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El Banco Mundial sugiere que los más afectados serían los hogares de menores ingresos en economías avanzadas y en desarrollo
Con la reactivación económica tras la pandemia, ante la cual el mundo viene demandando cada vez más bienes, y ahora con la crisis desatada entre Rusia y Ucrania, los costos de los productos en el planeta se han acrecentado significativamente. Las economías de todos los continentes evidencian esta tendencia. Pero no a todos les pegará igual, y la población de menores ingresos tenderá a ser la más afectada.
El incremento de los precios podría causar estragos especialmente en los más pobres, como sugiere de manera preocupante un informe del Banco Mundial, liderado por Indermit Gill, vicepresidente del Grupo de Prácticas Globales de Desarrollo Equitativo, Finanzas e Instituciones (EFI) y Peter Nagle, economista del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del organismo.
“Esto puede mermar el valor de los salarios y los ahorros reales, aumentando la pobreza de los hogares. Pero los impactos no afectarán a todos del mismo modo, pues los hogares de bajos y medianos ingresos tienden a ser más vulnerables a una inflación elevada que los hogares más ricos”, se lee en el documento.
Lo anterior, se explica, entre muchas razones, porque los hogares de bajos recursos dependen en mayor medida de los ingresos no monetarios y de los salarios y transferencias, que suelen ser superados por la inflación. Mientras que el caso contrario es el de los trabajos independientes y las inversiones, dos renglones que predominan en los hogares de ingresos altos, y que tienden a seguir el ritmo de la inflación.
Tanto en economías avanzadas como la de Estados Unidos, como en las emergentes, como es el caso de Brasil, los salarios y transferencias en familias de bajos ingresos suelen superar 98% y 50%, respectivamente, como se ejemplifica en el análisis.
“La inflación es un impuesto regresivo que pagan especialmente las familias de bajos ingresos, ya que al incrementarse el costo de los productos, las familias tienen que pagar con un precio mayor”, asegura José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
Martínez agrega que a eso se suma al hecho de que el ingreso de estas familias regularmente es el de menor nivel, “entonces se reduce su capacidad de consumo y también se reduce el ingreso, en el sentido de que el salario ya no les alcanza”.
Yemen (31,5%), Angola (27,3%), Zambia (19,2%), Haití (15,5%), Sierra Leona (13,3%) y Liberia (11,8%), entre otros, son algunos de los países de bajos ingresos del mundo donde se refleja la tendencia significativa de la tasa de inflación.
Los expertos del Banco Mundial resaltan que la composición de la canasta de consumo es otro de los factores que presiona las desventajas de los hogares de menores ingresos. Mientras que en familias de bajos salarios, tanto de economías emergentes como en desarrollo, el gasto en alimentos es de más de 50% de sus ingresos, en el caso de hogares de altos ingresos, la cantidad es solo llega a 20%.
“Los hogares de altos ingresos pueden reemplazar fácilmente los bienes de mayor calidad por bienes de menor calidad en tiempos de crisis económicas. También pueden aprovechar mejor los descuentos en compras y ventas al por mayor. Normalmente, los hogares pobres no tienen esas opciones”, explicó Gill.
Lo más preocupante en la actualidad es, como advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hay indicios de que la inflación mundial se puede mantener alta “un par de años más” y que el impacto sería mayor en los países de bajos ingresos, como los de África; y los de ingreso medio, como los latinoamericanos.
Colombia y América Latina
En Colombia, el último dato del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) correspondiente al mes de marzo mostró que la inflación se ubicó en 8,53%, con un incremento de más de un punto porcentual en cada mes de 2022, frente al dato de diciembre del año pasado cuando la cifra fue de 5,62%. Y a esto se suma que el dato ha sido el más alto desde agosto de 2016 cuando el indicador terminó en 8,1%.
Antes de que llegara la pandemia, en el país 713.017 personas (9,5%) consumían solo dos comidas al día, de acuerdo con la autoridad estadística. No obstante, en febrero pasado la encuesta de Pulso Social reveló que la cifra de las personas que contestaron positivo a la afirmación de solo dos comidas al día se elevó a más de 2 millones de colombianos, 26,8% de los encuestados.
Los efectos inflacionarios han repercutido incluso en confianza de los consumidores. El indicador de Davivienda, cayó a -13,8%, cifra más baja que la alcanzada en febrero de -7,4%. “Esto se explica, muy probablemente, por las fuertes presiones inflacionarias en la canasta familias que experimentan los hogares colombianos desde hace varios meses”, aseguró la entidad financiera.
En el caso de Argentina, Martín Guzmán, el ministro de Economía, anticipó recientemente que se espera que la inflación de ese país supere 6% en el mes de marzo. Y vale aclarar que un sondeo de Reuters arrojó una mediana de 5,8% para el IPC de marzo, por arriba de 5,5% pronosticado entre analistas del banco central.
Perú, por su parte, registró en el tercer mes de este año la tasa más alta de inflación (6,82%) obtenida desde 1998 cuando el indicador se situó en 7,48%. Actualmente el país vive una desestabilización política y ha presentado situaciones de disturbios como consecuencia del aumento de los precios de los alimentos y los combustibles.
“Una serie de estrategias que se pueden seguir hoy es que los gobiernos destinen apoyos a estas poblaciones de escasos recursos y programas sociales para aminorar los efectos de la inflación”, anota el experto de la Unam.
Como asegura el FMI en su informe de si se mantendrá la inflación, “el estímulo agregado y la recuperación pospandemia con un apoyo mayor en las economías avanzadas, combinado con políticas monetarias laxas, pudo conducir a una inflación alta y persistente”.
En esta línea, medios mexicanos vienen resaltando, en línea con lo que ha dicho este organismo, que México es uno de los países que otorgaron moderados apoyos fiscales (1,7% del PIB), “lo que descarta que el origen de la inflación se encuentre en el estímulo agregado”.
Si bien los gobiernos han recurrido a subsidios para mitigar el impacto de la pandemia, y ahora de la inflación, en los hogares, el informe del Banco Mundial dice que tienden a dejarse durante demasiado tiempo, “lo que conduce a consecuencias adversas como menoscabar rápidamente el gasto en infraestructura, salud y educación”.
Por esta razón en la coyuntura recomiendan políticas de redes de protección social específicas, como transferencias monetarias, alimentos y transferencias en especie, programas de alimentación escolar, y programas de obras públicas.
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