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LR hace una recopilación de las diferentes apuestas que se están haciendo para mejorar la movilidad en el mundo
Bogotá es la ciudad con más estaciones y puntos de carga eléctrica; le siguen ciudades como Cali, Medellín y Pereira
El aumento en la demanda de medios más amigables con el ambiente, como el transporte eléctrico e híbrido, han generado una apuesta de las empresas distribuidoras de energía eléctrica por incrementar los puestos de carga en todo el territorio nacional, y del Gobierno, por seguir incentivando la movilidad sostenible.
La Ley de Vehículos Eléctricos expedida en julio de 2019 por el Congreso de la República estipuló que en tres años todos los municipios, excepto Buenaventura y Tumaco, deberán contar con cinco estaciones de carga, y Bogotá deberá tener 20 puntos.
En Colombia, según Electromaps, hay 47 estaciones de carga y 114 conectores, una suma bastante baja si se tiene en cuenta que hasta septiembre de 2020 ya se encuentran circulando más de 8.000 vehículos híbridos y eléctricos.
La capital del país es la ciudad con más estaciones y puntos de carga en Colombia. Cuenta con 17 estaciones y 41 conectores. Y, en sus alrededores, municipios como Chía cuentan con una estación y una sola una conexión, y Soacha tiene dos estaciones y dos cargadores.
Empresas como Enel X, línea de negocio de Codensa, ha sido pionera en la generación de infraestructura para la movilidad sostenible en la capital. Hasta el momento, le ha aportado a Bogotá nueve electrolineras con un total de 49 cargadores. Además, se encuentran reinstalando 11 puntos de carga en otras zonas de la ciudad, para un total de 60.
Otras de las ciudades con más electrolineras, según Electromaps, son Medellín con cinco estaciones de carga y 18 conectores, Cali con cuatro estaciones y ocho puntos de carga, Pereira con tres electrolineras y 11 conectores, y la capital del Tolima, Ibagué, con dos estaciones y siete cargadores.
Lugares como Popayán, Pasto, Sogamoso, Villeta, Armenia, Bello, Antioquia, Bucaramanga, Cúcuta, Envigado, Paipa y Soatá cuentan con una sola estación y cada una de ellas con uno o cinco conectores.
La oferta para viajar con vehículos eléctricos en el país aún sigue siendo muy baja. Hasta el momento existe la posibilidad de transitar de forma autónoma en la ruta Bogotá- Medellín, que es en donde se encuentra 95% de los vehículos eléctricos del país.
La empresa Terpel, con su incursión en el mundo de la movilidad eléctrica, viene siendo pionera en la conexión de esta ruta.
Terpel cuenta con dos estaciones de carga y una más en desarrollo. La primera, puesta en marcha en 2019, está ubicada en la estación Báscula a la salida de Bogotá por la calle 80. La segunda es la estación Terpel Montecristo, ubicada en Puerto Salgar, Cundinamarca. Y la estación de servicio La Garota, en Guarne, Antioquia, es la que se encuentra aún en proceso, pero estará lista en noviembre de este año.
Las esperanzas para poder viajar con vehículos eléctricos en todo el territorio colombiano siguen siendo alentadas por empresas como estas, pues en el interés por interconectar a varias regiones del país, Terpel informó la construcción de seis troncales y transversales que unirán a Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, el Altiplano Cundiboyacense, Bucaramanga, el Eje Cafetero, Medellín y Cali.
“De esta manera, en las próximas fases de nuestra estrategia de nueva movilidad, ubicaremos cargadores para vehículos aproximadamente cada 150 kilómetros en seis troncales y transversales distribuidas de esta forma: Cali-Bogotá-Santa Marta, Cali-Medellín-Cartagena, Bogotá-Bucaramanga, y Bogotá-Medellín”, explicó Wolfgang Levy, director de Nueva Movilidad de Terpel.
A medida que vaya aumentando la demanda de vehículos que dependen de este sistema de carga eléctrica, se irá generando más infraestructura alrededor de ella, pues hoy estos siguen representando 2,5 % de las ventas de autos nuevos en el país.
La movilidad eléctrica ha sido la gran apuesta de región, pues se calcula que para 2050 haya unos 200 millones de vehículos eléctricos.
Colombia incrementó sus emisiones de CO2 en 15% entre 1990 y 2010, pasando de un total de 245 millones de toneladas a 281,5 millones