela de negocios Skema de Francia.
Los críticos dicen que este es el último intento de Arabia Saudita de “lavar deportivamente” su reputación, especialmente después de que el asesinato por agentes saudíes del periodista Jamal Khashoggi en 2018 convirtiera brevemente al país en un lugar de desconfianza “una paria global” como en su momento lo catalogó la revista The Economist.
Según Yasir al-Rumayyan, gobernador del PIF que será el presidente de la nueva entidad, “el objetivo de la operación es mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo y tener más eventos deportivos dentro del reino. Alrededor de 75% de nuestra población tiene menos de 35 años. Así que el plan tiene lógica, y también sentido desde el punto de vista financiero”.
El PIF refleja no sólo los objetivos a largo plazo de Arabia Saudita, según el especial “llegan los árabes” que publicó a comienzo de 2024, The Wall Street Journal, sino también la “arrogancia que ha caracterizado al príncipe Mohammed. Mientras que los fondos de riqueza soberana tradicionales del Golfo son reservados y revelan lo menos posible sobre sus carteras”, el PIF presume abiertamente de querer llegar a ser “el inversionista con mayor impacto del mundo”.
El objetivo del fondo árabe PIF, es superar la cifra de US$1 billón en activos gestionados en sólo dos años y alcanzar los US$2 billones en 2030. En comparación, el mayor fondo de riqueza soberano del mundo, el de Noruega, posee unos US$1,3 billones en activos, acumulados durante más de tres décadas, gracias al dinero del petróleo.
“El crecimiento del PIF se ha producido en tan poco tiempo que realmente no tiene parangón”, dijo Diego López, director general de Global SWF, que realiza un seguimiento de la actividad de los fondos soberanos.
La transformación del PIF comenzó en marzo de 2015, cuando el rey Salman declaró que el fondo estaría presidido por su hijo favorito: el príncipe Mohammed, que entonces tenía 29 años.
Hasta entonces, el PIF había sido un vehículo de desarrollo prudente, reacio al riesgo y con una única inversión internacional destacable, una participación en una siderúrgica surcoreana. Pero cuando el príncipe Mohammed tomó las riendas, el fondo “renació” y alteró radicalmente el apetito por el riesgo de Riad y la forma en que gestiona su riqueza petrolera.
Su primera inversión notable fue una de US$3.500 millones en Uber en 2016 y luego US$45.000 millones en el Vision Fund de SoftBank.
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